Guardaparques del santuario histórico de Machupicchu comparten nuevo registro de oso de anteojos

El Perú posee la mayor población de esta especie en Sudamérica que vive en 30 áreas naturales protegidas

Luego de casi tres años se vuelve a avistar un oso de anteojos en las inmediaciones del Santuario Histórico de Machu Picchu, el principal atractivo turístico del Perú. Esta vez fueron guardaparques del área protegida quienes registraron imágenes de un osezno o cachorro de esta especie desplazándose por la ladera de la montaña donde se sitúa la ciudadela inca.

En setiembre de 2017 fue detectado y filmado por turistas otro cachorro en un sector del complejo arqueológico, y dos años antes, en noviembre de 2015 fue avistado, también por turistas, un oso adulto cuando descendía por los andenes situados en la ladera de la montaña, para adentrarse en el bosque que rodea a la ciudadela de piedra.

El Santuario Histórico Machu Picchu, ubicado en Cusco, se encuentra cerrado al público desde mediados de marzo pasado tras la declaratoria de emergencia nacional decretada por el Gobierno para enfrentar el avance del coronavirus (covid-19). En el lugar solo se encuentran los guardaparques que custodian el área natural protegida.
El oso andino u oso de anteojos es una especie única en el mundo que habita en Sudamérica y el Perú ostenta la mayor cantidad de ejemplares con alrededor de 5,750 individuos en su territorio.
En quechua se le conoce con los nombres de “Ukumari”, “Ukuku”, “Yurac mate” y “Puca mate”. En tanto, en lengua aimara se le llama “Ukucho”.

Las lenguas amazónicas también lo nombran de distinta forma. En asháninka se llama “Maini”; en amarakaeri se llama “Aja”; en aguaruna es designado como “Chañu”; en yanesha se le refiere como “Orran”; en matsiguenga es conocido como “Maeni potsitari”; mientras que en shipibo se le menciona como “Apasahua”.
Especie única
Además del Perú, esta especie de oso habita los países de Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia y el sur de Panamá. Se le puede apreciar en distintas zonas, desde los 200 metros hasta los 4,750 metros de altitud en la Cordillera de los Andes e incluye los bosques secos la costa norte.
Es un caminante solitario y se adapta a las condiciones más adversas para sobrevivir, por lo que es considerado como un “arquitecto de los bosques”. Se le llama también “oso de anteojos” debido a las manchas blanquecinas que posee alrededor de sus ojos, las cuales son únicas para cada individuo.

Puede pesar entre 35 y 170 kilos, dependiendo de su edad, y puede vivir en los bosques secos costeros, bosques húmedos y valles interandinos, hasta las altas montañas de los Andes. Es omnívoro, pero se alimenta mayormente de plantas.
Su presencia es clave en los ecosistemas que habita y se ha localizado en al menos 30 áreas naturales protegidas, como el Santuario Histórico de Machu Picchu (Cusco) y el Parque Nacional Río Abiseo (La Libertad y San Martín).
Amenazas
Entre las mayores amenazas que enfrenta esta especie están la pérdida y fragmentación de su hábitat por la deforestación y la expansión de actividades económicas como la agricultura; así como por su captura ilegal y cacería furtiva para la comercialización de partes de su cuerpo.

El oso andino se encuentra protegido por el Estado peruano y está incluido en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), considerada como una de las especies sobre las que se cierne un alto grado de peligro de extinción debido al comercio internacional.
Plan de Conservación
El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), del Ministerio de Agricultura y Riego, aprobó en agosto del 2016, el Plan Nacional para la Conservación del Oso Andino (Tremarctos ornatus) 2016-2026 que contiene medidas y acciones para garantizar la recuperación de las poblaciones de esta especie y sus hábitats.

El documento fue elaborado de manera conjunta con el Ministerio del Ambiente y diversas instituciones vinculadas a la conservación de esta especie, también conocida como oso de anteojos, cuya categoría de amenaza se encuentra como vulnerable.
Las metas nacionales que se plantean son la identificación del 100% de las áreas con presencia de poblaciones viables de oso andino y al menos tres corredores de conservación.

Asimismo, se propone la sensibilización a la población rural, involucrándola en acciones de conservación; y disponer de mayor investigación científica que ayude a tomar decisiones para procurar la conservación de esta especie en riesgo.

// Textos y fotos Andina.

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