La presión arterial alta rara vez provoca síntomas, pero disminuye la calidad y la esperanza de vida de las personas que la padecen. Además, corren mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves si se infectan de covid-19. Felizmente el control médico y los hábitos saludables pueden mantenerla a raya.
Según cifras del año 2020 del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 21,7 % de peruanos de 15 a más años sufre de hipertensión arterial. Una enfermedad crónica que se desarrolla cuando la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias es más elevada de lo normal.
Existen dos valores en la tensión arterial: sistólica o máxima, cuando el corazón late o se contrae bombeando sangre; y diastólica o mínima, en el momento que el corazón se relaja y entra en reposo entre un latido y otro. Una persona es hipertensa cuando la medición máxima es igual o mayor a 140 mm Hg y la mínima, igual o mayor a 90 mm Hg.
La presión arterial por encima de los valores citados, no controlada o de larga duración puede provocar daños en órganos como el corazón, el cerebro, los riñones y los ojos. En casos graves, aumenta el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, aneurisma, insuficiencia cardíaca o renal, infarto al miocardio, ceguera y otras complicaciones.
Se puede vivir con hipertensión durante años sin saberlo. ¿La razón? La mayoría de personas son asintomáticas. En otras puede causar dolor de cabeza, cansancio, bochorno, náuseas, vómitos, ahogo, alteraciones en el ritmo cardíaco, hemorragias nasales, o mareo, síntomas que son minimizados mientras la enfermedad avanza silenciosamente.
La medición periódica de la presión arterial y el chequeo médico son indispensables para detectar la hipertensión a tiempo, evitar su avance o alertar en caso de posibles complicaciones. Junto con este seguimiento, EsSalud propone los siguientes hábitos:
- Reducir el exceso de peso y cuidar la cintura. La presión arterial a menudo aumenta con los kilos demás. Lo mismo ocurre con el peso alrededor de la cintura.
- Ejercicio físico. Unos 30 minutos de ejercicio –caminar, trotar, montar bicicleta, nadar o bailar–, la mayoría de días de la semana, ayuda a evitar o reducir esta enfermedad.
- Una dieta saludable y equilibrada. Se debe ingerir gran cantidad de cereales integrales, frutas y verduras; pescado varias veces a la semana y lácteos bajos en grasa. También, bajar la cantidad de sal, elevar el consumo de alimentos ricos en potasio, reducir la ingesta de grasas y azúcar, y evitar los productos precocinados congelados y procesados.
- Limitar el consumo de alcohol. Beber alcohol en exceso puede aumentar en varios puntos la hipertensión y reducir la eficacia de los medicamentos para esta enfermedad.
- Dejar de fumar. Ayuda a que la presión arterial regrese a la normalidad, puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y mejorar la salud en general.
- Evitar el estrés y la ansiedad. Es recomendable descubrir la causa del estrés y buscar una solución para eliminarlo o reducirlo, y realizar actividades que ayuden a la relajación.
- Buscar apoyo. Familiares y amigos pueden acompañar a la consulta médica, unirse al consumo de alimentos saludables, hacer ejercicio en grupo…
Adoptar estos cambios ayudan a disminuir la presión arterial y mantenerla baja, al igual que a mejorar el estado de salud general.
Fuente: EsSalud