HUÁNUCO DEL AYER: festejo navideño

Foto: Internet

Por Fortunato Rodríguez y Masgo

El día de la Navidad se acerca, las horas trotan, ya se vive un ambiente navideño en nuestro Huánuco querido. Aterrizan los recuerdos transcurridos por los años 70 cuando la actividad comercial era ágil, dinámica, las tiendas ofertaban sus productos anunciando en Radio Huánuco o Radio Huallaga, y la estrella del momento eran las codiciadas bicicletas Monark, Goliat, Hércules y Míster; entre otras.

Mientras en la casa de doña Consuelo, con cariño Conchita, se ensayaban desde noviembre, la presentación de los pastorcitos y los villancicos que entonaban durante los días de Navidad; todos con sus sonajas de chapita de cerveza bien “chancadas”, pantaloncitos de color negro, camisa blanca y sobrero negro; pero eso sí, con llanqui comprado en el ‘Mercado Viejo’, del señor Curassi.

Los pastorcitos caminaban por las estrechas y tradicionales calles de la Ciudad Primaveral, entre la Noche Buena del 24, hasta Año Nuevo; cantando y danzando. Visitaban las casas de las familias huanuqueñas, donde adoraban al Niño Jesús, a cambio recibían chocolatadas con empanadas de gallina y presentes de caramelos.

Casi en la mayoría de los hogares levantaban el Nacimiento de Jesús en un rincón de la sala, en los primeros días de diciembre. Para el caso, se abastecían de carrizo extraído desde el sector del Carrizal, para armar el Nacimiento; adquirían las bolsas de azúcar donde plasmabas sus dibujos de las rocas, piedras, gras o pasto, con anilinas (tintas) de la tienda de Silvino Amiquero, cuyo establecimiento estaba también en el ‘Mercado Viejo’.

Entre otro de los nacimiento, está en nuestra memoria, el Nacimiento que presentaba Acucho Tello, en su hermosa residencia del Jr. Dámaso Beraún, ubicado a pocos metros de la plaza de armas, donde uno no se cansaba de admirar el anochecer con su luna nueva, de pronto se escurecía y entraba la madrugada, a los minutos un sol radiante, la cascada de agua que armonizaba el ambiente; las réplicas que mostraban eran fabulosos, hacían volar la imaginación porque era una verdadera obra de un artista con mucha influencia espiritual religiosa. El pesebre albergaba a todos los personajes destacando José y María; por consiguiente, al Niñito Jesús, cuyo rostro era angelical, de fondo se podía sintonizar villancico clásico. Al terminar esta visita, salían vitaminado con más fervor espiritual.

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No podemos dejar de mencionar los nacimientos de Chacón, Illatopa, Miguel Guerra, las iglesias, entre otros que destacaban.

La Noche Buena albergaba la misa de gallo que culminaba pasado las 12 de la nche; los cohetes reventaban hasta retumbar las puertas y ventanas, el sacerdote recriminaba el comportamiento algunos fieles que llegaban cascabeleando, algunos hasta se dormían en la banca del templo.

Previamente en la casa se preparaba el chocolate con leche de vaca fresca, traída de Malconga; adquirían empanadas de gallina o biscocho. Otras familias complementaban con el caldito de gallina de chacra. La música le ponía el tocadisco con los discos vinílicos de 33 ó 45 revoluciones, para amenizar estaba el remojado de shacta (aguardiente) con limón y miel de abeja, que te hacia bailar como trompo “sangaracho”.

El 25, día central de las celebraciones, los niños amanecían con sus regalos; los mayores con las ganas de “continuar” la noche buena, la familia contrataba una banda de músicos o una orquesta vernácular, para la celebración, quienes acompañaban el caminar hacia la misa llevando consigo al Niñito Jesús. En el intermedio se reventaban el Castillón y al finalizar se prendía el toro loco para “perseguir” a los niños. Todo era un acontecimiento de derroche de alegría.

Al retorno acompañado de los músicos, “disparando” los cohetes en cada esquina para señalar el camino, llegaban a casa, donde los esperaba la fiesta. En la hora de almuerzo se servían pachamanca o chicharrones de chancho criado en casa. Continuaba el festejo en horas de la noche, como cena te ofrecía el tradicional locro de gallina de chacra o de res.

Las cuadrillas de los Negritos, hacían sus presentaciones en la ciudad huanuqueña a partir del primero de enero. En la temporada navideña, los Negritos bailaban en Ayancocha, Andabamba, Acomayo, El Valle, entre otras zonas.

Fotos: Internet

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