Por: Jorge Chávez Hurtado
En el corazón de la ciudad de Huánuco, donde los cerros de Rondos, Marabamba y San Cristobal abrazan la esencia del pasado y los ríos Huallaga e Higueras danzan al ritmo de las historias que fluyen, nació un día como hoy, 28 de febrero de 1956, un alma destinada a hacer vibrar las notas de la tradición huanuqueña. Luis Gamarra Chaupis, hijo de Santiago Gamarra Gonzales y Rosalía Chaupis Aguirre, se erige como un auténtico huanuqueño, arraigado en la rica tierra que lo vio nacer y crecer.
Su pasión por la música huanuqueña es como un río que fluye desde las raíces de su infancia, donde los acordes resonaban en las calles de la primera cuadra del jirón Dámaso Beraún. La melodía de su vida comenzó a tomar forma en la Escuela N° 32006, conocida como LA CRUZ BLANCA, donde los primeros maestros sembraron las semillas del conocimiento que florecerían en un futuro brillante.
Los recuerdos cariñosos de su juventud se entrelazan con los años de estudios en el Colegio Industrial Hermilio Valdizán N° 019, especializándose en Motores. Desde vendedor de frutas y golosinas en los días tempranos hasta chofer profesional en rutas que conectaban Lima, Huancayo, Huánuco, Tingo María y Pucallpa, cada experiencia moldeaba el camino de Luis hacia su destino musical.
Pero la sinfonía auténtica de su vida se encuentra en el corazón de la música. Desde sus días de juventud, Luis Gamarra Chaupis danzaba por la vida con alegría y gracia. Su incursión en el mundo del espectáculo lo llevó a compartir el escenario con leyendas como Flor Pucarina, Pastorita Huaracina y Flor de la Oroya, tejiendo así una conexión eterna con la música tradicional huanuqueña.
Bailarín, cantante y eventualmente, maestro de los vientos, el “El Príncipe del Huallaga”, su primer nombre artístico, emergió de la Plaza de Armas con una nueva pasión: la ejecución de instrumentos de viento, guiado por la inspiración de los maestros Nicolás Miller, Joaquín Chávez y Florencio Marcellini.
El maestro Ernesto Sánchez Lombardi, director de La Mera, Mera, guió sus primeros pasos musicales, llevándolo a integrar varias bandas emblemáticas de Huánuco, como Los Pillco Mozos de Nicolás Miller Figueroa, Los Hermanos Rosales, y la banda de Francisco Solano y sus hermanos. Pero el verdadero hito llegó el 28 de febrero de 1979, en la fecha de su natalicio, cuando fundó su propio legado musical: Los Caballeros de León de Huánuco.
Recordando con especial gratitud a los pioneros que dejaron su huella en la banda, como Augusto Tucto, los hermanos Gayoso, Nelson Miller, Francisco Solano, Victor Ávila, Nael Deza, los hermanos Príncipe, entre otros, Luis Gamarra Chaupis ha presenciado el crecimiento y la evolución de su creación a lo largo de diversas generaciones de músicos.
Casado con la huanuqueña Lita Solano Trujillo y padre de siete hijos, Lolita, Rosario, Julia, Giuliana, Wilder, Lizbeth y Narda. Luis Gamarra Chaupis no solo lleva la melodía en lo más profundo de su corazón, sino también el compromiso de preservar y enriquecer la música huanuqueña. Con cada nota, cada acorde, se compromete a trabajar incansablemente, mejorando su salud, para asegurar que la riqueza musical de Huánuco perdure, resonando en el alma de las generaciones venideras.
En un mundo que cambia rápidamente, Luis Gamarra Chaupis y Los Caballeros de León son el faro que ilumina el camino de la autenticidad y la pasión, recordándonos a través de su legado que la música no es solo sonido, sino el latido mismo de un Huánuco que se niega a olvidar sus raíces. El maestro de maestros invoca a las instituciones educativas públicas o privadas otorgarle un espacio laboral para seguir contribuyendo con la formación de nuevos valores en el mundo de la música huanuqueña.