Gustavo Alejandro Puente Avellaneda: «wayunkas y Eleodoro Vargas Vicuña»

(Capulí, Vallejo y su Tierra)

 

Por: Víctor Raúl Osorio Alania*

 

La Wayunka resulta siendo punto de quiebre entre gastronomía, artes y literatura. Espacio propicio para degustar potajes conocidos y aclimatados, sirve también para ensanchar amistad con anís najar, brindis especial con aguardiente que hace llorar al más valiente, dos vasos ahítos para compartir con la Pachamama.

Gustavo Alejandro Puente Avellaneda es pletórico en su testimonio más en el quehacer firme de artista plástico. Muruhuay, Acobamba y Tarma saludan su contribución, Perú goza y lleva su arte más allá del patio regional. Nació el 12 de diciembre de 1954 en el barrio de Muruhuay, hijo de Juan Puente Núñez y Hermila Avellaneda Aguilar; él es pariente y seguidor de Eleodoro Jesús Vargas Vicuña, voz preclara del neoindigenismo.

 

ANTECEDENTE

Héctor Meza Parra, destacado intelectual tarmeño, en la Revista en honor al Cristo de la Roca, advierte: y como estaba en Lima intercalando estudios de geología y pintura en Bellas Artes, se puso a caminar por laderas y riberas hasta llegar a la cantera del cerro Camote… para ensayar con esas rocas los primeros trabajos de arte. El llamado de la tierra hizo que regresara a su pueblo y ahí vendría la apuesta por lo que tenía a la mano y era la quebrada de Muruhuay donde se encontraban esas dádivas sedimentarias. (2024, pp. 16-17)

 

ENTREVISTA

Avistados por los cerros tutelares Avellaneda, Pumampi, Tranca (encima de la imagen y templo de Muruhuay), Picoybamba (protege a la ciudad universitaria y al camposanto) dialogamos con Gustavo Alejandro Puente Avellaneda, en el Restaurante y Salón Pictográfico “La Wayunka” ubicado en el Jr. María Delgado de Odría n.° 321, en el Centro Poblado de Muruhuay.

¿Qué recuerda de Eleodoro Vargas Vicuña? Desde que tuve razón de quien era, fue como un maestro, me enseñó muchas cosas de la vida, del arte, de la cultura, más allá de los claustros de Bellas Artes donde estudié. Me enseñó cómo un artista debía enfrentarse, tomar una posición para desarrollar su obra. Era muy cariñoso. Cuando venía a Acobamba visitaba la casa, nos tomábamos un lonchecito con la familia, siempre nos enseñaba. Le gustaba ir al campo. Esta naturaleza de sol, manantiales, ríos, árboles ha bebido para desarrollar su obra fantástica.

Eleodoro te dice no temas vender tus creaciones. ¿Cómo interpretas ese mensaje? Un día me visita y me dice: Gustavo qué estás haciendo. Respondí tímidamente: estoy pintando cuadros comerciales. Está bien pues, no hagas lo que yo hice. Ahora si tú puedes pintar en una servilleta y hay alguien que pueda comprarlo, hazlo. Linda enseñanza, eso no me enseñaron ni en Bellas Artes, es parte de la vida.

Veinte días antes de fallecer, ¿Eleodoro eligió exprofesamente el sitio dónde iban a construir la tumba para sus restos? Cuando llegó le hemos acompañado y dejó este encargo: La parte izquierda de mi cara que esté mirando a Tarma, y la derecha, a Muruhuay, debajo el manantial Tranca que también sirve para regar este flanco de las chacras. Tranca fluye todo el año, es agua medicinal. Recuerdo que mi abuelito se bañaba de madrugada sentándose sobre una piedra.

