Por: Víctor Raúl Osorio Alania*
Arístides Juvenal Sánchez Lihón, cual célula familiar y de Santiago de Chuco, destaca como médico patólogo y artista plástico en pro de César Abraham Vallejo Mendoza, es una de las mentes lúcidas del Movimiento Cultural Capulí, Vallejo y su Tierra. Juvenal nació el 31 de agosto de 1941 en Santiago de Chuco. Hijo de Pascual Danilo Sánchez Gamboa y Luz Elvira Lihón Paredes. Hermano mayor de Fredy Danilo, Rosita Andrea, Sofía, Guillermo, Nancy, Jackeline, Luz Elvira, Belinda.
ENTREVISTA
Un hombre pasa con un pan en el hombro, composición de César Vallejo, destaca con versos inherentes al cuerpo humano. ¿Qué otros poemas tienen esas características humanas, por ende, existencialistas? César Vallejo en Trilce tiene la mayor cantidad de poemas que se relacionan con el cuerpo humano (órganos, aparatos, sistemas), también Poemas humanos. En cambio, Los heraldos negros son más de su familia, su pueblo, tiene ahí Terceto autóctono y una serie de composiciones referidas a su mundo andino, preincaico e incaico.
¿Juan Larrea Celayeta solo fue amigo de César Vallejo Mendoza o también de Pablo Picasso? De ambos. Juan Larrea fue gran amigo de Vallejo, lo conoció en España, pero Juan Larrea iba a París, era mucho más amigo de Picasso, en el sentido que le llevaba mucha información para su producción artística y le hablaba de su amigo César Vallejo. Picasso, en ese momento, era el máximo del cubismo (descomposición artística de la imagen). Guernica, obra cumbre de Picasso, tiene una paloma, un buey, un incendio, un niño, un caballo, todos los estragos de una guerra o destrucción; pero Vallejo escribe 15 o 16 poemas (hay controversia) de España, aparta de mí este cáliz que es la versión de Vallejo que ningún español ha hecho con tanta intensidad e inmensidad sobre el significado de la guerra civil española.
Nota del editor. Juan Larrea es autor de César Vallejo o Hispanoamérica en la cruz de su razón (1958) y Al amor de Vallejo (1980]).
Picasso muestra adhesión con pueblos avasallados a través del cubismo, en tanto, Vallejo mediante “España, aparta de mí este cáliz”. Usted lo hace con pintura verbal. ¿Cuántas pinturas al óleo ha dedicado a César Vallejo? Cerca de 40.
¿Por qué se debe reivindicar a Juan Domingo Córdoba Vargas, poeta tarmeño, amigo del vate universal? Me siento feliz de conocer su cuna u origen en Tarma. Él fue a estudiar, a España, doctorado en Madrid y Salamanca, en esos trajines que llega a Europa conoce a Vallejo. Como dice Rickets en el prólogo del libro de Juan Domingo Córdoba: «Hacen una amistad andina, Santiago de Chuco y Tarma». Juan Domingo es un tarmeño que llegó al alma de Vallejo, igual Vallejo, al corazón de Juan… Solo dos personas conocen la intimidad de Vallejo, hablo de Juan Espejo Asturrizaga y Juan Domingo Córdoba.
Juan Domingo, ¿cuándo capta la foto de César Abraham con Georgette Marie en Versalles? Verano de 1929. [Estaban paseando los tres.]
PINACOTECA
El médico Juvenal Sánchez Lihón profesa admiración por Vallejo con más de cuarenta pinturas al óleo.
Uno. César Abraham y Georgette Marie en Versalles, Francia. La foto icónica y original fue tomada por Juan Domingo Córdova y hace conjunción con la poesía Dulzura por dulzura corazona, en Poemas humanos. «Costilla de mi cosa, / dulzura que tú tapas sonriendo con tu mano; / tu traje negro que se habrá acabado, / amada, amada en masa, / ¡qué unido a tu rodilla enferma!». Aquella foto original dio lugar a la actual pintura de Juvenal Sánchez.
Dos. Vallejo frente a su casa en Santiago de Chuco. La obra pictórica resuena con Fue domingo en las claras orejas de mi burro, en Poemas humanos: Tal de mi tierra veo los cerros retrasados, / ricos en burros, hijos de burros, padres hoy de vista, / que toman ya pintados de creencias, / cerros horizontales de mis penas.
En su estatua, de espada, / Voltaire cruza su capa y mira el zócalo, / pero el sol me penetra y espanta de mis dientes incisivos / un número crecido de cuerpos inorgánicos.
Tres. Casa de Vallejo, campanario, municipio, campana de la Escuela 271. Úntese esta imagen con Trilce, poema LXV. Madre, me voy mañana a Santiago, / a mojarme en tu bendición y en tu llanto. / Acomodando estoy mis desengaños y el rosado / de llaga de mis falsos trajines.
Me esperará tu arco de asombro, / las tonsuradas columnas de tus ansias / que se acaban la vida. Me esperará el patio, / el corredor de abajo con sus tondos y repulgos / de fiesta. Me esperará mi sillón ayo, / aquel buen quijarudo trasto de dinástico / cuero, que para no más rezongando a las nalgas / tataranietas, de correa a correhuela.
Cuatro. César Vallejo lee sus poemas (1928). La imagen, según Juvenal Sánchez, destaca con la lectura de Primaveral (18 estrofas con serventesio, 1915).
Excelsa juventud! Jardín de oro! / Palpitación de Amor! Gloria de Oriente! / ¡Del ritmo celestial, eco sonoro! / ¡Tú que llevas un Sol en cada frente…!
¡Oh juventud! Detén por un momento / tu plácida legión en tu carrera: / ¡Comulgue el cielo azul del pensamiento / ante el altar azul de Primavera!
Primavera está aquí! Virgen alada / que en cada año te brinda sus amores, / te besa con la brisa perfumada / y deshoja a tus pies risas de flores…
Cinco. Vallejo joven con melena, en Trujillo. El retrato expone matices de blanco, celeste, azul. Enhebra la composición Hallazgo de la vida:
¡Cuán poco tiempo he vivido! Mi nacimiento es tan reciente, que no hay unidad de medida para contar mi edad. ¡Si acabo de nacer! ¡Si aún no he vivido todavía! Señores: ¡soy tan pequeñito, que el día apenas cabe en mí!
Nunca, sino ahora, oí el estruendo de los carros, que cargan piedras para una gran construcción del boulevard Haussmann. Nunca, sino ahora avancé paralelamente a la primavera, diciéndola: «Si la muerte hubiera sido otra…». Nunca, sino ahora, vi la luz áurea del sol sobre las cúpulas de Sacre-Coeur. Nunca, sino ahora, se me acercó un niño y me miró hondamente con su boca. Nunca, sino ahora, supe que existía una puerta, otra puerta y el canto cordial de las distancias.
*Docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
