El conflicto en ucrania y el terremoto económico

En el primer mes de la ofensiva rusa, aumentan los precios de las materias primas, alimentos y disminuye el crecimiento del PBI.

La guerra en Ucrania, que ha desencadenado una escalada de los precios de las materias primas, es un nuevo golpe para los países en desarrollo, muy lastrados ya por la pandemia, y la ONU teme que esto geste malestar social.

Un informe de la Conferencia de la ONU para el Comercio y Desarrollo (CNUCYD), el centro de estudios sobre economía de la organización, advirtió de los significativos daños económicos que el conflicto ya ha provocado en países en desarrollo.

 “Muchos países en desarrollo han tenido problemas para lograr una recuperación económica dinámica tras la recesión inducida por el covid-19 y ahora están confrontados a fuertes vientos en contra debido a la guerra”, destacó la secretaria general de la CNUCYD, Rebeca Grynspan.

Ella indicó que independientemente de que esto genere altercados, hay una “profunda ansiedad social que ya se está extendiendo”.

Según la ONU, los precios de los cereales ya sobrepasaron el nivel que alcanzaron durante la Primavera Árabe y durante los disturbios por la crisis alimentaria global de 2007-2008.

Debido a las perturbaciones de las producciones agrícolas en Ucrania y en Rusia, las repercusiones de la guerra probablemente golpeen con más fuerza a los países pobres, advirtió hace diez días el secretario general de la ONU, António Guterres, quien habló sobre “un huracán de hambruna” y “semillas de inestabilidad política”

Estas son algunas de las consecuencias de un terremoto geopolítico que se convirtió en terremoto económico.

MATERIAS PRIMAS. El conflicto ha disparado los precios de las materias primas, empezando por el petróleo.

El barril de Brent del Mar del Norte valía 90 dólares en febrero y alcanzó los 139.13 el 7 de marzo, el nivel más alto desde la crisis financiera del 2008. Desde entonces se ha mantenido muy volátil.

La subida se nota en las gasolineras, obligando a muchos países a tomar medidas, como las rebajas fiscales en Suecia o la limitación de precios en Hungría.

A diferencia de Estados Unidos, la Unión Europea, muy limitada por su dependencia de Moscú, decidió de momento no imponer un embargo a los hidrocarburos rusos, aunque quiere independizarse de la energía rusa en el 2027.

En la estela de los precios de la energía, los metales producidos en Rusia, como el níquel o el aluminio, también se han disparado hasta niveles sin precedentes, provocando un aumento de los costos de producción.

También han vuelto las rupturas en las cadenas de suministro, sobre todo en la industria del automóvil, como ya ocurrió con la pandemia de covid-19.

SEGURIDAD ALIMENTARIA. “La guerra en Ucrania significa hambre en África”, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la ONU alertó de un “huracán de hambrunas”.

El conflicto actual implica a dos superpotencias agrícolas, Rusia y Ucrania, que representan el 30% de las exportaciones mundiales de trigo, por lo que la subida de los precios de los cereales y del aceite fue inmediata.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advierte que, si la guerra continúa, entre 8 millones y 13 millones de personas suplementarias podrían sufrir desnutrición en el mundo.

MERCADO FINANCIERO. El 2022 comenzó con resultados empresariales que auguraban una reactivación económica tras el covid-19. Sin embargo, la guerra sumió a los mercados en un estado febril.

Venta de pan. Los países africanos serán los más afectados por la falta de trigo. La ONU llamó la atención ante nuevas amenazas de hambrunas.

En Rusia, las sanciones occidentales han paralizado parte del sistema bancario y financiero, y también provocaron la caída del rublo hasta 177 rublos por dólar el 7 de marzo, frente a los 75 por dólar de principios de febrero.

Además, 300,000 millones de dólares de reservas rusas en el extranjero fueron congeladas.

Estas medidas hicieron temer un default ruso por primera vez desde 1998, que finalmente no se produjo. La bolsa de Moscú estuvo cerrada cerca de tres semanas y reabrió parcialmente el lunes.

EMPRESAS OCCIDENTALES. Cientos de empresas occidentales han anunciado su retirada o al menos la congelación de sus actividades en Rusia, de forma voluntaria o involuntaria, bien por miedo a las sanciones, a la opinión pública o por presión política.

Grandes empresas como la petrolera británica BP, Ikea, McDonald’s o Coca-Cola decidieron congelar sus actividades en Rusia.

Otras, en cambio, decidieron continuar su actividad argumentando que no podían abandonar a sus empleados o privar a la población de productos básicos.

CRECIMIENTO. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé una reducción de un punto en el crecimiento económico mundial por el impacto de la guerra y el FMI tiene previsto rebajar su previsión, actualmente de 4.4% para el 2022.

El 18 de marzo, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), el FMI y el Banco Mundial dijeron estar “profundamente preocupados” por “la ralentización del crecimiento, las interrupciones del comercio” y un impacto especialmente grave en “los más pobres y vulnerables” (AFP) (tomado de elperuano.pe).

ALGO MAS

Si se prolonga el conflicto armado en Ucrania, las consecuencias se pueden aún agravar más para el mundo.

Leer Anterior

Cuidado con el árbitro Fernando Rapallini

Leer Siguiente

Choque de vehículos deja un muerto y cuatro heridos en la vía Huánuco a Tingo María