David Elí Salazar Espinoza: Al filo de la muralla

Por Víctor Raúl Osorio Alania*

El título visto como tal podría conducir a varias inferencias: «el autor se halla ante una dicotomía inacabable», «¿el suceso atañe a su tierra natal o algún tópico de la marisma mundial?», «observa un hecho que languidece», «¿puede ser fatal o beneficiosa aquel filo que corresponde a un arma desenvainada?».

ANTECEDENTES

El 23 de octubre de 1962 nació en Santa Ana de Tusi, hijo de los docentes, Rodrigo Salazar Palacios y Fortunata Espinoza Villanueva, él radica en Cerro de Pasco desde los 16 años. Casado con Elsa Muñoz Romero, con quien tiene tres hijos, Franz, Henry y Joyce.

Maestro y doctor en Literatura Peruana y Latinoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

El 22 de mayo de 1998, David Salazar presentó “Destinos inciertos” en el Salón Claridad, Cerro de Pasco, a la postre, sería su primera obra, según los registros que tengo entre manos.

Animador de la producción literaria en su condición de docente de Literatura y posgrado de la Universidad Nacional “Daniel Alcides Carrión”.

Disertante en foros, el 2010 estuvo en Egipto, en tanto, el 2021 fue elegido por el Ministerio de Cultura del Perú para intervenir en la versión 35 de la Feria Internacional de Guadalajara, México.

OBRA RECIENTE

“Al filo de la muralla” (título literal y metafórico de alto coste) de David Elí Salazar Espinoza consta de nueve apartados, discurre por 150 páginas con solapas y 13 dibujos en el interior. El tres como número cabalístico está presente en la suma de letras de los nombres y apellidos del autor, también en los capítulos y guarismo de páginas. ¡Feliz coincidencia dé buena aura!

El Dr. Carlos Huamán López tiene más de un aserto en el prólogo: «El autor no deja de evidenciar la injusticia de la que son víctimas los mineros, revisa tópicos de la memoria que pasan por la vida amorosa de personajes jóvenes y llega a veces, con fino humor o marcada nostalgia, a la ejemplificadora defensa del territorio de la vida: la casa» (p. 9).

Escucho el canto del pichuychanka, pichunquita, pichuyza o gorrión andino y atisbo “Al filo de la muralla”, capítulo uno.

Abandono, cerco, nieve, Fernando evoca los roles de Mavila. Si Franz Kafka habla de la “Metamorfosis” de Gregorio Samsa en horrendo insecto, por analogía, el autor está presenciado algo similar, pero en nivel mayúsculo y social.

Un ósculo corre por el bruno cabello y causa viraje en la relación de pareja, también en el modo de observar y escuchar el mundo cercano. «Casi todos los días alargábamos lentamente los pasos como despidiendo la ciudad, ante nuestros ojos aparecían esas calles desoladas, donde una treintena de casitas pequeñas, maltrechas y alicaídas se sostenían a las justas en una lucha infernal con el tiempo» (p. 15). Ulterior a este hecho, ella partiría para tratarse de un malestar estomacal, no obstante, la muerte remueve las neuronas del amado. 

Los “cadis”, parte dos. Marcelino, Garga, Montecarlo, canchas de golf, cuadrilla de adolescentes, gringos. «(…) de pronto, un gringo se me acerca, me da una bolsa similar, un poco más pequeña y me dice: “¡Toma!”, y sin querer cargué la bolsa como hacían los otros niños para seguir al gringo con dirección a las canchas de golf» (p. 29). Aquel día perdió Patrick Johnson, sin embargo, Víctor, en el papel de cadi, ganó experiencia durante cuatro años para forjar este relato testimonial.

Cerro de Pasco, villa andina, colonial y cosmopolita halla ejemplo de “Resistencia en la calle Lima”, hogar del apartado tres que regenta Serafín “Shera” Prado, quien defendió la historia familiar, muerto salió de aquella sagrada morada. «El superintendente reunió a los directivos de la empresa y después de varias sesiones decidió suspender indefinidamente el proyecto del Plan “L”. Aplazaron la compra de las demás casas a los propietarios…» (p. 68). Persuasión versus disuasión, argumento versus contrargumento, principado versus mendigo, esos elementos léase con claridad meridiana. 

Apartado cuatro, El “casa verde”, a simple vista podría insinuar falta de concordancia, solo recoge una expresión de hartazgo. «Nos llevaste a la estación del tren y allí compramos los boletos para irnos a Huarón. Partimos en un vagón pequeño y en el trayecto empezaste a contarnos sobre la majestuosidad de los bosques de piedra de Huayllay. Llegamos a la residencia de San José y luego caminamos a Huarón» (p. 77). La búsqueda de empleo equivale a ubicar un alfiler en el pajar.

“Nunca mires la braga [el calzón] de tu mujer”, capítulo cinco. Apodos (“cachudo”) y jerigonza (lenguaje subestándar) es normal en la mina, mas en esta obra la milonga está dicha en expresión estándar. «¡He estado con tu mujer, todavía seguirá puesto el calzón amarillo que luce en su cuerpo!» (p. 86). Dónde divaga el aforismo: «A la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa». Domitila destaca con honores de fidelidad. ¡Bien por ella!

Oxigeno adicional para abordar “El viejito cau-cau”, natural de Cuchis, lampero en Huarón y Cerro de Pasco. El personaje principal labora como barrendero (cuestión de consuelo a consecuencia de la neumoconiosis en los pulmones), en cierta ocasión lo encuentran durmiendo a pierna suelta, el jefe lo recrimina y deja claro que es la última oportunidad, “Cau-cau” no reclama nada porque está quedando sordo. La escoba barre toda indiferencia.

Léase “Inundación de la mina en el nivel 21” en la unidad siete. Obreros y patronal son convocados por el pliego de reclamos en pro de 17 mil agremiados. No hay acuerdo, la nieve llega jalada por la huelga indefinida de tres meses. Asesinan a Tomás Miranda, “Héroe de la Lucha Sindical”. El maestro Muñoz descuella con original testimonio.

El tranvía ocho conduce “Al encuentro con el maestro” Luis Raymundo Pajuelo Frías en el nosocomio huancaíno. David Elí, tu adhesión también es mía.  

La ceniza va de tarde, / Una tarde vuela en junio, / Inmortal junio hace viaje, / Su viaje detrás del vate.

Real vate forja historia, / Amigo de hecho palmario /Y crítico literario. / Mueve tus alas, ceniza, / Une la tarde con junio, / Narra que junio hizo viaje, / De viaje anda nuestro vate, / Oh, vate y su digna historia.

“Cirila” mueve / la sección nueve. Hablan las aguas mansas por la recuperación de Patarcocha o laguna de Patar, ella habla con lenguaje no verbal desde Honduras y eso genera la visita de Elías a Tegucigalpa.

Al filo de la muralla de David Elí Salazar Espinoza viaja con más certezas que anfibologías.

*“El Puchkador de la Nieve”

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