El poeta Javier Heraud en Huánuco y La Unión en 1959

Por Eliseo Talancha Crespo

 

Uno de los poetas peruanos más importantes del siglo XX es, sin duda, Javier Heraud. En los anales de la historia de la literatura regional poco o casi nada se registra sobre la presencia de Heraud en las ciudades de Huánuco y La Unión, allá por 1959. Pero a partir de la reciente publicación de su epistolario y el archivo fotográfico familiar es posible conocer detalles sobre su estadía en la ciudad de los vientos y en la otrora capital del Chinchaysuyo.

Nacido en Miraflores el 19 de enero de 1942, el entonces estudiante de la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica del Perú realizó en enero de 1959 un viaje de vacaciones a Huánuco. Invitado por su amigo de barrio Lucio Adolfo Cardich Loarte, conocido por la familia como Luchín, el joven Heraud visitó primero la ciudad de Huánuco y luego la ciudad de La Unión, capital de la provincia huanuqueña de Dos de Mayo.

Lucio Adolfo Cardich era hijo del hacendado Pedro N. Cardich Ronquillo, autor de la celebrada novela “Negro Cielo”. También era hermano menor del famoso arqueólogo domaino Augusto Cardich Loarte quien justamente entre 1958 y 1959 acababa de descubrir los restos óseos del hombre de Lauricocha, considerados como los más antiguos del Perú y América.

Cuando decide emprender lo que sería su primer viaje, Javier Heraud había cumplido 17 años. Luego de recorrer Matucana, San Mateo, Ticlio, La Oroya, las pampas de Junín, Cerro de Pasco, San Rafael y Ambo, llegó a la ciudad de Huánuco la tarde del domingo 25 de enero de 1959.

En el epistolario “Enteramente y eternamente” recientemente publicado por su hermana Cecilia Heraud se consigna una carta del joven poeta fechada el 26 de enero de 1959 en la que, a modo de una crónica, relata a su madre Victoria Pérez Tellería el viaje desde que salió de Lima hasta que llegó a la ciudad de los vientos. Entre otras cosas le cuenta los sinsabores de su recorrido por el Hotel Bataco, el Hotel Nacional, el Hotel de Turistas, para finalmente quedarse alojado en el Hotel Astoria, ubicada cerca de la plaza de armas, en la novena cuadra del Jr. General Prado.

En una carta del 27 de enero de 1959 , Heraud  le describe a su compañera de promoción de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Adela Barrio, más conocida como Katiusha, su estadía en la ciudad de Huánuco: “Aquí hace un sol hermoso. Los cerros están encendidos y el cielo es azul, puro, que da miedo mancharlo con la mirada. Un pajarillo del hotel está cantando en este momento, y el viento suena al moverse. Ahora, si, ahora me siento feliz. Yo sabía que este viaje iba a ser mi curación, y a los tres días te lo puedo asegurar: estoy curado”.

En esa misma correspondencia a Katiusha, Heraud le cuenta su recorrido por la ciudad, el estado de salud de su amigo Lucio Adolfo Cardich y también su visita al emblemático Puente Calicanto: “Estoy loco. Mi amigo está con gripe y me he ido a pasear al puente sobre el rio Huallaga. !Qué hermoso vivir allí! Hay miles de eucaliptos que se quiebran con el viento, el sol que quema y los cerros encendidos de color, rojos, verdes. El azul del cielo se parece a ti: puro”.

En efecto, en el archivo de la familia Heraud existen diversas fotos que atestiguan su paso por la ciudad de Huánuco, especialmente en el rio Huallaga, teniendo como fondo el puente Calicanto que a decir del propio vate fue tomado por un “mocoso “ a quien dio como propina nada más que un solcito. Heraud le anuncia a Katiusha su viaje a La Unión, escribiéndole:

El viernes parto para La Unión. Y te voy a pedir un favor: escríbeme allá. Solamente pones mi nombre; Lista de correos – La Unión – Huánuco. Y la recogeré allá y te escribiré otra carta”.

Y en la parte final de su carta a Katiusha , Heraud escribe :

Mi plata se acaba y quiero quedarme más tiempo en Huánuco. El viaje a La Unión es peligrosísimo, se demora diez horas para recorrer 130 Km. El camino es angosto y hay precipicios. !Quién sabe me muera!!Qué más da!

Te mando dos fotos. Uno es en La Oroya (muerto de frio y feliz con mi chuyo), la otra es sentada en la banca del rio (atrás nomás está). Mirame mi cara y dime si no estoy feliz teniéndote a ti y habiendo olvidado a Adelita.¿No se me ve feliz?”

En cuanto a la presencia del joven poeta Javier Heraud en la ciudad de La Unión existe muy poca información. En el álbum familiar existe una foto en el rio Vizcarra, teniendo como fondo el puente de cal y canto “Cáceres”, tomado desde el malecón que corresponde al distrito de Ripán que precisamente acababa de ser creado como tal mediante Ley Nº 13058 del 31 de diciembre de 1958.

Es de suponer que teniendo como anfitrión a su entrañable amigo Luchín, Heraud recorrió las calles y campiñas de La Unión y las fuentes del Marañón, compenetrándose en las vivencias, sentimientos y pensamientos del hombre andino. Es de inferir que Lucio Adolfo Cardich llevó a Heraud a conocer la magestuosa ciudadela inca de Huánuco Pampa, otrora capital del Chinchaysuyo y primigenia sede de la fundación española de Huánuco en 1539.