¿Has dedicado alguna pintura a Eleodoro Jesús? Le quise homenajear con una de mis exposiciones, después te contesto me dijo. Me escribe una carta de Lima a Muruhuay, entre otras cosas me dice: te agradezco el homenaje, Gustavo, muy agradecido, lo siento que el homenaje quede entre nosotros. Cuando la Universidad Femenina del Sagrado Corazón (Unifé) me invita a exponer en sus salas, hice el homenaje a Eleodoro con la exposición denominada Ñahuín.

¿Dónde vivió, Eleodoro? En la casa de sus padres ubicada en la plaza de Acobamba, esquina de los jirones Arequipa y Callao. Me cuentan que parte del terreno han donado a la municipalidad cuando Manuel Odría vino a nuestro pueblo. Sus hermanos: Teófila, tía Tofi (mayor de todos), Víctor (médico), Marcelo, María. El tío Eleodoro nació en Cerro de Pasco, su papá fue electricista que trabajó en la Cerro de Pasco Cooper Corporation. Estudió primaria en la Escuela “Adolfo Vienrich” de Acobamba.

¿Cuál es la anécdota de los hermanos Marcelo y Eleodoro? Una noche de tertulia propusieron: «Que nos entierren en Acobamba. Una cerveza negra para ti (por Eleodoro) y una cerveza blanca por mí (Marcelo, cuyos restos descansan en Lima)». El apellido Avellaneda es la más numerosa en Muruhuay, Vargas, de Tarma, y, Vicuña, de Acobamba. Soy sobrino de Eleodoro por la línea materna, mi madre fue Hermila Avellaneda Aguilar y la abuelita de Eleodoro fue Victoria Vicuña Avellaneda.

¿Hay alguna institución en Acobamba que tenga como epígrafe Eleodoro Jesús Vargas Vicuña? Solo hay un pasaje. Estamos buscando la creación de un circuito turístico en forma de anillo que se denomine Eleodoro Vargas Vicuña. ¡Ojalá se pueda concretar!

PINACOTECA

Gustavo Alejandro Puente Avellaneda es admirador de Leonardo da Vinci, pero está inmerso en el cultivo de maíz en eternos lienzos, policromados y fructíferos.

Uno. Asombrosa naturaleza. El artista reta para efectuar geomancia cuando traslada con pulcritud meridiana a la vicuña de fibra suntuosa, ella observa el entorno –tal cual ocurre en la vida cotidiana–, pero es clisada por el nevado y los oteros de diversa manifestación agrícola. El camélido está parado con sutileza sobre trigales y carga tinaja que del interior brotan flores para proveer oxígeno a la humanidad.

Dos. Carga invaluable. Tarmeña vestida a la usanza de su pueblo traslada la cosecha con ahínco para convertirlo en alimento nuestro. Mazamorra de maíz, ¡grandeza alimenticia! Sanguito para bailar Jaramuruy en los surcos fértiles. ¿Bailamos mi Ñusta? El domingo haremos tamales y humitas. La pintura manifiesta atardecer y amanecer, contexto y esperanza.

Tres. Chullo como biomanto. El caldeo vertiginoso del clima conlleva quizá a buscar propuestas desde la realidad. Gustavo propone superchullo como biomanto y conserva una mazorca como germoplasma de maíz. ¡Manos a la obra! El entorno del paño parece depredado. ¡Busquemos terreno fértil!

Cuatro. Variedades. Surrealismo y dadaísmo hallo en este óleo, no obstante, aguzando mirada y juicio identifico caverna prehistórica (ahí están vestigios de la pachamanca), quipu incaico de colores (indague adónde pertenece según la línea de tiempo), brújula de rumbos propios y no tan ajenos (el maíz hace de aguja imantada).

Adicional. Gran parte de las obras de Gustavo Alejandro tiene como basamento el maíz expuesto en wayunkas, lo cual simboliza resistencia, si hay resistencia hay alimento nutritivo y digno laboreo.

 

*Docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Leer Anterior

Atlético Morales FC de Tomayquichua disputará Nacional de la Copa de Oro en Tarapoto

Leer Siguiente

Solo 24 mineras en proceso de formalización están activas en Leoncio Prado