Por Víctor Raúl Osorio Alania*
“El atardecer procrea esperanza, / cualquier traspié conduce hacia la esperanza, / incluso el ninguneo permite vislumbrar la esperanza». Mis versos pueriles cual tiernos frutos parecen arroparse con antítesis, pero en realidad insinúa el renacimiento, la necesidad capital de unirse al vuelo de los cóndores.
César Abraham Vallejo Mendoza resalta en todo contexto, nació el 16 de marzo de 1892 en Santiago de Chuco, La Libertad. En 1911, preceptor de Francisco y Leoncio Sotil Woolcott de 11 y 13 años, en ese orden, fue ninguneado por más de un literato de la época (Clemente Palma, hijo de Ricardo Manuel Palma Soriano), estuvo preso 112 días (agosto, 1920, hasta febrero, 1921) por algo que jamás cometió (incendió y saqueó de la casa comercial de Santa María en Santiago de Chuco); al mismo tiempo, sufrió por la muerte de su hermano Miguel (22-agosto-1915). Rita encarna a la ñusta inmarcesible, en tanto, Georgette Marie Philippart Travers acompaña la poética y narrativa del vate; famoso porque predijo su muerte a través de «Me moriré en París con aguacero…», se puso grave el jueves y partió el viernes 15 de abril de 1938, a los 46 años de vida.
Asumí el privilegio de permanecer muchas lunas en Acobamba, Huácar y varios días bajo las estrellas en Santiago de Chuco, siempre tras las huellas de César Vallejo. Así cotejo y asevero: Los heraldos negros (1919) aún están vigentes y tienen proyección, Trilce (1922) une cara y dorso de toda existencia, Poemas humanos (1939) refleja suceso, pretensión, negación, afirmación, ida sin vuelta, regreso triunfante.
Semejanzas entre Acobamba (Huácar, Ambo) y Santiago de Chuco (La Libertad)
Saliendo de las respectivas capitales regionales la carretera asciende y pasa por muchos pueblos.
Las dos villas ocupan la región natural quechua (2.300 a 3.500 msnm). Es decir, Acobamba hállese a 2.800 metros de altitud, mientras que Santiago de Chuco está a 3.120 msnm.
Patrimonio natural. Acobamba divisa desde los hombros de Marqash, más arriba del mapa peruano, Santiago de Chuco lo hace desde la colina Pirámide en Angasmarca.
El paisaje bucólico resalta con similar producción agraria: maizales, habares, trigales, cebadales, papares.
La ganadería se desarrolla en menor escala (ovino, vacuno, caprino, equino). Lógico, también la crianza de animales menores (cuy, gallina, pato, pavo, cerdo).
Cosecha de sus productos y leña trasladan en el jumento.
El quechua constituye el segundo idioma oficial en ambos lugares.
Les antepusieron el nombre de santos cristianos. Por ende, San Pedro de Acobamba (29 de junio), Santiago de Chuco (25 de julio).
Gastronomía. Tarwi o chocho (Lupinus mutabilis), picante de cuy, caldo de cabeza con mote, caldo de cordero, sopa o caldo de habas, chicha de jora.
Valoran con fina delectación el aporte y la vigencia de César Abraham Vallejo Mendoza.
La manta de lana arrebuja y distingue a las mujeres, el poncho es como sello en los varones, el sombrero de honesto color utiliza varón y mujer como parte del modo vivencial.
Los hijos residentes retornan en los feriados (Semana Santa) y fiesta patronal de sus pueblos.
En la Casa-Museo CAVM conservan el cuadro familiar de los Vallejo Mendoza; de igual modo, en la sala de la casa-hacienda de Acobamba, la familia Sotil-Woolcott tenía un cuadro familiar, de 4 por 2 metros, nótese en el centro a Domingo Sotil Rodríguez y su consorte Domitila Woolcott Robles, rodeados por sus hijos (adjunto fotografía gracias a la gentileza de María y Mercedes Sotil).
Diferencias
Acobamba. Toponimia: Aqoes tierra con guijarros, bamba, llano. Hasta hoy, la Comunidad de Acobamba posee canteras en el río Chaupiwaranqa.
Acobamba dista a 51 km de Huánuco, capital regional, a solo 28 km de Ambo. La casa hacienda ya no existe.
César Vallejo fue preceptor de los hijos de Domingo Sotil de mayo a diciembre de 1911, por ende, esta comarca podría denominarse: “Acobamba, Patria Ilustrativa de César Vallejo”, propuesta de vuestro servidor.
Santiago de Chuco. Toponimia: Chuco alude a sombrero y vuelo alto. “Santiago de Chuco Capital de la Poesía del Perú” desde el jueves 3 de abril de 2014, Ley 30176.
Santiago de Chuco está a 161.5 km de Trujillo, capital regional.
César Vallejo nace y estudia primaria en su tierra natal, secundaria en Huamachuco, educación superior en Trujillo y Lima.
La Casa-Museo César Vallejo resulta un modelo de industria sin chimenea, porque destaca con réditos.
Testimonio
Teófilo Rojas Velásquez (n. 1930), acobambino ciento por ciento, testimonia que Leoncio Sotil Woolcott prosiguió con lo establecido por su progenitor, Domingo Sotil, describe la casa hacienda de Acobamba. «Sala, comedor, dormitorio, despensa, cocina. Por arriba era mantequillera (la mantequilla se hace después que se exprime la leche), ahí estaban los que hacían el queso, más arriba era conejera, corralito para becerros; por allá, era carpintería, cerca se guardaba alfalfa para caballos, sitio de aparejos, por abajo, por la plaza, ya era almacén para guardar herramientas, montura, aparejo de mulas, más abajo era cantina, para salir a la plaza ya era torre, campana», finaliza.
Ni tan lejos ni tan cerca espera don Alejandro Leiva Chamorro (n. 11-enero-1960) para decir su verdad. «Tenían una casa hacienda por lo menos de 30 metros de largo por 10 de ancho. Una piedra cuadrada decía que la hacienda fue fundada en 1826. De niño vi todas esas cosas y a lo largo del tiempo esa hacienda quedó toda malograda y el pueblo no pudo cuidar». En seguida, sereno añade y tiene la ayuda fidedigna de Macaria Rufino Huallpa, su esposa. «El señor Leoncio Sotil tenía una piara [de mulas], ganado vacuno, lanar, porcino; la hacienda tenía cinco pedazos de terrenos grandes que cultivaba (San Pedro y Malwachin). Mis padres me contaron que tenía siete haciendas: Acobamba, San Antonio de Viroy, Parcoy, otro era por Oyón llamado Quichas, Pascana, después en Racracancha, Pasco…». Maruja Orna fue la esposa de Leoncio Sotil, ambos guiarían los terrenos de Wankapata en Ambo.
Wilfredo Sotil Cortavarría (n. 9-enero-1964), referencia: «Mi bisabuelo decía: “Este árbol que tengo era de cedrón”. Era tremendo, cerca de 30 metros, pero en la parte de abajo tenía un tronco donde según dice mi abuelo: «todas las tardes Vallejo se sentaba ahí a pensar y mirar el horizonte», me acuerdo que mi abuela iba todos los días a coger el cedrón, porque no tomaban mucho café, sino puro cedrón… En el centro de la plaza sí había un cuadro de mi bisabuelo con todos sus hijos y ahí estaba sentado Vallejo y no sé, por error de una tía (la hermana de mi papá) lo quemó…». Solo es un adelanto de “Iterando a César Vallejo en Acobamba y Santiago de Chuco”.
*“El Puchkador de la Nieve”