Por: Roger Rondón Bardón
La agravación de las condiciones climatológicas en el norte del Asia, hace miles de años, producto de las glaciaciones y desglaciaciones, finalizaron aproximadamente 4,000 antes de Cristo, tiempo que marca el inicio de un proceso de desecación en las altiplanicies del Asia Central, que posibilitó una inicial agrupación humana que organizó una primera existencia colectiva agricultora y cazadora, comenta el estudioso Guillermo Díaz Plaja en un capítulo de su obra “Las Grandes Culturas Sacerdotales”. Circunstancias climáticas, que provocaron migraciones humanas en la zona de Turquestán. Fenómenos naturales, nos señalan los paleontólogos, y geólogos, que dieron paso a movimientos migratorios, poblacionales, según los especialistas, que generó una nueva geografía, propiciando el nacimiento de los “pueblos – jinetes”, en las citadas regiones; luego surgieron, como lo asevera el geógrafo alemán Alfred Weber, “Las Altas Culturas Primarias Sacerdotales”: China, Egipto y Babilonia e India, que se caracterizaron por tener una clase sacerdotal dirigente, gobernante, cuya filosofía y política rendía culto a las fuerzas de la naturaleza : Relámpagos, truenos, fuego, agua, animales salvajes, principalmente, considerados temibles y misteriosos.
En esta parte del hemisferio occidental los cambios climáticos fueron evidentes, qué duda cabe, pues han sido patentes e inobjetables, desde Alaska a la tierra del fuego, y se graficaron con suma crudeza y fuerza en las estribaciones andinas, básicamente.
En el Perú, particularmente, en la costa central a orillas del Pacífico, surgieron y desarrollaron muchas culturas como Caral, la ciudad sagrada, la más antigua de América con 5,000 años de existencia, surgida a orillas del río Supe en el Pacífico, y Vichama, la ciudad agropecuaria, por excelencia en el valle del Végueta a orillas del Huaura; en tanto en la vertiente oriental del paquidermo andino aparecía la cultura Sacerdotal de Kotosh, en la región centro-oriental del país, específicamente en la zona Yunga, en el valle del Higueras o Mito, vallecito cálido y sensual, a poca distancia de Huánuco, capital, con una antigüedad de más de 4,000 años, al momento, pues de proseguir y profundizar excavaciones científicas arqueológicas, demostrarían inexcusablemente que la civilización de Kotosh, superaría fácilmente los 5,000 años de antigüedad.
Estas civilizaciones o culturas sacerdotales, sufrieron los embates de la naturaleza en tiempos paleolíticos, y con resiliencia resistieron con firmeza y sólidos argumentos la violencia de estos fenómenos naturales, producto de las alteraciones climática, creando inteligentemente estrategias de supervivencia que se demuestran en su arquitectura, el bajo relieve; agricultura, domesticación de alimentos y camélidos como en el caso de Kotosh, que les sirvió para su alimentación así como animales de transporte: llamas, alpacas y otros camélidos, que fueron domesticados mucho antes que los camellos y dromedarios de la región árabe, los cuales fueron domeñados hace 2,000 años. La diferencia temporal es evidente, en este caso, subyugante, e histórico, si contrastamos los hechos.
Cabe, además, subrayar el cultivo notable de alimentos frutales, como la palta, la lúcuma, el guayabo, la chirimoya, y el maíz que demuestran a las claras, su conocimiento agrícola y la técnica de los cultivos mencionados; demostrando al mundo que muchas de las exquisitas frutas serían originarias de Kotosh, Huánuco, pues sus semillas han sido encontradas, producto de las excavaciones y estudios efectuados por la expedición japonesa de la Universidad de Tokio. En este aspecto es muy importante interrogarnos ¿cuáles han sido los comunicantes para que la palta llamada «aguacate» por los mexicanos, conocieran esta exquisita fruta, recién el 2000?, pues llegó a México en esa época, especialmente, a toda Mesoamérica, como en el caso de cultura Olmeca, madre de las culturas centroamericanas, pues en el siglo XII recién se producen intercambios comerciales (trueques) entre Incas y Mayas.
La palta (aguacate), la lúcuma y el guayabo serían de origen de Kotosh
Planteamos la tesis que lo árboles frutales mencionados en el subtítulo serían originarios de la cultura Kotosh, basamos esta opinión en las investigaciones efectuadas por la Misión Japonesa de la universidad de Tokio, liderada por Seeichi Izumi, que descubrió las semillas de las frutas antes señaladas.
La arqueóloga Ruth Shady, entre otros aspectos de sus investigaciones de Caral, señala que: “El diseño de los espacios y edificios, revela que Caral fue un sitio sagrado, donde los rituales y ceremonias religiosas ocupaban un lugar central (…)”.
El Templo de las Manos Cruzadas de Kotosh en Huánuco, que se desarrolló en la margen derecha del río Mito o Higueras, afluente del Huallaga, igualmente, tenía su sitio ceremonial religioso que demuestra su vocación sacerdotal.
En esta apretadísima síntesis, al trazar una línea imaginaria de tiempo, si cabe el término, encontramos características comunes, y por cierto diferencias, entre las culturas de Kotosh, Caral, Vichama y otras que tienen sus centros ceremoniales, donde efectuaban sus ritos religiosos. Las culturales sacerdotales contaban con centros administrativos y económicos, pues así lo evidencian los estudios arqueológicos, paleontológicos y sociales que se han realizado, y aún se efectúan; sin embargo, es menester tomar en cuenta que, al finalizar la era de las desglaciaciones, este fenómeno, originó la ubicación de territorios más habitables, que dieron paso a los centros ceremoniales, entre otros aspectos.
El templo ceremonial de las Manos Cruzadas, y la cámara sagrada
El Templo de Kotosh fue un centro ceremonial, inobjetablemente religioso, lugar donde se realizaban ritos, según su cosmovisión y rendían homenaje a sus dioses, para lo cual utilizaron la Cámara Sagrada, constituida por un sistema de ventilación subterráneo, para que lo fogones instalados cumplieran adecuadamente, a efectos que la llama no se apague durante la ceremonia religiosa dirigida por el sacerdote.
Teresa Gonzales de Ruiz poetisa huanuqueña, refiriéndose a la Cámara Sagrada, en mención, en unos versos del poemario llamado «Caminos para el León», nos dice: «En el piso preinca/ hay 19 nichos y bajo uno de ellos/ están las Manos Cruzadas/ frente a la puerta se descubrió/ el altar donde se realizaban/ ceremonias religiosas/ el fuego debil arder/ en el hoyo del centro/ enla parte baja hay cavidades/ por lo que podrían haber pasado/ el humo para sus rituales/ intercomunicádose internamente…»
El templo ceremonial más mayor que posee Kotosh es una construcción que lo define como una cultura sacerdotal, pues los sacerdotes de la civilización de Kotosh, donde se ubica el Templo más Antiguo de América, desarrollaron ritos religiosos de acuerdo a. su cosmovisión.
Los hombres de Kotosh efectuaron una gran actividad agraria a punto de domesticar alimentos para su supervivencia, utilizando para tal fín herramientas líticas. Esta actividad importante estaba referida al cultivo del maíz, frijol, maní, ají, camote, calabaza, la palta, la lúcuma, el guayabo entre otros productos, que necesitan de una investigación profunda, lo reiteramos.