El tarwi o chocho, una joya alimentaria del Perú

El Estado peruano instituyó, mediante Resolución Ministerial N°104-2021-Midagri, el Día Nacional del Tarwi (chocho), el 3 de setiembre de cada año, en mérito a su importancia socioeconómica para los productores de la agricultura familiar que son el sustento de la seguridad alimentaria de la población del país y con el compromiso de seguir trabajando de manera conjunta los sectores público y privado por el desarrollo productivo y sostenible de esta nutritiva legumbre oriunda del Perú.

El tarwi es una de las joyas alimentarias que se cultivan en el Perú desde tiempos ancestrales. Se trata de una leguminosa considerada un prodigio de nuestra agricultura familiar y es un aliado clave para la seguridad alimentaria.

Ello porque no solo posee enormes atributos nutricionales como superalimento que fortalece nuestras defensas frente a las infecciones y enfermedades, entre ellas el covid-19, sino que constituye un ejemplo de cultivo resiliente frente el cambio climático y un efectivo controlador biológico de plagas que afectan a los cultivos.

Además, entre los metabolitos secundarios presentes en el tarwi destacan compuestos llamados alcaloides que sirven de protección frente a insectos y agentes patológicos. Estos compuestos, presentes en los extractos y efluentes, podrían utilizarse como repelentes sostenibles y no tóxicos para preservar piezas que se exhiben en los museos, tal como lo indica una investigación de la Universidad de Ingeniería y Tecnología.

NUTRITIVO. Entre las propiedades nutricionales del tarwi o “chocho”, como se le conoce en varias regiones y cuyo nombre científico es Lupinus mutabilis, resaltan su aporte de hasta 51% de proteínas, además de su alto contenido de calcio, que lo convierte en un gran alimento para quienes desean mantener dientes y huesos sanos. También aporta hierro, por lo que es un aliado para combatir la anemia, así como fibra y es rico en aceites esenciales.

Además, el tarwi es una buena opción para quienes son intolerantes a la lactosa y para los que buscan alimentos de origen no animal ricos en calcio.

Esta leguminosa tiene un alto contenido de triptófano, un aminoácido esencial para el buen funcionamiento de la glándula pineal que segrega melatonina, una hormona cerebral importante para generar la sensación de bienestar y dormir adecuadamente.

Asimismo, contribuye a regular la concentración de azúcar en la sangre, por lo que su consumo es muy recomendado para personas con diabetes. Posee ácidos grasos esenciales que contribuyen al óptimo desarrollo del sistema nervioso central y potenciar el funcionamiento del sistema inmune frente a infecciones y enfermedades.

CONSUMO. Además de su alta calidad nutricional, el tarwi es un alimento versátil, dado que con este insumo se preparan sopas, guisos, purés, ensaladas y salsas, así como productos procesados como harina y leche, entre otros que le confieren un gran potencial agroexportador.

Algunas formas ya conocidas elaborados a base de tarwi son el “Solterito”, una ensalada que incluye otros ingredientes como perejil, ají, entre otros. También se prepara cebiche de tarwi, reemplazando el pescado por esta leguminosa; y se puede preparar platos como “Ocopa” o “Papa a la huancaína”, reemplazando la leche de origen animal por la leche derivada del tarwi.

La harina de tarwi es utilizada como insumo en panadería y pastelería, así como en batidos nutritivos.

Para optimizar el uso del tarwi, hay que quitar el sabor amargo que posee. Recomiendan remojarlo al menos dos horas antes para que se ablande y luego cocinarlo; luego remojarlo por varios días a agua corriente o cambiando continuamente para eliminar el sabor amargo que lo caracteriza.

ANCESTRAL. El tarwi es un superalimento que se cultiva desde antes de los incas, como lo demuestran semillas encontradas en sepulturas de la civilización Nasca (500 a 100 años a.C.) y también en cerámica de la cultura Tiahuanaco (1000 a 500 años a.C.). En esas épocas tuvo un rol clave en la alimentación y los sistemas de producción agrícola.

La semilla del tarwi es reconocida por ser un excelente abono natural para preservar la fertilidad de los terrenos agrícolas, y también por su adaptación y tolerancia a suelos pobres, afectados por sequías y heladas.

PRODUCCIÓN. El tarwi se cultiva en la actualidad en regiones como Áncash, Cajamarca, Cusco, Huánuco, Junín y Puno; en zonas ubicadas entre los 2,000 y 3,800 metros sobre el nivel del mar.

Según el Censo Agropecuario (Cenagro) hay más de 30,000 familias agricultoras que generan sus ingresos con el cultivo de tarwi.

Según informó la Dirección General de Desarrollo Agrícola y Agroecología del Midagri, en el año 2021 se cosecharon 11,000 hectáreas a escala nacional, de las cuales se obtuvieron 15,000 toneladas de tarwi, siendo las regiones de mayor producción La Libertad (34%), Cusco (19%) y Puno (9%).

ALGO +

Respecto a las exportaciones, en el 2021 el tarwi alcanzó la cifra de US$ 874,000 y tuvo como destino principal Ecuador.

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05.09.2022