Por Jorge Chávez Hurtado
El maestro Véder Rétiz Bedoya, “Chachico”, falleció un fático 09 de agosto del año 2012. Su muerte enlutó los corazones de su familia, amigos y admiradores de su invaluable obra cultural. El último hálito de su existencia fue en el hospital Almenara de Lima, tenía 79 años.
Han pasado once años desde que Huánuco se despidió de uno de sus hijos con espíritu creativo y de impronta imborrable en el mundo de la poesía y la música, cuya voz sigue resonando en sus canciones y cuyas letras siguen tocando las fibras más profundas de nuestros corazones
Los tratadistas afirman que sus canciones eran pinceladas de poesía que pintaban, con inigualable maestría, sus paisajes emocionales, retratando sus evocaciones e ilustrando el amor a su tierra natal, Huánuco.
Cada melodía era una extensión de su alma sensible, y sus versos afloraban desde sus pensamientos y sentimientos más sinceros. A través de sus canciones, nos transportaba a su Huánuco de ayer, nos hacía reflexionar sobre la vida, la experiencia escolar, el amor a la madre y nos inspiraba a comprometernos con el legado cultural de las generaciones y altas culturas que nos antecedieron.
Más allá de su habitual maestría y talento, este compositor y poeta también dejó una marca imborrable en la vida de quienes tuvimos la fortuna de conocerlo. Lo recordamos con su calidez humana, su espíritu noble, su humildad y su pasión por la poesía y la música. Era un huanuqueño comprometido con su profesión de educador y su arte, siempre dispuesto a compartir su experiencia y sabiduría con sus alumnos, amigos y familiares.
Once años después de su partida, su legado sigue vigente. Sus creaciones perduran en nuestra memoria y en los surcos sonoros de nuestros corazones. Cuando escuchamos sus canciones en los programas huanuqueñistas de la radio, nos invade una oleada de nostalgia, recordándonos la importante contribución que hizo en el fortalecimiento de nuestra identidad cultural.
En este onceavo aniversario de su deceso, desde la página Cultura Viva, rendimos homenaje al compositor y poeta que regaló su corazón a su tierra natal a través de sus versos y melodías.
Su ausencia física nos duele, sin embargo, su presencia espiritual y cultural nos acompaña en cada estrofa que nació de su inspiración. Sus versos, tan llenos de vida y originalidad, nos hablaron de nuestras propias experiencias y nos invitaron a reflexionar sobre la vida como un verdadero regalo de Dios. Estuvo al frente de sus programas de radio y era capaz de crear una complicidad única con sus lectores y oyentes, como si supiera leer nuestros pensamientos.
Su obra seguirá siendo bálsamo para los sufridos corazones y un canto de esperanza para aquellos que buscan y anhelan un Huánuco mejor.
Maestro “Chachico”, descansa en paz, mientras tus canciones parecen ser eternas en el alma de quienes te conocimos y admiramos con profunda gratitud. Que tu legado siga brillando en la memoria colectiva de la poesía y la música huanuqueña.
EVOCACIÓN
Autor y compositor: Véder Rétiz Bedoya
En horas de ensueño, mi mirada triste
recorre la orilla de mi juventud,
y surgen recuerdos de huertos floridos
de amores felices que aún viven en mí.
Ternura de antaño, caricia distante,
canciones ya viejas que aún viven en mí.
¡Huánuco, Huánuco!
tus noches bellas y perfumadas me hacen soñar.
¡Huánuco, Huánuco!
bajo tu cielo vuelve mi infancia y soy feliz.
En la mañana canta el jilguero,
el Sol radiante me da su luz,
de la campiña pollera al viento
viene cantando Natividad.
En el rocío de la alborada,
aguita fresca de mi alegría
porque en mi canto, paisano mío,
anuncia el día que ya vendrá.
¡Huánuco, Huánuco!
tus noches bellas y perfumadas me hacen soñar.
¡Huánuco, Huánuco!
bajo tu cielo vuelve mi infancia y soy feliz. (BIS)