PERSONAJES: Luis Raymundo Pajuelo Frías, genuino maestro

 

Por Víctor Raúl Osorio Alania*

 

 

Mi memoria quiere huir en tiempos arduos. ¿Adónde quiere ir? ¿Pretende seguir las huellas de los amigos que gozan del descanso eterno? Peino canas cual nieve que cubre nuestro paisaje natural, quiero llegar al nuevo día siendo grato con la gratitud, por ejemplo, siendo cabal con Luis Raymundo Pajuelo Frías, genuino maestro, dentro y fuera del aula (Cerro de Pasco, marzo 15 de 1945 – Lima, junio 9 del año 2020).

“Hora del cuento” (1997, 1ra. Ed.). Compendio de 9 propuestas literarias bajo el calor tierno del manto de la literatura infantil. Relatos de aquí, de allá y de acullá.

Leyendas: “Los tres toros”, “La murucata”, “Lágrimas de Potira”, “El barco negro”. En cuentos propone: “El pleito del pucupucu y el gallo”, “Un pirata sin piedad”. Añadido valioso: Los muquis (relato), El zorro y el cuy (cuento popular), Tía zorra y los peces (cuento folclórico).

“Ventana Abierta” (2004). ¡Abran persianas y ventanas para que ingresen los rayos solares! De similar forma, el juicio logra valioso incremento con “Ventana Abierta”, discurre la triada de autor, obra, lector. «Vivimos una crisis lectural. Su evidente síntoma es el divorcio entre la lectura y la comprensión. Como consecuencia experimentamos, a su vez, un distanciamiento entre el lector y el libro. Pues, la crisis lectural es también crisis de cultura y, sobre todo, crisis comunicacional» (N° 2, p. 2), enfatiza Lucho.

“Brújula del corazón”, perfil del profesor de literatura (2006). Libro de didáctica para quienes ejercen la literatura como vocación. Esto es, leer para escribir, escuchar para hablar. «Leer recreativamente es insertarse en el hecho literario. Esa inserción no es casual. Exige ejercitaciones previas, técnicas iniciales. Es decir, procesos lecturales [lectorales] que van de lo simple a lo complejo. Requiere, asimismo, el auxilio de un guía. De una persona con mayor habilidad lectora y mayor experiencia en la construcción del fenómeno literario» (p. 7), invoca el autor.

MI TESTIMONIO

Luis Pajuelo Frías, en el claustro universitario, vivía con apasionamiento cada clase, pero ponía énfasis en la trama de tres obras, he aquí mi testimonio:

Cantar de los Cantares, 4:1-16. El rey Salomón expone todo su arte para conquistar a la reina Sulamita (La Mansa). «He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa; tus ojos entre tus guedejas como de paloma; tus cabellos como manada de cabras que se recuestan en las laderas de Galaad. Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas que suben del lavadero, todas con crías gemelas, y ninguna entre ellas estéril. Tus labios como hilo de grana, y tu habla hermosa; tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo…». Hacia pausa entre verso y verso para enlazar con datos de otras materias.

“La divina comedia” de Dante Alighieri. El cabalístico número tres llamaba su atención y cohesionaba con el canto uno: «A mitad del camino de la vida, / en una selva oscura me encontraba / porque mi ruta había extraviado…». Atónitos y contentos escuchábamos la explicación, con reforzamiento de sábados y domingos, ¡valió la pena! Lucho Pajuelo Frías relacionaba lo leído con la vida de Jesucristo, el 33 como edad peligrosa, a veces ocurren extravíos o encuentros. Bajo la lupa literaria, véase la influencia de “La divina comedia” en su obra “Oro y cenizas”.

“Madame Bovary” de Gustave Flaubert. «Lo cucufato no ayuda en el análisis literario», impetraba Luis Raymundo, añadiendo en el acto: «analicen el porqué del comportamiento de los personajes, contrasten escenarios (el francés con el peruano, por ejemplo)».

Más de una vez cantamos huaynos y mulizas, admiraba y promocionaba el huayno “Huérfano suelo” (1929): «Huérfano suelo querido / pronto, pronto te hundirás, / hoy en ruinas convertido, / mañana nada serás. // Todo tu suelo acabado / cual profunda sepultura, / donde serás enterrado / cumpliendo tu desventura…».

Autonomía en el interín, preguntas con respuestas palmarias hallaba en el tema “Añoranzas” (1932): «¿Dónde están aquellos tiempos / de tu brillante esplendor, / en que jamás el dolor / pudo vencer tu grandeza? // Ya ni las carretas ruedan / por tu socavado suelo; / todo es dolor, todo es duelo / para tus hijos que quedan…».

De tanto en tanto, con amigos íntimos, prefería glosar “Zamba de la Candelaria” de Los Chalchaleros: «Nació esta zamba en la tarde, / cerrando ya la oración, / cuando la luna lloraba, / astillas de plata, la muerte del sol…».

ANÉCDOTAS

En el Centro “Labor” (1981). El Grupo Teatral y Cultural “Lamparita”, en Labor, tuvo el aliento de Luis Raymundo, él pudo comprometer a Rubén Mendoza Romero, declamador innato, Rubi Cárdenas, Cirilo Janampa, Víctor Alfonso Rojas Ayala, Eduardo Carhuaricra Meza, Wilfredo Silva Ponce, Leonidas Santiago Mendoza y vuestro servidor, juntos lograron aprendizajes en teatro, declamación poética, mimo, canto, música, programas en la radio; “perdimos miedo y temor” y pudimos elevar la lectura global (lectura de la realidad, lectura de imágenes y lectura de textos). Se daba tiempo para revisar los guiones de creación colectiva, también para orientar a cada actor y solía citar a Bertolt Brecht para hacer metacognición.

En la UNDAC (Pucayacu, 1984).  ¿Cómo va el asunto de nuestras notas, profesor?, interrumpe y consulta un maestro en formación. Suspenso hilarante. Joven, ahí tiene el registro, proceda usted, parece que tiene prisa. Evaluaba la sustentación de obras literarias, por supuesto, la creatividad con actitud crítica.

En la Dirección Regional de Educación Pasco. Luego de juramentar como director, los especialistas (de forma individual) dieron a conocer sus dotes y uno de ellos ingresa con el oficio listo para que firme el titular de pliego.

¿Puedo utilizar su lapicero rojo?, señor especialista.

Señor director, se firma con azul.

Me permite. El epígrafe del año va entre comillas y con mayúsculas, corrija, por favor; nombre de días y meses se escribe con minúscula, salvo que vaya en el inicio de la oración; el oficio hay que redactar en singular, porque voy a firmar solo, corrija, por favor… Dicho especialista llegó a estimarlo y vivía agradecido por la actualización recibida en una lección superintensiva.

Viajando a Yanahuanca. «Esa manada de ovinos tiene más civismo que otros seres», expresa en Chipipata mientras pasa en el vehículo. Su ironía y talento estaba presente, unas veces de forma espontánea y otras, reflexiva.

DESPEDIDA

Paradojas de la vida, Luis Raymundo, en ningún tiempo usó las redes sociales, no obstante, ha sido uno de los más citados en estas horas de aciago y meditación, con su ausencia le puso espíritu a la comunicación moderna. ¡Vale!

Luis Raymundo Pajuelo Frías, maestro y amigo, vamos a continuar en la lucha por pan y belleza, «vuestra muerte tiene gloria, porque tu vida fue emérita en todo espacio», de ese modo, «de vuestras cenizas nacen guirnaldas doradas que servirán como aureola y tea inacabable».

*“El Puchkador de la Nieve”

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