Personajes históricos, administrativos, que hoy 24 de mayo en su día central, lo recordamos.
Por: Roger Rondón Bardón
A cuatro años de cumplir doscientos años de fundación (1). Nuestro prestigioso e icónico colegio «Leoncio Prado», poseía bienes y propiedades, tanto en la ciudad y fuera de Huánuco. Fue la entidad educacional más rica del Perú.
Hoy gran parte de su heredad o pertenencia vulnerada, desde tiempos, incluyen haciendas, que están en manos de terceros por «arte de birloque» (2), pues propiedades como el amplio terreno, en una esquina de la Plaza de Armas, fue entregada a un «comerciante» por 99 años, por toda una vida. Hecho nefasto ejecutado por un corrupto e indigno exdirector de apellido Alvarado; nuestra indignación es irrefrenable.
En la actualidad, la GUE Leoncio Prado, se debate entre el «Escila y el Caribdis» (léase entre la espada y la pared), para recuperar alguna de sus propiedades, como la del ex Club Central, donde debe construirse un complejo cultural.
Las propiedades son en total 147 inmuebles en Huánuco y 12 en Ambo.
Cabe precisar que Héctor Huerto Milla, exalumno de la promoción 66, cuando fue diputado, presentó una iniciativa legislativa convirtiéndose en Ley 24530, para la restitución del derecho de propiedad de estos bienes del colegio, inscritos en los Registros Públicos en seis meses (3).
Esta sucinta inserción, nos encamina a la remembranza: «Son los plácidos claustros sagrados santuario, de trabajo de ciencia y de bien, do se forja el carácter y el alma de la riente y viril juventud», que refieren los primeros versos del emblemático himno «leonciopradino», que nos estimulan a una mirada retrospectiva.
Corría el año 1965 en la «Ciudad de Eterna Primavera y el Mejor Clima del Mundo». Corrían raudos los días del mes de junio de ese año, cuando una mañana inesperada, me comunicaba un mensajero venido de Lima, que me habían nombrado Auxiliar de Educación en la GUE Leoncio Prado. Quedé estupefacto con la noticia y preocupado en extremo. Comuniqué del hecho a mis padres, y mi padre ya enterado, me dijo con voz militar:¡Hoy mismo te entrevistas con el director, lleva con cuidado la resolución!
Tomé mi desayuno, me enfundé mi único ternito azul y salí de mi hogar del jirón Dos de Mayo 1464, frente a la mecánica “Suy Suy», y me dirigí al colegio. Iba pensando en la gran responsabilidad que me tocaba. Jamás había imaginado trabajar en este colegio, cuyo peso histórico era avasallador. Crucé el jirón Constitución, y mentalmente se produjo un dilema en mi: «voy o no voy». La duda cada vez se acrecentaba a medida que avanzaba pensativo. Pasé cerca del otrora famoso Cine Central, donde vi la exhibición de formidables películas como la protogonizada por Peter O’ Toole en Lawrence de Arabia; Cleopatra con Liz Taylor; Teorema con Silvana Mangano. Quería así alejar el dilema: «voy o no voy» a la entrevista con el director del «Leoncio Prado». Llegué a nuestra Plaza de Armas, lugar histórico donde fueron ejecutados los revolucionarios doceañistas en el atrio de la catedral.
Ingresé al jirón Dámaso Beraún, mientras la duda comenzaba a desvanecer. La opción sí voy, ganaba. Pasé el jirón Abtao y llegué al ex Cine Huánuco que anunciaba películas mexicanas. Ya en el Parque Cartagena, vi a un anciano de ojos rasgados y un kepí, sentado en un sillón. Cuando intentaba ingresar al colegio, me preguntó: ¿a quién buscas? Le dije: busco al director; él contestó que el doctor Chauca estaba de viaje y que podía hablar con el profesor Zevallos, director de estudios. Más tarde supe que el señor que me interrogó era el famoso «Shantaco», jefe de los porteros del colegio.
Me dirigí a la oficina del señor Zevallos, quien amablemente me invitó a pasar, y me dijo ¿en qué podía servirme? Le dije que me habían nombrado Auxiliar de Educación y le entregué la resolución. Se sorprendió. Estuvo largo rato leyendo, luego pulsando unos intercomunicadores, llamó: Señor Reyes venga a la dirección con los señores auxiliares.
Don Cornelio Reyes
De pronto ingresaron los miembros del cuerpo disciplinario (4) que jefaturaba don Cornelio Reyes Sarco, Regente histórico de la GUE «Leoncio Prado»; conformado por Alfredo Omonte Zevallos, Noel Figueroa Morales, Víctor Quiñónez Morales, Abilio Magro Zapata, director de la Sonora Zapata y de la banda de música del colegio; Orlando Meza Herrera, Eduardo Sara Castañeda y Gregorio Navarro.
El histórico Regente se caracterizaba por su don de mando y conocimiento en normas y reglas de la disciplina que imponía con rigor en los alumnos, a quienes conocía por sus nombres y apellidos, así como a los padres. Llegar a la regencia, en algunos casos, era motivo de expulsión del alumno infractor a las normas.
El señor Reyes conocido como «Huacacho», además, tenía el lado amable, era un gran consejero. Ni alto, ni bajo, trigueño, casi calvo, de penetrante ojos marrones, fue considerado el mejor jefe disciplinario en épocas de oro de la GUE Leoncio Prado.
Don Julio Santamaría
Experto administrador de calidad, como secretario del colegio, egresado de secundaria de Minería, que así se denominaba antes la institución educativa, que comentamos.
Don Julio atendía en la primera oficina, ingresando por la derecha de la puerta principal. Acogía a los usuarios con suma diligencia y pulcritud. Lo hacía generalmente de pie.
Un tanto alto y delgado, rostro afable que remataba en una frente amplia y testa de cabellos suavemente ondulados. Fue un hombre polifacético, tenía preocupación por los problemas de la ciudad. Empático y solidario a flor de piel. Fue integrante de una comisión organizadora para independizar a la Unheval de la Universidad Comunal del Centro, junto al doctor Showing y Artemio Moscol Urbina, exdirector. Fue corresponsal de los diarios capitalinos Última Hora, La Crónica y El Comercio. En Huánuco laboró en La Defensa.
Su valiosa experiencia fue requerida para ser secretario del Instituto Pedagógico Marcos Durán Martel y del colegio Illathupa, donde se jubiló. También fue árbitro de fútbol.
Agustín «Shantaco» Santacruz San Miguel
Don Agustín Santacruz San Miguel «Shantaco», otro personaje histórico, fue el Jefe de los porteros del «Leoncio Prado». Nacido en 1900 y laboró desde los 18 años. Cuidó al colegio como si fuese su propiedad, al punto de continuar laborando gratis luego de jubilarse.
(*) Periodista colegiado número de registro 025
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(1) El funcionamiento se efectuó un año después.
2) Vocablo que viene de birlar.
(3) La ley antes citada fue torpedeada por la dictadura fujmorista, promulgando el Decreto Ley No 25799, que modifica la estructura de la Junta Administradora de Bienes.
(4) Tres Auxiliares del cuerpo disciplinario posteriormente fueron profesores: Alfredo Omonte, Noel Figueroa y Abilio Magro.