Taller de la Institución Educativa Eclesial La Inmaculada Concepción
Por: John Cuéllar
EL RAYO DE LOS DIOSES
Seudónimo: Noeh de Aza
El dios Zeus juega con uno de sus rayos, pero, al lanzarlo, no mide su fuerza, haciendo que este caiga a la Tierra, convertido en hierro.
Poco tiempo después, una princesa troyana lo encuentra, pero, al tocar el rayo, aparece Zeus, quien cautivado por su belleza no puede evitar querer unirse a ella. Lo que el dios no tiene en cuenta es que la princesa es muy devota a la diosa Hera, esposa de Zeus.
Al sentirse rechazado por la princesa, Zeus decide raptarla. La princesa se resiste pero el dios logra su cometido: llevársela al Olimpo.
Al llegar, la princesa es encarcelada en una jaula de oro creada por el dios de la forja.
La princesa llora desconsoladamente y cada día es un martirio.
Cierto día, el dios Hermes, hijo de Zeus, pasea por el olimpo, cuando escucha los sollozos de la princesa y, guiado por la curiosidad, se acerca.
Al ver a la princesa, el dios Eros decide hacer de las suyas y atraviesa el corazón de Hermes.
La princesa, asustada, se refugia en una esquina. El dios Hermes, al ver tal acción, se siente devastado e intenta tranquilizarla. Al no poder sacarla de su cautiverio, decide hacerle compañía y de esa manera pasan dos meses, donde ambos ríen, cuentan historias e intercambian miradas nerviosas.
(Continuará…)
COMPASIÓN
Seudónimo: Park Jacky
Sariel se despide, inclinándose ante la intimidante figura, retirándose para realizar una de las misiones más importantes dictadas por aquel ser.
Al salir del reino divino, va en busca del demonio, al cual debía exterminar por ser el más peligroso y buscado.
Pisa suavemente el suelo, guardando sus alas blancas de ángel, caminando por un verde y próspero bosque. Sus pasos hacen crujir las hojas caídas en el suelo.
Da finalmente una vuelta y de inmediato sus ojos brillan de ternura, quedando paralizado ante tanta dulzura. Reacciona con rapidez y se esconde detrás de un árbol cercano. Puede sentir los latidos acelerados de su corazón, como nunca antes. Pero siente un vacío en el pecho al saber que esa preciosa mujer es el demonio que debía eliminar.
Adeline puede sentir una presencia acercándose a ella, se asusta al notar que se trata de un ángel. Sariel la observa detenidamente, con un leve sonrojo en las mejillas. Al recobrar sus sentidos, nota a la demonio caer al piso, mientras mira sus ojos rubíes que lo fulminan con miedo y terror.
—Tranquila, no te haré daño.
(Continuará)
TRAS LAS HUELLAS DE…
Seudónimo: Ariana Grande
Mientras su hermana Zeinep aborda el avión hacia Londres para una conferencia, ella, en casa, tiene un presentimiento ominoso.
Horas después del viaje, recibe una llamada y le comunican que su hermana nunca llegó a Londres.
Preocupada, informa a su tía. Juntas van a ver las cámaras de seguridad del aeropuerto, observan cómo un tipo de chaqueta negra y un tatuaje en el dorso de su mano trasladaba a su hermana fuera del aeropuerto. Recuerda que aquel tatuaje es similar al de su novio, pero piensa: “¿Por qué mi novio lo haría?”. Descarta esa idea y, junto a su tía, vuelven a casa.
Al llegar, reciben regalos que supuestamente Zeinep envió de Londres. Al abrir los regalos encuentran un recibo que les permite afirmar que Zeinep aún está en el país. Deciden ir al lugar que indica el recibo.
Al llegar, buscan a Zeinep y la encuentran muerta y sangrando.
