Cuando la nostalgia se convierte en canción: un análisis de “Cuando Salí de Mi Tierra”

Por: Jorge Chávez Hurtado

El maestro Gumersindo Atencia Ramírez, un ícono viviente de la música huanuqueña, ofrece una visión profunda sobre la emblemática obra Cuando Salí de Mi Tierra. Según Atencia, esta pieza se enmarca en la forma musical del chimayche, con raíces que se remontan al siglo XIX. Existe una partitura que lleva las firmas del General Mariano Ignacio Prado en la música y de Ezequiel Ayllón en la letra. No obstante, Atencia cuestiona la veracidad de esta fuente, argumentando que Mariano Ignacio Prado no es conocido por otras composiciones, lo que suscita dudas sobre su autoría. Además, destaca que la calidad musical de la obra supera el mero entusiasmo de un aficionado, y sugiere que Ezequiel Ayllón podría no ser el verdadero autor de la letra, ya que fragmentos de sus versos aparecen en otras composiciones en su poder.

Hasta 1970, la canción solo constaba de un cuarteto: “Cuando salí de mi tierra, de nadie me despedí, huanuqueña; solo las flores del campo lloraron sangre por mí, huanuqueña”. Fue en los primeros años de la década de 1970, con el resurgimiento del Centro Musical Enrique L. Vega, fundado en 1949, cuando se decidió grabar esta canción como parte de un proyecto para preservar la música huanuqueña. Atencia encargó personalmente al renombrado poeta huanuqueño David Machuca Chocano la tarea de escribir la letra de la segunda y tercera estrofa, junto con la fuga correspondiente. Dado que no existía una melodía para la fuga, Atencia consideró la creación de esta en la forma de cashua.

Se sabe que la partitura original estuvo en posesión del maestro Rodolfo Holzmann, quien, entre las décadas de 1970 y 1980, la presentó para su estudio en el Instituto Nacional de Música Daniel Alomía Robles, asegurando así que esta joya musical huanuqueña permaneciera en el foco. de la investigación y el respeto.

«Cuando Salí de Mi Tierra» es una obra que despliega una profunda carga emocional, capturando el desgarrador sentimiento del desarraigo y la intensa nostalgia por la tierra natal. A través de sus versos, el autor nos lleva de la mano por un viaje que va desde el dolor de la partida, pasando por la tristeza del exilio, hasta llegar a la esperanza de un anhelado retorno. Esta composición trasciende lo personal, convirtiéndose en un reflejo del sentimiento colectivo de quienes han tenido que abandonar su hogar.

Desde el primer verso, «Cuando salí de mi tierra, de nadie me despedí, huanuqueña», se establece un tono de soledad y desolación. La ausencia de despedida, que en otros contextos estaría acompañada de palabras de cariño y promesas de reencuentro, aquí resalta un vacío profundo. La soledad se intensifica al no haber adiós, y son las «flores del campo» las que, como testigos silenciosos, lloran «sangre» en lugar de lágrimas. Esta imagen poderosa sugiere que la misma tierra, con su naturaleza viva y sensible, sufre la partida de uno de sus hijos. Las flores que lloran sangre son una metáfora intensa, posiblemente aludiendo al sacrificio o al precio emocional que conlleva abandonar el lugar de origen.

En la siguiente estrofa, «La noche me fue cubriendo y entre sus sombras lloré tristemente», se refuerza la atmósfera de melancolía. La noche y sus sombras representan lo desconocido, un manto que envuelve al viajero en tristeza y temor. El llanto en la oscuridad es un acto íntimo, casi ritual, que refuerza la soledad del protagonista. Aquí, la «beldad» de la tierra natal, simbolizada en la «huanuqueña», queda atrás, prendada como un recuerdo doloroso que se lleva en el corazón.

Los «vientos de otras tierras» que llenan el corazón de tristeza en la siguiente estrofa representan las nuevas experiencias y lugares que, en lugar de consolar, solo acentúan la añoranza por lo perdido. Sin embargo, es precisamente en este dolor donde nace la creación artística. «Tus quedaron recuerdos haciendo de mi dolor dulce canto» resume el poder transformador del arte: el sufrimiento se convierte en canto, en una expresión artística que no solo alivia, sino que también embellece la experiencia del desarraigo.

La cachua final introduce un cambio de tono, de la melancolía al anhelo esperanzador. «Hoy que regreso mi corazón busca tu amor nuevamente» expresa el profundo deseo de regresar, de reencontrarse con lo que se dejó atrás. Este retorno es tanto físico como emocional, una búsqueda de reconexión con la tierra natal y con el amor que solo ella puede ofrecer. El «cielo azul de mi tierra» simboliza la pureza, la libertad y la paz interior que el protagonista ansía reencontrar. Es una imagen poderosa que encapsula la serenidad y el sentido de pertenencia que solo se encuentra bajo el cielo familiar.

En consecuencia, «Cuando Salí de Mi Tierra» es un himno a la nostalgia, un canto que surge del dolor del exilio y se convierte en una oda al poder del recuerdo. A través de su rica imaginería poética y su profunda emotividad, la canción captura la esencia de lo que significa dejar atrás un hogar amado y el anhelo constante de regresar a él. Es un testimonio del poder del arte para transformar el dolor en belleza y para mantener viva la conexión con las raíces, sin importar la distancia.

 

CUANDO SALÍ DE MI TIERRA

Chimayche

Cuando salí de mi tierra,

de nadie me despedí, huanuqueña,

de nadie me despedí, huanuqueña.

Solo las flores del campo,

solo las flores del campo

lloraron sangre por mí, huanuqueña,

lloraron sangre por mí, huanuqueña.

La noche me fue cubriendo

y entre sus sombras lloré tristemente. (Bis)

Porque mi vida quedaba (Bis)

prendada de tu beldad, huanuqueña. (Bis)

Los vientos de otras tierras

llenaron mi corazón de tristeza. (Bis)

Mas tus recuerdos quedaron (Bis)

haciendo de mi dolor dulce canto. (Bis)

Cachua

Hoy que regreso, mi corazón

busca tu amor nuevamente,

y entre tus brazos quiero admirar

el cielo azul de mi tierra. (BIS)

Leer Anterior

A la cárcel por intentar abusar a joven que conoció en discoteca

Leer Siguiente

Alianza Lima es el líder absoluto del Torneo Clausura