Un artista conectado con la naturaleza

Un trozo de tela blanca, un bastidor vacío, óleos a medio usar, las cerdas de los pinceles peinados a la perfección, una libreta, un lápiz; son elementos que por sí solos son solo cosas. Pero el artista, el pintor, hace de esas, objetos sumamente valiosos para una combinación perfecta: expresar lo que con el alma no puede.

Pedro Ronald Jiménez Seijas, desde los seis años de vida, sabía lo que le gustaba: pintar. Su madre, Consuelo Seijas Landa, quien es artista plástica, vio en él desde muy pequeño cómo completaba con colores, las telas vacías. “Para mí, el arte es un puente que me transporta a un mundo lleno de magia y fantasía, en donde la naturaleza me brinda su paleta de colores”, comenta Pedro.

Nació en la provincia selvática de Tocache (San Martín), importante zona productora de cacao en el mundo. Desde muy pequeño, sus padres los llevaron a la Ciudad de la Bella Durmiente: Tingo María; en donde radica en la actualidad, mostrando su arte. “Me siento tingalés”, refiere el artista plástico.

Cuenta que pasó por varios talleres en su formación, pero, considera que su principal maestra fue doña Consuelo, su progenitora; ella se encargó de enseñarle sus dotes artísticos. “Ella pinta bonito. Perfeccioné ese arte practicando las técnicas de artistas internacionales, a quienes seguía por Internet, y de los que llegaban a la ciudad. Aprendí un poco de cada uno de ellos”, comentó.

Viajó a Lima para estudiar en la Escuela de Bellas Artes. También a Pucallpa, ciudad colonizada en la década de 1840 por misioneros franciscanos, ​​ ellos asentaron varias familias del grupo étnico shipibo-conibo con el nombre de Nueva Orán, pocas veces usado. En esa urbe aprendió el arte amazónico.

El arte y la técnica de crear imágenes aplicando pigmentos de color sobre una superficie, son un acto generalizado para los artistas plásticos; pero la idea de cada uno, los colores, diseños, lo que quieren expresar y de qué manera, es, en gran parte, lo que los diferencia. Cada pintor tiene su sello. El de Ronald, es el acrílico con efectos neón.

Su admiración al artista estadounidense, Jim Warren, conocido por las ilustraciones de portadas de libros y el arte de fantasía surrealista, desarrolló su estilo surrealista y visionario. “Aprendí diferentes estilos, los junté y creé el mío. Este tipo de arte me gusta porque es de otro mundo”, sostiene Pedro Ronald.

“El sueño eterno de la Bella Durmiente”, fue la primera obra que expuso en la Galería Ricardo Flores, en Huánuco. En el 2008, obtuvo su primer premio en el XI Salón Nacional de Pintura Contemporánea. “Cuanto pinto me conectó con la naturaleza, en cada cuadro pintado pretendo transmitir la fusión entre la naturaleza y el ser humano, para dar entender que somos uno solo”, resalta.

Pero, Ronald también es deportistas, mezcla la pintura y las artes marciales; es cinturón negro en el estilo Goju Ryu. El karate le da paz interior y confianza, con el cual controla sus emociones. La pintura hace que esa paz interior fluya en sus manos y queda expresada en el lienzo. “Cada vez que pinto siento que desaparezco de este mundo. La naturaleza es mi fuente de inspiración”, precisó.

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Durante el encierro por la pandemia por la Covid-19, pintó el cuadro titulado: “Luz de Esperanza”. En el 2021 participó de una exhibición artística en Egipto, donde presentó su obra pictórica titulada: “Diosa de la Naturaleza”, su inspiración y motivación ha sido una hermosa tingalesa por quien suspira y pierde el sueño. “Ella cree en mi talento y quiere que progrese”, confesó.

Ronald trabaja con tesón para que sus obras sean exhibidas en países donde sus cuadros sean valorados. “Quiero demostrar a las personas que haciendo arte puedo llegar muy lejos. Todos me criticaron por dejar mi carrera de contador para seguir mis sueños de artista. Sueño en convertirme en un artista que representa a su país”, reflexionó.

Jiménez Seijas administra la Casita del Arte, un emprendimiento que nació porque perdió su trabajo como contador público colegiado. Además, es un espacio para enseñar a los niños a pintar. “Hace dos años trabajo con niños, soy un apasionado por la pintura, a través de ello quiero transmitir el potencial turístico que tiene Tingo María y Huánuco”, menciona.

Ronald es miembro del Salón de la Fama, una sociedad de artistas que buscan talentos a nivel mundial y las obras se exponen con artistas de alto nivel. “Mi enfoque es convertirme en un artista muy reconocido, a pesar que el camino es muy difícil y sin contar con la ayuda suficiente, pero mi mente está enfocada en lo que quiero”, refirió.

En las galerías internacionales, las obras de Ronald están cotizados entre 5 y 10 mil dólares. Mientras que en el ámbito nacional entre 30 y 400 soles. En la actualidad, tiene una invitación para exponer su arte en Francia, una buena oportunidad para representar a Huánuco y Perú, pero necesita una bolsa de viaje de 14 mil soles.

ALGO +

En caso de que alguien desee visitar la obra de Pedro Ronald, puede dirigirse a La Casita del Arte, ubicada en la avenida Argentina n. ° 51, tercera puerta de la Universidad Nacional Agraria de la Selva (Unas) o contactarse al celular: 968550256.

(Cortesía Gorehco).

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