Por: Víctor Raúl Osorio Alania*
Cuentan que cierta mañana una tribu completa ingresó impelida por curiosidad a las cavernas, ingresaron por un lugar y salieron en otro tiempo y por nuevos lugares. La equidistancia calculada arroja docenas de kilómetros. Nadie sabe a ciencia irrefutable por cuánto tiempo viajaron en los socavones. Aquellos nómadas ya habían descubierto el fuego, ya sabían el secreto de mantenerlo prendido (usaban grasa de camélidos y cérvidos).
Baladí aturdimiento era notorio cuando salieron de las cuevas, ¡uf!, aquel aturdimiento quiso menoscabar a la invulnerable libertad. Los ojos fueron impactados por la luz de los rayos solares, pero mente, corazón, epidermis, arterias, el sistema óseo recibieron doble impacto al visualizar un contexto muy distinto, jamás percibido por algún pensante.
Algo o mucho de novedoso tenían en aquel espacio de puna, así concluyeron al observar el perímetro global de las concavidades y en el frontis parabólico de sus narices.
En aquellos momentos, la ropa puesta resultó insuficiente, poco, decir nada no es queja. ¡Qué frío! Inocencia, fuego, entusiasmo, averiguación abrigaban sus existencias. Claro, más tarde y en días postreros habilitaron elementos de la flora y fauna para vestirse. ¡Prendas nuevas, nuevos aprendizajes! ¿Quieren inaugurar mi chalina nueva?
Extensa nevada vestía como novia incólume a la zona, blanco inspirador. El meteorito frota sus manos en el pensamiento y las palmas de los visitantes hasta distender cualquier duda.
Nieve (hermana mayor de mis ancestros), / vivifica siempre el ecosistema, / siendo extraordinaria como gema / enseñas para ser buenos maestros.
Los oteros parecían llorar de alegría con tanta nieve, lagunas de espejo azul destellaban porvenir. Techo del Mundo, dijo el deslumbrante líder. Inhalando futuros insistió con su mitad perfecta: ¡¡Techo del Mundo!!
Cabeza y hombros asintieron los cerros por tan relevante propuesta. Ases vivenciales asoman por todas partes.
Segundos y minutos cero caos para vivir narrando y volver a contarlo con ánimo de gratitud, glosaron infantes.
La más anciana de la comitiva argumentó: Este grandioso día sucede a varias centurias para derivar en milenios verídicos y bien llevados.
Uno de los cielos que más quiero, no voy a modificar mi opinión, pudo oírse a una voz juvenil que tenía repulsa a las medias tintas.
¡Adiós vida errante! ¡He disfrutado contigo! ¡He conocido lugares inimaginables!
¡Nos quedamos aquí por voluntad propia! ¡Viva, Techo del Mundo! Esta villa no tiene parangón. Mi juramento: disfruté siendo errante, ahora, debo ubicar la cabeza en lo sedentario.
Aquellas intervenciones representaban el anhelo de la mayoría, según consta en los testimonios.
Los foráneos cruzaron la línea del entorno en modo visual. Más allá tildaban excelsos níveos (imponentes con la voluntad férrea de hechos cimeros), pequeñas elevaciones (humildes en propia grandeza) y espléndidas llanuras aupando al oxigeno mediante un epa vibrante. ¡Epa!
¡Todo natural! Exaltado verde y puro servía de alimento preferido a los animales herbívoros. Ellos sabían por cultura general que los otros matices del verde aromático tienen vínculo y alimentan de modo directo o indirecto a carnívoros, omnívoros, frugívoros y al propio ser humano. Elocuente pizarra de la vida estaba a consideración de los recién llegados.
Waywash le diremos porque tiene similitud irrebatible con ardilla (garduña o comadreja), dicha cordillera va de norte a sur por más de cuarenta kilómetros.
