HUÁNUCO DEL AYER
Visitando a nuestros finados, todos ellos sepultados en el Cementerio “Augusto Figueroa Villamil” de la histórica ciudad de los Caballeros de León de Huánuco, allá por los años 80, casi siempre observe al ingreso de este campo santo, algunas personas se persignaban y prendían sus velitas, antes imploraban algunas oraciones por el descanso eterno de una “almita olvidada”, según ellos era un “soldado desconocido”, asesinado cobardemente, pero milagroso.
Indague quien era esta “almita” que era venerada por personas que buscaban “justicia”; así fue, en medio de conversaciones y averiguaciones, logre llegar a una verdad, en este cementerio se encuentran enterrados dos héroes, uno de ellos fue Presidente del Perú, este hecho me entusiasmo, era una “exclusiva” y hoy deseo compartir con ustedes.
ANTECEDENTES
Los hechos históricos se remontan hacia el 28 de febrero de 1865, cuando el coronel Mariano Ignacio Prado (huanuqueño); para aquel entonces era, prefecto de Arequipa, quien lideró todo un movimiento de protesta contra el “Tratado Vivanco-Pareja”, porque lesionaba los intereses de la nación, generando una revolución nacionalista, reconocida como “restauradora”, inmediatamente se puso al frente del Ejército Restaurador, secundado por los coroneles Domingo Gamio (arequipeño) y Mariano Herencia Zevallos (cusqueño), entre otros, con quienes marchó con dirección al Cuzco, Ayacucho y luego a Lima, hubo enfrentamientos militares, logrando salir airoso, a las horas tomaron el Palacio de Gobierno, posteriormente derrocaron al general Juan Antonio Pezet, presidente del Perú́, luego deportado a Europa, siendo designado presidente del Perú el coronel huanuqueño, quien declaro la guerra a España, logrando la victoria nacional en el Combate de Dos de Mayo, expulsando de esta manera a los españoles.
Posteriormente el coronel Mariano Herencia Zevallos en 1867, resultó elegido presidente del Congreso Constituyente. Bajo el gobierno de José Balta, quien fue asesinado, asumiendo el cargo de Presidente Constitucional del Perú, de forma provisional desde el 27 de julio hasta el 2 de agosto de 1872, fecha en que entregó el mando al elegido presidente constitucional Manuel Pardo y Lavalle; a los días fue acusado de conspirador, capturado en la ciudad arequipeña conjuntamente con el coronel Domingo Gamio en el mes de diciembre de 1872.
El gobierno de Manuel Pardo, les encomendó una supuesta misión que deberían cumplir en la frontera con el Brasil, en la realidad era una deportación, ambos militares no aceptaron la orden, de inmediato solicitaron su baja, pero no fue acatado; sin embargo, mediante un documento supremo emitido el 24 de diciembre de 1872 se les “ordenó” cumplir estrictamente la misión.
Los militares Herencia y Gamio fueron capturados en Arequipa, luego trasladados bajo la custodia del coronel Manuel Segundo Cornejo al mando de un contingente de guardias, emprendieron marcha con dirección a Iquitos. El 2 de febrero de 1873 ya la comitiva se encontraba pernoctando en la hacienda “Mercedes” de propiedad de don Emilio Holguin, ubicado en el sector Chinguangala en medio de la montaña, distrito de Chinchao, provincia y departamento de Huánuco.
Según el sargento mayor Manuel J. Cornejo, quien da cuenta: “aproximadamente a la media noche del 2 de febrero de 1873, el coronel Domingo Gamio se enfrentó a los celadores, quienes lo vigilaban, haciendo uso de arma de fuego, posteriormente fue victimado, por intentar huir”.
Pero surgió́ inmediatamente una versión: «el coronel Cornejo jefe de la patrulla tuvo una vieja rencilla contra Domingo Gamio, razón que motivo para victimarlo cobardemente a traición, simulando una fuga”. La población peruana reaccionó y culpó de los trágicos hechos al presidente Manuel Pardo, recibiendo fuerte cuestionamiento del Congreso de la Republica como de la prensa nacional.
Luego de un proceso sumarísimo, fueron condenados por el asesinato al sargento mayor Manuel Segundo Cornejo, así como los guardias Julio López, Domingo Rodríguez, Julián Huerta, José La Rosa, Mariano Zavala y Francisco Alva; el primero fue condenado a doce años de penitenciaría y los seis últimos a quince años.
El semanario La Campana, decía al respecto… “La honra nacional escarnecida, la virtud y la justicia ultrajadas; la sangre de los coroneles Mariano Herencia Zevallos y Domingo Gamio, exigen venganza; el patriotismo la decreta y el pueblo debe cumplirla”. Asimismo, llamaba al pueblo a alzarse en armas contra el Presidente Constitucional.
A los días fueron traídos y sepultados ambos coroneles en el Cementerio General de Huánuco de forma clandestina, uno de los nichos se encuentra discretamente ubicado en la parte alta del pabellón de ingreso, mientras el otro casi al ras de la vereda del campo santo, en la margen derecha.
A los años posteriores, el cuerpo del presidente del Perú Mariano Herencia Zevallos fue trasladado a su tierra natal a petición de sus familiares, mientras permanece casi “oculto” y olvidado los restos del revolucionario héroe nacional Domingo Gamio, un hombre estimado, admirado y recordado por su pueblo de Arequipa.
LEYENDA
Si “buscas” justicia anda al cementerio, prende tu velita y pide al “soldado desconocido” para que interceda ante Dios y puedes lograr el milagro manifiesta Roberta, una mujer ruda campesina quien está al frente del nicho orando mentalmente, mientras otros colocaban como ofrenda hermosos ramos de flores en señal de “agradecimiento”, pero ¿quién es el soldado desconocido?, nuestra fuente manifestó: “el coronel Mariano Herencia Zevallos ex presidente del Perú, años atrás estuvo sepultado en este nicho, él es el soldado desconocido, sus familiares se le llevaron a su pueblo natal”, pero también otros certifican que es Domingo Gamio. En fin, son versiones que se tejen alrededor de una historia. Llegando a expresar: “en ciertas noches de luna llena, claramente se ve una figura de un hombre con sombrero y capa negra que transita por la puerta del panteón huanuqueño, en especial por el primer pabellón de ingreso, camina raudamente con el rostro agachado, se escucha los tacones de sus botas, a los segundos desaparece”.
Pero hoy, esta tumba es concurrida, muchos llegan implorando alguna gracia, otros en agradecimiento de alguna bendición, ya tiene una legión de “devotos” este “soldado desconocido”.