La línea andina de Huánuco en la Batalla de Junín

 

Por: Pascual E. Alejo Rettiz

 

En esta celebración de los 200 de la batalla de Junín, es necesario recordar no solo la participación de los pueblos libre de América que para entonces, estaban en el Perú sumándose al Ejercito Unido Libertador, empero que de los hombres naturales, de los arrieros y campesinos de aquella época, que brindaron su aporte ya por el mando del hacendado o terrateniente, o por el “grueso reclutamiento” de los hombres, que dejando sus tierras y familia, estaban en la línea andina denominado “los guerrilleros de vanguardia”, que para el caso de Huánuco (centro del Perú), se encontraban, en todas las quebradas una de Huallanca, de Huamalíes, Huánuco, otro de Margos, Chaulan, Huacar, igual por higueras, amagando hasta Huariaca el mismo Libertador Bolívar, para volver a Huacar y desde ahí llegar a Yanahuanca, Rancas.

En toda esa línea estaban los valerosos veteranos y los bravos campesinos, que junto a los Batallones Bogotá, Húsares, y la caballería liderada por el Ingles Guillermo Miller, este último encargado por Bolívar de comandar a los guerrilleros en la jornada de Junín.

En estos días como aquellos de julio y agosto de 1824, también las iglesias y parroquias de todos los valles del Chaupiguaranga, el Huertas, Higueras, Huallaga, y Huariaca, recibían el 11 de julio, la circular cívico – militar, que desde el “19  del próximo mes, manden hacer rogativas públicas en las respectivas iglesias todos los vicarios y prelados regulares de su Departamento, por nueve días consecutivos para obtener la protección de Dios en pro de nuestras armas, las que con tal amparo, confundirán para siempre el orgullo español, dando la libertad a tantos pueblos. Lo comunico a V. S. para los fines consiguientes. —Dios, etc.— J. S. C.”, es por ello, que en este siglo y en los 200 años que se cumple, nos permitimos recordarlos también a quienes, consideramos los verdaderos libertadores de la patria, sin ese concurso de sus conocimientos y arrojo, no hubiera sido posible, lograr la victoria del 6 de agosto en la batalla de Junín en 1824.

A la fecha existen varios trabajos sobre las Batallas de Junín y Ayacucho de 1824, empero con fuentes repetidas, y que, casi nunca se tomó en serio la participación de los hombres y mujeres de los andes, al que llamamos campesinos y campesinas, del cual maternalmente descendemos, a quienes después de consolidar la independencia del Perú, lo encontramos participando en cruentas luchas internas, apoyando a varios caudillos ocasionales que deseaban ingresar a gobernar una patria dividida de aquel siglo XIX, entre criollos (hacendados) o los criollos de clase media e intelectuales, en ambos grupos era el hombre del campo, aquel soldado solicitado o requerido que los llevaban en primera fila para sucumbir por el apetito de poder del ocasional rebelde que enarbolaba ideales de “igualdad y de libertad”.

Finalmente, sean estas líneas que dejamos como registro a los pueblos valerosos, que hemos logrado estudiar en las fuentes primarias de los archivos históricos del país, que celosamente guardan, así como de las fuentes orales que conocen los caminos antiguos, que nos acompañan al paso del tiempo y que por donde hoy aun transitan, pero esta vez combatiendo a la pobreza, en algunos casos ser testigos de sus gobernantes que se corrompen en nombre de nuestra frágil democracia.

Hagamos todos, un alto en este día, y reflexionemos. La libertad que se consiguió, fue para vivir y convivir en armonía con todos, o solo sirvió para que una cúpula, o grupos de amigos nos gobierna, y gobiernan mal. Qué hacer?….

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