
Por: Víctor Raúl Osorio Alania*
Aquel fructífero invierno aplaudía para que los árboles meneen a la naturaleza desde las egregias montañas hasta las insondables aguas, de ese modo, se alistaban para sobrellevar el sesudo otoño y disfrutar en genuina primavera, de ahí, por orden lógico, arriba la época estival con un sinfín de sucesos conocidos y por conocer.
Un par de voces acompasadas, muy bien entrenadas, llaman durante varias madrugadas y en las etapas del sueño (a costa de ello llamaremos encendidos sueños), a una de las personas más longevas del paraje.
¿Era un designio? Cantó el pucuysito y despertó entusiasmado con el corazón entre manos, ligero efectúo el plan de viaje. Supo llegar con prontitud eólica, mejor diré, casi con prontitud solar. ¿Cada ser humano tiene visiones y misiones?
Unas veces pudo sentarse con las piernas estiradas, otras, en cuclillas, incluso, estuvo decúbito dorsal y decúbito ventral, poco rato en pie.
El tiempo anduvo sigiloso imitando al nervioso viento, las venias hídricas fueron para las plantaciones de papa y cereales (habas, maíz, cebada, trigo, alverja, quinua, chocho).
Entredientes, primero, luego, con decisión rectilínea formularía su primera inquietud. ¿Quiénes son? La pregunta serena traería porqués, no tenía otra opción el visitante.
Los entes naturales hablaron y pusieron de puntas a la melena y las neuronas del reflexivo anciano.
Tranquilo, paisano nuestro. Él es Kunyaq, mi pareja ideal y real; yo, soy Sumaq Nunash, somos prodigio inequívoco.
El cielo relinchó y recordé que los antepasados del turista hablaban de aquellos entes que forman parte del mito, encontré datos en los diseños de mantas, ponchos, chompas, bufandas, gorras, morrales, incluso en la construcción de nuestras casas de barro y piedra.
A la luz de la toponimia, ¿qué significan vuestros nombres? Sumaq Nunash equivale a Bella Princesa o Hermosa Persona. En tanto, Kunyaq provendría de Kunyay (trueno, lengua de fuego).
Sumaq Nunash, única ante un otero,
Cunyaq, buen amante, mejor obrero.
¿Dónde está ubicado vuestro hábitat? Cerca o bajo la luz de los Andes, descolgado con atiborrados celajes, en la distancia correcta del sol somos uno contra cualquier malquerencia.
Preguntando algo se vuelve cuando vas de curioso, ¡beba de dicha fuente!, conversación brota desde lecciones que fascinan, ¡me inscribo en el acto!, quedará animoso entre esa pradera y montaña verdosa, ¡laureles van hacia ella y él!
¿Cuándo es la fecha propicia para visitarlos? Cuando dispongan de tiempo, traigan mucho entusiasmo para elevar la autoestima y estima de bióticos.
Por si acaso, por si acaso no más, el 29 de junio es día predilecto de muchos lugareños y foráneos.
«Vida hecha flor transmite dicha zona», / fulgura como estrella juguetona.
¿Cuáles son las actividades que patrocinan el 29 de junio? Visita guiada por los vestigios (damos a conocer hasta los detalles más minuciosos), sacian antojos con platos típicos, danzan Mama Raywana, Llama Tarpuy, Chunchos, Rucus, Pallas, Tuy-Tuy, Auga Danza…
Las danzas representan ciclos vitales, usos y costumbres propias y adoptadas, amores de ayllus, estaciones productivas para aprender.
¿Cómo describen su ubicación en la cosmogonía? Kunyaq cuida por mi libertada siniestra, hasta ahora lo hace con prodigalidad, informó Sumaq Nunash mientras verificaba el crecimiento de las plantas medicinales.
Si usted prefiere, hermano de níveas canas, digo: Sumaq Nunash surca hacia mi diestra, diciendo ello se puso a levantar un septeto de piedras labradas que habían caído del centro arqueológico preinca.
La inspiración según vuestra sapiencia / retalla como suntuosa paciencia.
¿Cuántas hectáreas ocupa cada quién? Sumaq Nunash domina en 40 mil metros cuadrados o 4 hectáreas, fue terminante Kunyaq sin dubitación. Las bandadas hicieron coro de afirmación.
Kunyaq tiene más hectáreas, por cuestión de estrategia geopolítica no voy a precisar, con reserva intervino la orquídea primaveral y colocó las tersas manos sobre los colmados hombros de su pareja.
El cielo estaba pelirrojo que parecía no necesitar quitamanchas.
No intentaré saber si no quieren, empero, pueden corroborar o negar algunas inferencias que surcan por mi hipotálamo: ¿Por qué tienen la virtud de hablar conmigo? Obvio, les agradezco por semejante privilegio. Porque somos hechura perfecta, inagotable, duradera de la Pachamama y de los apus tutelares.
Además, porque eres humilde y sopesas muy bien entre pensamiento y discurso. Hay varios en la comarca, conserven dichos valores y podrán escucharnos en eufonía de ritmos nativos.
Aciertos rondan tras el parlamento, / ¿habrá otros que superen el intento?
¿Qué pasará con mi comunidad y familia? Si hacen bien su tarea en sus respectivos oficios y profesiones van a trasuntar más allá de la existencia terrenal, sus hechos hablarán; y, nosotros vamos a cuidarlos con su inherente legado cual sutileza matinal, como si fueran matices del crepúsculo sin lamentos.
El futuro preocupa, seguro, no cabe la menor duda, sin embargo, de cómo estamos cuidando el presente servirá para salvar el pasado del futuro. Acciones son buenas razones, digamos: ¡Yo pertenezco aquí!
¿Para qué fui convocado? ¡Ah!, para que escribas sin contratiempo sobre nuestra existencia y aprendan a respetar nuestro hábitat, muchos lo hacen a regañadientes. Añadió ligera: manirroto nunca estarás.
Quizá no te crean, pero continúa para adelante, nosotros haremos eco. El anciano quedó turulato, los ojos crecieron dentro de su propia órbita, supo disimular la incertidumbre con nuevos versos:
Hay más de un encargo inferencial / para que se oiga en tono coloquial.
La consulta del estribo llegó con pasodoble simulado sobre imaginaria hojalata, tenía vínculo metacognitivo o crítico reflexivo, véase remanso de cauce creciente.
¿Qué opinan del comportamiento humano? ¡La ecología exige cuidados denotativos y connotativos! Intervino resolutamente Sumaq Nunash, la cabellera flameaba y se congraciaba con los rayos solares.
Somos parte de la biodiversidad, también sentimos flagelos cuando horadan de forma inmisericorde nuestras entrañas, ¡sí que duele!, Kunyaq atildó la convicción de su interlocutor.
«El campo es santo / la ciudad no tanto», el adagio fue dicho al unísono, reverbera sin estigma. En ese intervalo, la lluvia ingresa y riega toda convicción.
Kunyag sostiene montañas que elevan sus miradas hacia el infinito, en tanto, Sumaq Nunash echa raíces continuas para conservar el ecosistema.
Este momento sepa perdurar, / este pacto que sea un batallar, / este lar inédito es lindo hogar.
*“El Puchkador de la Nieve”
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REFERENCIA
Osorio, V. (2023, jueves 6 de julio). ¡Sumaq Nunash! (¡Bella Princesa!). Tu Diario de Huánuco, p. 12
Esbozo de Lesly Yesenia Quiroz Gómez, estudiante del IESPP “Hermilio Valdizán” de Ripán.