Luisa Tejada Segura: «Los correctores de estilo nos dedicamos a mejorar la calidad de un texto para que este llegue al lector de la forma más clara posible»

Por: John Cuéllar

 

 

 

Buenos días, maestra Luisa Tejada Segura. Con el debido respeto que su persona se merece, más por ser una autoridad en materia de estudios sobre Lingüística y Corrección de Estilo; en esta ocasión, queremos hacerle algunas preguntas.

Queremos iniciar esta entrevista con una pregunta muy frecuente: A la lengua que hablamos hoy, ¿es correcto denominarla “español” o “castellano”? Es una pregunta que genera siempre mucha polémica, sobre todo en España, ya que en los demás países hispanohablantes el debate pasa inadvertido. En España, sin embargo, genera controversia entre las distintas comunidades lingüísticas existentes. Imaginemos que en Perú la variedad limeña se convirtiera en “el peruano”. Esa denominación le daría un estatus a la variedad limeña sobre las demás variedades lingüísticas del país y causaría problemas de discriminación lingüística (tal vez más de los que ya puedan existir). Durante la dictadura franquista española, se prohibió el uso de las otras lenguas del país, como el euskera, gallego o catalán. Sus hablantes fueron perseguidos y duramente castigados. En este contexto, el castellano, hoy reconocido como español por razones de internacionalización, fue la lengua que se institucionalizó como lengua oficial y única en todo el Estado español, por cerca de 40 años. En la actualidad, las demás lenguas españolas son lenguas oficiales en sus respectivas comunidades y han adoptado un sistema educativo bilingüe, donde el español se imparte en todos los niveles educativos. Para comprender esta polémica, nada mejor que el texto El nacionalismo lingüístico. Una ideología destructiva, del lingüista español Juan Carlos Moreno Cabrera.

¿Qué lingüistas aportaron significativamente en el desarrollo de la ciencia del lenguaje? Muchos lingüistas, de diferentes escuelas, permitieron que la Lingüística ocupe el lugar que tiene como ciencia hoy. Es imposible hablar de Lingüística sin mencionar al suizo Ferdinand de Saussure, quien con su Curso de Lingüística general sentó las bases de los objetos de la Lingüística como ciencia; o al estadounidense Noam Chomsky, padre de la Lingüística generativa, quien rescató el carácter innato del lenguaje y realizó grandes aportes a los estudios de adquisición del lenguaje en los campos de la psicolingüística y biolingüística.

¿Qué tanto ha evolucionado el lenguaje en los últimos veinte años? La tecnología e internet han influido muchísimo en los cambios lingüísticos actuales. El lenguaje es como una moneda formada por dos caras: la lengua y el habla. La lengua cambia de manera más lenta, mientras que el habla es más perceptible a las variaciones y adaptaciones que hacemos, según los diferentes contextos en los que nos comunicamos. Así como en el siglo XVIII el francés fue la lengua de prestigio cultural, lo que motivó la inserción de varios galicismos en nuestra lengua, hoy en día el inglés, al ser una lengua internacional, ha promovido la recepción y adaptación de numerosas voces inglesas al español: sexi, panti, selfi, CD, DVD, entre muchas otras son ya parte de nuestro día a día.

 ¿Para qué sirve la lingüística en el mundo de hoy? Hoy, en esta sociedad tan versátil en la que vivimos, la Lingüística no es ajena a la tecnología y, gracias a esta suerte de simbiosis, existen disciplinas como la Lingüística computacional que ha hecho posible la creación de nuevas aplicaciones o programas por medio del procesamiento del lenguaje natural (por lo que Google es capaz, por ejemplo, de reconocer lo que le dices), o disciplinas como la Lingüística forense, crucial en los casos de pericias judiciales y casos de violencia, acoso o falsificaciones y demás delitos a través del análisis de la fonética y de los discursos escritos.