Mi buen amigo el domaino, Napzaly Dionicio Avila, me contó que el doctor y empresario Lucio Cardich Loarte le había hecho mención que llevó a Heraud a conocer las cuevas de Lauricocha, ubicadas a  3900 metros sobre el nivel del mar, donde su hermano Augusto había descubierto los restos más antiguos del hombre de América. También de labios de Lucio Cardich escuchó una serie de anécdotas y ocurrencias que el poeta Heraud había vivido en La Unión. Precisamente en su obra “Personajes de mi Tierra”, al ocuparse de la biografía de Lucio Cardich Loarte, escribe:

El Dr. Lucio recordaba:” un día de 1958, después de ingresar a la Escuela de Ingeniería, la hoy UNI, aproveché las vacaciones para viajar a La Unión con mi amigo Heraud por la ruta de Huánuco, y estando en La Unión ingerimos licor hasta marearnos y cuando nuestro amigo el poeta descansaba, en la profundidad de su sueño se puso a delirar pronunciando el nombre de su amada Adriana, con versos en rima. En ese momento la empleada de mi padre don Pedro Cardich que también se llamaba Adriana, pensando que se trataba de ella, esta se acercó para tranquilizarlo, agarrándole la mano. Al día siguiente cuando se dieron cuenta de lo sucedido, explotaron de risa”. Luego contrataron una banda de música de los “Ruco” Pacheco para alegrar a los visitantes, tocando la música de su agrado “.

A su regreso a Lima, Heraud continuó sus estudios en la Universidad Católica, en tanto que su amigo Lucio Cardich ese mismo año de 1959 viajó a Europa a los 17 años de edad para seguir estudios de Geoquímica en la Universidad de Munich, Alemania. Es de anotar que en su libro biográfico “Vida y muerte de Javier Heraud”, Cecilia Heraud publica una carta fechada en Miraflores el 1 de mayo de 1959 en la que Javier Heraud le cuenta a su compañero de colegio Degenhart Briegleb, a quien cariñosamente siempre lo llamaba Dégale, el viaje que hizo a Huánuco y su amistad con Lucio Adolfo Cardich , en los siguientes términos:

Tengo un amigo Luchín Cardich con el que me fui a Huánuco, es buena persona. Está en Alemania. Estudia Ingeniería Química. Interesado vive y sinceramente por la Filosofía. En tu próxima carta contéstame si está cerca de ti y si en algún tiempo lo puedes ir a visitar. Seréis grandes amigos” .

En la correspondencia que mantiene con su fraterno y leal amigo Dégale quien por entonces se encontraba estudiando Geología en Alemanía, Heraud le cuenta mayores detalles sobre su viaje a Huánuco y La Unión cuando le dice:

En las vacaciones estuve en la sierra, un mes más o menos, en Huánuco y La Unión. Llevé una vida de bohemio. En el hotel de Huánuco me acosté con dos charapas, me olvidé de todo, estuve borracho. !Oh, qué feliz fui!(te mando una foto que me tomé en Huánuco sobre el río Huallaga)” .

Estas fueron la forma y circunstancias en que quien fuera una de las figuras más notables de la literatura peruana visitó y conoció las ciudades de Huánuco y La Unión. En 1960 publica su primer poemario “El río” en la que plasma su contacto con la naturaleza. Y en 1961 publica su segundo poemario “El Viaje” en la que, a decir de los entendidos, la metáfora del río como vida se sustituye por la idea de la «vida» como viaje y el «descanso» como sueño. En los versos de “El Rio”, Javier Heraud escribe:

“Yo soy un río

bajo cada vez más

furiosamente,

más violentamente

bajo

cada vez que un

puente me refleja

en sus arcos”.

Si tenemos en cuenta que el poeta Javier Heraud todavía no había viajado a Rusia ni a Cuba, conviene preguntarnos: ¿cuál es la influencia que habría ejercido los viajes, la geografía, los ríos y los puentes Calicanto y Cáceres de las ciudades de Huánuco y La Unión en su producción poética? Un minucioso análisis de la obra literaria de Heraud seguramente nos dará más de una respuesta. Pero también habría que preguntarnos: ¿cuál fue la influencia de su contacto con la realidad del hombre andino de Huánuco y La Unión en su lucha social y revolucionaria?

Javier Heraud falleció en Puerto Maldonado un 15 de mayo de 1963, a los 21 años, convertido en una reveladora promesa de la poesía peruana. Por ironías de la vida, fue el huanuqueño Lucio Cardich quien un 28 de julio en el Consulado del Perú en Alemania se encargó de avisarle a Dégale que el amigo en común ya no estaba en este mundo. Heraud habrá desaparecido físicamente pero su obra poética, tan breve pero suficiente , permanece inmortal como legado para las presentes y futuras generaciones. Por eso, en el distrito huanuqueño de Amarilis hay una escuela y una calle que lleva honrosamente el nombre de quien es considerado el poeta más importante de generación del 60.

Leer Anterior

Alianza UDH visita mañana a Chankas por la fecha 10 de la Liga 2

Leer Siguiente

CSJH dejarán de pagar S/46 mil mensuales por alquiler de locales