Al voltear, ve a su novio con una sonrisa macabra. Ella agarra un ladrillo y lo tira justo en la cabeza de su novio, quien cae inconsciente. Ve a su hermana y recuerda, triste, que Zeinep ya no va a regresar a casa.
EL NACIMIENTO DE UN…
Seudónimo: Luna Estela
Es una madrugada muy fría, cuando de repente empiezo a oír voces.
—¡Ya mátenlo…! ¡ya mátenlo!
Entreabro la puerta de mi cuarto, alcanzando a ver que mi hermano está atado a una silla y está muy golpeado. Hay un señor apuntándole con un arma:
—David… ¿cuándo vas a aprender que siendo buena persona no vas a logar nada?, ¿qué te cuesta matarla? —dice mientas guarda el arma en el bolsillo de su chaqueta—. Eres uno de mis más leales hombres; no quiero hacer esto, pero me estás obligando a hacerlo. Así que, como no quieres cumplir con tu trabajo, yo te voy a dar una mano.
Luego hace una seña a uno de los hombres que, inmediatamente, se dirige hacia mi cuarto; retrocedo y me levanto corriendo hacia mi armario, encerrándome.
Escucho cómo ligeramente se abre la puerta, me tapo la boca para no gritar, pero todo es en vano. De golpe abren la puerta.
—¡Ya te encontré! —dice el hombre encapuchado que, a jalonazos, me saca del armario. Yo lucho por liberarme, pero apenas soy una niña de 7 años…
REY DE LAS ESTRELLAS
Seudónimo: Lumen
Todos los ancianos están discutiendo sobre el futuro del reino, ya que su rey ha fallecido y con él su hijo.
En medio de todo el alboroto, un anciano levanta su mano y dice:
—Estrellas…
Antiguamente los ancianos del reino acordaban reunirse una noche para ver las estrellas y estas les daba una fecha, la fecha del nacimiento del rey o reina.
Los demás ancianos lo ven asombrados, las estrellas son cosa del ayer.
—O tienen una mejor idea —menciona el anciano con un tono sarcástico.
Los demás ancianos no tienen más opción y aceptan esa solución. Se reúnen una noche, ven las estrellas y buscan en el registro de nacimientos quién será el nuevo gobernador.
Las estrellas escogen a un adolescente de doce años. La gran mayoría de los ancianos no cree en él; pero otros confían en el muchacho y saben que él hará cosas grandes.
Pasan los años y el Reino de las Nubes prospera como nunca antes lo había hecho, todo gracias al rey escogido por las estrellas.
UNA ÚLTIMA VISITA
Seudónimo: MAC
Me encuentro en mi balcón, de noche, cuando veo que mi adorado amor se adentra en el oscuro bosque con una pala en la mano. Su misteriosa figura se sumerge entre los árboles, yo, con una profunda curiosidad, comienzo a seguirlo desde lejos.
Entonces, llego al medio del bosque, donde veo que comienza a cavar con ímpetu y su respiración se vuelve más pesada con cada palada de tierra que remueve.
Finalmente, cuando el hoyo es lo suficientemente profundo, él se arrodilla y saca de su bolsa un cofre.
Cuando termina de enterrarlo, desaparece entre las sombras.
Con mucha cautela, me acerco al lugar y comienzo a cavar con mis manos, encontrando el cofre de madera cubierto de sangre.
Grito en un absoluto silencio, aterrada por ver al palpitante corazón en su interior.
Agarro rápidamente el cofre y lo envuelvo en mis vestiduras.
Corro de regreso a la aldea y voy directo a tocar la casa del hombre del cual me enamoré, siendo recibida por su hermana.
Vacilante, le cuento todo, pero en su rígido rostro lo único que se mueven son sus labios para decirme:
—Él murió esta mañana.
Regreso a mi casa, sofocada después de tratar de comprender mi confusión; sin embargo, al entrar, la primera persona a quien veo es a él, sentado en la vieja silla donde solíamos estar, y me dice:
—No te asustes, solo vine por mi corazón.