Por Samuel Cárdich Ampudia*
Entrar en contacto con un libro pulcro en su presentación exterior, complace de sobremanera a cualquier lector. Estas condiciones destacables se encuentran en el libro Epístola de Amarilis a Belardo, editado con calidad tipográfica y que aparece gracias al interés y profundo espíritu regionalista de Kelly Laos Lopez, huanuqueña residente en Barcelona, graduada en Ciencias Sociales y Jurídicas en España y especialista en publicaciones impresas y en artes gráficas.
Dentro de su brevedad, el libro es realmente completo, pues, además del estudio sobre la biografía de Amarilis y su obra, realizado por los doctores Jordi Aladro y Ricardo Ramos Tremolada, profesores de universidades norteamericanas, se incluye el extenso poema de la autora (actualizado en varios aspectos para facilitar su lectura, a partir de la investigación académica y la transcripción de la editora Kelly Laos, quien además inserta valiosas notas que ayudan a entender la obra en torno al espacio y tiempo en el que vivió Amarilis y sobre el contexto histórico de la lengua que se usaba en aquella época), la respuesta de Lope de Vega a dicha carta literaria, y, al final, una reproducción facsimilar de las obras originales de ambos autores. Todo esto, a los 400 años de su publicación en el libro La Filomena (1621) del vate español Lope de Vega.
En un largo artículo, dividido en dos secciones, los especialistas abordan, en primer lugar, el difícil tema relacionado a la identidad de la autora. Sobre este particular, a lo largo del tiempo connotados investigadores han tratado de dilucidar el misterio que rodea a la identidad de Amarilis, llegar a saber qué personaje se oculta detrás del conocido pseudónimo. En la larga lista de estudiosos, destacan el poeta peruano Martín Adán y el filólogo español Marcelino Menéndez Pelayo. En circunstancias de no existir documento alguno que aclare de manera fehaciente dicha situación, desde 1834 se han vertido opiniones contradictorias sobre el asunto aludido. El más reciente es el que propuso en 1996 el estudioso Carlos Milla Batres, que identifica a Amarilis como Gerónima de Garay Muchuy, viuda de Diego de Acuña, nacida en Huánuco en 1555 y fallecida en nuestra ciudad en 1623.
En la segunda parte del estudio, los autores analizan el poema desde el punto de vista estructural, siguiendo el estudio de otra especialista que dividió el poema en tres partes: introducción, cuerpo del poema y, ofrenda, petición y despedida. Pasan luego a enfocar el aspecto formal en que analizan las combinaciones métricas usadas por la autora para materializar su poema, y, finalmente, el fondo del poema, entre ellos, la intencionalidad que movió a la autora a escribir su cautivante epístola. Siguiendo el orden formal planteado, se explica que el amor que en el comienzo de su poema Amarilis manifiesta tener por Belardo, no es un amor físico sino estético. Un amor “auditivo”, como dicen los autores del estudio que comentamos, en el sentido de haber sido cautivada por la musicalidad de los versos del llamado Fénix de los Ingenios.
En la parte denominada “cuerpo del poema”, se analizan las ideas vertidas por Amarilis en determinados segmentos de la epístola integrada por 335 versos, entre las que destacan su identidad nacional que la hace distanciarse de España, la afirmación de su feminidad y su conciencia social, expresada mediante la alusión a ciertos hechos históricos ocurridos en su época. Pero la epístola no solo es una obra literaria de primer orden, sino también un testimonio firme de sentimiento de amor por la tierra que la vio nacer. En los versos 156-162, Amarilis define a Huánuco como un valle donde “siempre es primavera”, y lo resalta con entusiasmo por la admiración que siente por la Ciudad de León, sentimiento de identidad regional por su terruño, expresado hace 400 años y que hoy lamentablemente parece haberse perdido.
*Reconocido poeta, narrador y ex docente universitario