¡Quedó aprobado por unanimidad, previamente desecharon dolores! ¡Las ardillas hicieron fiesta al otro lado del río!
Waqurunchu o colmillo de nevazo será ha pedido de pichuychankas, wachwas y de la propia naturaleza.
¡Aplauso prolongado autenticó la iniciativa surgida en el pretérito existencial! ¡Waqurunchu nació despacito sin prisa, pasito a paso, gotita por gotita!
El azar y la prisa no van con nosotros, tampoco somos émulo del vaso vacío. Por ello, sigamos nombrando a los recursos naturales según sus propias características.
Hubo consenso porque se conocían desde niños. La comprensión era incienso perfecto. A este hallazgo consideraban su mundo y universo; probada y suficiente levedad con profundidad en vuelo y permanencia. ¡Bien dicho!
Ahí, en ese lugar que tenía a la pureza como aureola había lagunas interconectadas y de caída sutil conducente hacia el Chinchaycocha, lago en la meseta del Bombón. Conscientes albercas permitían a la biósfera explicarse flora y fauna. Lagunas haciendo consonancia por tiempos vivibles y bebibles.
Convencido propongo que sea Yanamate (laguna en forma de recipiente negro), sus aguas tienen comunicación con vuestra propuesta, adelante compañero.
Pongamos Chaquicocha o laguna que baja su caudal en verano, a ese recurso que está al pie de nosotros.
La estirpe más longeva fue sonsacada a liderar aquel espacio geográfico, en su homenaje idearon Patarcocha o laguna de Patar, eran dos fuentes conexas de fondo incalculable.
Bajando por el declive morfológico de Techo del Mundo, pusieron membrecía a las otras lagunas: La Esperanza, Cabracocha, Quiulacocha hasta llegar a Chinchaycocha (lago de jaguares).
La emoción corría henchida por los aciertos en hidronimia (pondera lo acuático), zoonimia (denominación de animales), toponimia (designación de lugares), antroponimia (nombre de personas), fitonimia (estudia la nominación de las plantas).
Wayllay (floresta o ichu), es guardián del secreto pedrusco, toma el pulso real e ideal. Enviaron a Tayta Pukllay bajo la asesoría de su diosa y críos. Accedió con tal de incomodar a la nostalgia.
Infaltable Rakumarka (pueblo de la lluvia), levanta o ayuda a levantar perspectivas por hechos llevaderos. Mirador natural que domina la planicie de Bombonmarka y poblados lindantes que nacieron tras reputación ejemplar. Ninagaga (fuego en la peña), Vicco (alude a los yanavicos), Opamayo (río silente), Pari, Óndores (deriva de cóndores), Junín (llanura), Wayre (de huayra o viento), Carhuamayo (de Qarwamayu o río amarillo).
Denominaron Pascuum (tierra promisoria) a todo este territorio que aglutina distritos y provincias. Yauricocha (laguna azul) endilgaron al sitio por donde llegaron, siendo Pariajirka uno de las colinas protectoras.
Pasaron días, almanaques inauguraron. El comité explorador tenía el informe listo. Hay vetas cercanas con recursos polimetálicos y extendiéndose a terruños distantes.
El muqui pide respeto por sus feudos de Qolqe Jirka (Cerro de la Plata o Colquijirca), hállese al sur; al norte abunda carbón en Goyllarisquizga (donde cayó la estrella), al oeste Jumasha (guarda vanadio)…
La etapa prenatal se hizo persona mayor, pero teniendo imaginario juvenil existieron apacibles y risueños. El tiempo no tiene alas y sabe volar. Aquella gente decidió retornar por donde llegaron y nunca más fueron vistos. Hagan conjeturas. Fueron al centro de la tierra, ahí tienen raíces genéticas. Llegaron a estas tierras con el objetivo de investigar. Hacendoso clan tiene la explicación doctrinaria por haber descubierto el emporio Techo del Mundo.
*“El Puchkador de la Nieve”