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Contrariamente a lo que mucha gente piensa, el clima frío no tiene impacto sobre la prevalencia u origen de enfermedades reumáticas. Sin embargo, incrementa los dolores y molestias de las personas que sufren algún problema articular. Esto se debe a que las bajas temperaturas y la humedad hacen que los músculos estén contraídos y entumecidos, lo que ocasiona más contracturas y dolencias.
Para evitar recaídas en esta temporada, el doctor Óscar Chigne, reumatólogo de la clínica Ricardo Palma, aconseja a estos pacientes seguir con el tratamiento prescrito por el especialista, abrigarse de manera adecuada, evitar cambios bruscos de temperatura y aplicar calor local en la zona afectada siempre que el dolor sea constante. Si las molestias persisten, se debe acudir al médico para evitar mayores complicaciones.
Entre los factores ambientales que aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad se encuentran: edad, sexo (más común en mujeres), sobrepeso, desempeño físico excesivo, ejercicio inadecuado o actividades laborales vinculadas con la sobrecarga articular. Aunque la artrosis puede dañar cualquier articulación, por lo general afecta a rodillas, caderas, columna vertebral y manos.
Sus síntomas son dolor, rigidez, limitación funcional y deformidad. En ciertas articulaciones, como en las rodillas, las molestias y la falta de flexibilidad desaparecen inicialmente con los primeros pasos, pudiendo surgir de nuevo tras caminar una distancia variable. Generalmente en sus inicios, el dolor cede poco a poco con reposo.
TRATAMIENTO
Al ser una enfermedad crónica, no desaparecerá, pero puede controlarse efectivamente mediante tratamiento, que consiste en disminuir el dolor, retrasar la evolución de la patología, y mejorar la calidad funcional y de vida del paciente.
En este contexto, existen alternativas terapéuticas con un enfoque de estrategia personalizada según sea el caso: medidas físicas (control de dieta y peso, actividad aeróbica, fisioterapia activa y pasiva, así como apoyo ortopédico). Además de empleo de fármacos (analgésicos, antiinflamatorios, medicamentos de acción lenta llamados condroprotectores) y manejo quirúrgico reparador.
Para prevenir la osteoartritis se recomienda dos elementos importantes desde la infancia: dieta balanceada y actividad física regular, evitando el sobrepeso y disminuyendo las actividades que requieren un gran esfuerzo físico, como cargar objetos pesados, sobre todo si no se está físicamente preparado.
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