Además de ser lingüista, usted es correctora de estilo. ¿De qué se ocupa específicamente el corrector de estilo? Lo digo porque muchos creen que escribir bien solo tiene que ver con la ortografía y la gramática, ¿es esto cierto? Tiene que ver, pero constituyen solo la punta del iceberg en un texto. Escribir bien es transmitir con claridad lo que quieres decirle a aquella persona que va a leerte, obviamente, sin faltas ortográficas, respetando las normas gramaticales y redactando con coherencia y con un uso eficaz de los conectores discursivos. Escribir bien es comunicar, y eso requiere mucho más que dominar la ortografía de una lengua. Los correctores de estilo nos dedicamos a mejorar la calidad de un texto para que este llegue al lector de la forma más clara posible.

Insistiendo, en la actualidad, ¿cuánto importa la presencia de un corrector/a en las publicaciones de libros, sean estas impresas o digitales?, ¿por qué? Mucho. Porque se nota. Cuando un texto, sea físico o digital, se publica sin haber sido revisado antes por un corrector de estilo se advierten fácilmente no solo errores ortográficos o gramaticales, sino incoherencias discursivas, párrafos inadecuadamente cohesionados o erratas que obstruyen una lectura ágil y agradable. Aunque el escritor considere que “escribe bien”, siempre es necesaria la lectura de un especialista, un lingüista u otro profesional formado en corrección ortotipográfica y corrección de estilo.

¿El escribir bien solo es una obligación para todo estudioso del lenguaje o es una obligación general?, ¿por qué? Debería ser una obligación general, tanto para un estudiante como para un técnico o para un fiscal. Las administraciones públicas, sobre todo, deberían ser las primeras en dar ejemplo de cómo escribir bien, empleando un lenguaje claro en la redacción de sus documentos para que la ciudadanía sepa bien qué es lo que quieren cobrarles, descontarles o fiscalizarles en su último recibo o documento.

¿Cuán fácil o difícil es la tarea de la Real Academia Española, en nuestros tiempos? La Real Academia se creó bajo el lema de “limpiar, fijar y dar esplendor” a la lengua española. Hoy en día, la RAE ha asumido un papel menos regulador y más receptor de las nuevas incorporaciones léxicas, de las nuevas palabras y usos que se van asentando en nuestra lengua. Asumir que “el hablante es el que siempre tiene la razón” no le será muy fácil, pero termina por aceptarlo si advierte que son muchos los hablantes que se suman al nuevo “menú”.

¿Cuál es su postura, como lingüista, sobre el lenguaje inclusivo? Hace un tiempo escribí una nota sobre este tema donde describía los usos que se estaban dando en ciertos sectores y en ciertos países en los que tiene mayor aceptación, como Argentina, por ejemplo. En mi caso, no uso la x, @ o la e, pero es importante saber por qué, para qué y en qué situaciones comenzaron a emplearse y también es preciso aclarar que el lenguaje inclusivo va más allá de utilizar estas marcas o caracteres. Se trata de reconocer, cuando sea oportuno y confuso, la existencia del otro, particularmente del género femenino o de otros colectivos. La lengua nos ofrece recursos para ello: si nos referimos a maestros, donde también hay maestras, podemos emplear “profesorado”, “docentes” o términos similares para evitar la exclusión del género femenino. Al respecto, organismos como las Naciones Unidas, diferentes ministerios gubernamentales y universidades han redactado guías que sirven de modelo para hacer uso de un lenguaje inclusivo en textos administrativos, que pueden servir también en textos académicos o educativos. Nuevamente, considero que lo importante es comunicar tomando en consideración el contexto y el público al cual nos dirigimos.

¿Cómo ve el futuro de esta ciencia del lenguaje (la lingüística)? Creo que la Lingüística seguirá su camino hacia la interdisciplinariedad, explorando y generando nuevos ámbitos de investigación, por lo cual los lingüistas tendremos que estar en renovación constante, sin olvidar nuestro objeto de estudio central: el lenguaje y su relación con la sociedad en la que nos toque vivir.

Muchas gracias por su atención, maestra. Muchas gracias a ustedes por la invitación. Ha sido un placer.

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