HUÁNUCO DEL AYER: Sirenas, enanitos, tambos y huaycos

(Hechos y relatos curiosos de antaño)

Por Fortunato Rodríguez y Masgo

Era aquel viernes siete de junio de los años noventa, Día de la Bandera, el reloj empotrado en la pared marcaba la siete de la noche. Estaba en un rincón casi oscuro de la sala, momento propicio para una tertulia con mis amigos Tino y Bitucho, integrantes de mi promoción de secundaria del Colegio Leoncio Prado, allá por los años 70.

Los tres reunidos en la hermosa casa de Tino, donde resaltaba sus inmensas ventanas con pasadizos empedrados con lajas, techo a dos aguas con tejas de arcilla coloradas, paredes de tapial ancho con arcos que se descargaba hasta el piso pintado de blanco purpura. Además, contaba con una inmensa huerta de árboles frutales, debajo de ellas el aromático café y las plantas ornamentales y la propiedad abarcaba casi media cuadra de extensión, ubicado en el jirón Independencia, colindante con la acequia madre, allá arriba en el cerro Pomares.    

Luego de servirnos un caldito de gallina de chacra con papa huairo (harinosa) y su ají molido en batan, se inició una amena conversación; recordamos hechos particulares que es oportuno rememorar: 

LAS SIRENAS DE LOS INOCENTES

No podemos dejar de mencionar, la ocurrencia de nuestro recordado Luchito Matios, allá por los años 80, él era locutor de Radio Huánuco, quien anunció o propaló una mañana de diciembre: ¡Atención Huánuco! ¡Atención Huánuco! En estos momentos dos hermosas sirenas se encuentran en una de las orillas del río Huallaga, específicamente por la “Oroyita”, próximo al puente Calicanto, a quienes se las puede ver, son seres sensacionales. Al escuchar, muchos oyentes corrieron hasta el puente. Casi de inmediato ambas orillas del majestuoso Huallaga estaba repleto de curiosos pobladores, quienes pugnaban por ver a las sirenas. Unos manifestaban “a las justas las vi”, y luego se lanzaron a la profundidad del rio. Mientras otros no vieron nada. Tal fue la aglomeración de las personas que tuvo que intervenir la Guardia Civil, bajo el mando del comandante Nelson Reátegui, quien ordenó a Seguridad del Estado, investigar el hecho, y detener “al vivo” que genero esta noticia.

La orden fue cumplida; detuvieron al locutor Matios en las instalaciones de la primera emisora huanuqueña y conducido de inmediato a la comisaria. En su manifestación de descargo pudo decir: “Hoy es 28 de diciembre, ¡día de los inocentes! En mi programa radial acostumbro anunciar una “ocurrencia” para sorprender a mis oyentes, con una inocente broma. Esto no basto como una justificación, lo detuvieron 24 horas en el calabozo por alterar el orden público.

LOS ENANITOS DE CAYRAN

Por mi parte, les narre de lo sucedido en el distrito de San Francisco de Cayran, hasta donde llegaron una delegación limeña de “contactados” afirmando, haber sido revelados por unos extraterrestres, quienes les señalaron que estaban habitando una cueva. Luego informaron haber unos enanitos procedentes de otros mundos.

Esto fue una noticia internacional, Huánuco estaba en la vitrina de la información. Casi todo el día solo era tema de conversación: los enanitos de Cayran. Ya en horas de la noche la delegación de “contactados” se presentaron en el auditórium de Radio Huánuco, prometiendo dar detalles del avistamiento de naves y seres extraterrestres, en especial de los enanitos de Cayran. Se originó un debate entre los “contactados” y tres profesores universitarios, suspendiéndose la conferencia.

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LOS TAMBOS

Bitucho nos relató de los famosos tambos como era “Chúcaro”, ubicado en el Jr. Hermilio Valdizán C/3 de la familia Acosta, “Maza” localizado en paralela Huánuco al frente del Mercado Antiguo y el ultimo del Jr. San Martin a pocos metros del Mercado Nuevo; que brindaban servicio de hospedaje allá por los años sesenta al ochenta, hasta donde llegaba Bitucho conjuntamente con su señor padre buscando carneros y fardos de bayeta de lana tejido para comprar y luego revender.

Los viajeros, en su mayoría de la zona altoandina del departamento huanuqueño, dormían “en el suelo”, sin colchón; solo tendían una manta y sobre ella se acostaban hasta el día siguiente. Pero jamás escuche un robo entre ellos, o una pelea dentro del tambo; solo existía un baño y un caño para la higiene de tanta gente. Pero nunca vi un guachimán o guardián vigilando el orden, todo era tranquilo, solo recuerdo el dialogo era en quechua y con mucho respeto realizaban los “negocios”; reinaba la confianza entre el vendedor y el comprador.

HUAYCOS

Tino por su parte recordó: “Aquel día del mes de marzo de los años 80, llovió torrencial en nuestro Huánuco primaveral, de pronto retumbo el cerro San Cristóbal, el Jirka ‘enloqueció’ y abrió la compuerta de la quebrada de Llicua alta y salió ‘disparado’ un enorme huayco que llego y trepo hasta la pista del Malecón; al instante, el rio Huallaga se desbordo e inundando la parte baja de la Alameda llegando hasta el hospital nuevo, los peces estaban sobre el barral o el pavimento de las calles adyacentes, muchas vecinos corrieron con baldes y ollas para recogerlos.

Mientras algunas casas que estaban al borde de la quebrada fueron destruidas y sepultadas casi de inmediato. Enormes rocas se desprendieron desde lo alto del cerro que atemorizaron a los vecinos de Llicua Baja porque hicieron retumbar el suelo. Como si fuera coordinado, el Jirka del cerro Rondos, casi de inmediato descargo su ira, arrojo un enorme huayco sobre la quebrada de Puelles atravesando el Jr. Huallayco en Las Moras, llegando hasta el río Huallaga que se desbordo, causando estragos a los vecinos del lugar; muchos atemorizados huyeron despavoridos, pensaron que era “el fin del mundo”.

FOTOS: Facebook Huánuco del Ayer

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