Por: Fortunato Rodríguez y Masgo *
Los días apresurados caminan, la fiesta por la navidad se acerca, los preparativos avanzan de acuerdo a lo programado, este año están de mayordomo la familia de los Ayalas de Pachas (Huánuco), ya compraron una res para matar y hacer la comida, en especial el locro huanuqueño, contrataron una cocinera de Huancachupa, experta en preparar la pachamanca y la fritanguita de chancho, Gilberto el menor de los hijos ya contrato una orquesta vernácular, para amenizar la fiesta con música netamente huanuqueña, cohetes y castillón ya están preparado solo falta recoger de don Amacho Visag, viejo cohetero quien conserva la vieja tradición del arte de la pirotecnia en nuestra localidad.
Llego el día esperado, 24 de diciembre de los años 90, en el puerto de Madre Mia (Aucayacu-Huánuco), la noche se acerca, en camino se encuentra la orquesta, el día estaba lluvioso, se calmo la tempestad dando una tregua para la noche buena quizás; así, lo permitió Diosito lindo, ya casi todo esta listo, solo se espera la llegada de los músicos para dar inicio al festejo navideño, preparado antelada mente por los Ayalas de Pachas, como se les conocía.
Mientras, en el sector de Carpish la lluvia persistía, el tránsito de los vehículos era lento por la caída de lodo y piedras, preciso momento que aprovechaban para que los pasajeros “apurados” pasen caminando, para luego continuar con su viaje. Era aproximadamente las 17 horas (5 p.m.), los integrantes de la orquesta contratados decidieron bajar de la combi para ir a pie, adelante estaba el del arpa, luego del saxo, violín y los demás integrantes en total eran 8, se acompañaron con los demás viajeros, todos en fila india, pareciera calmado la lluvia y de pronto se vino un tremendo deslizamiento de lodo y piedra, sepultando casi a 10 personas, entre ellos a los tres primeros caminantes de los músicos, un policía, dos maestros. Preciso, momento se oscureció, la tenebrosa noche llego, el temor, llanto y dolor reinaba en Carpish, nuevamente “se tragó” a las personas, horas antes de celebrar la navidad, enlutando a muchos hogares por la trágica muerte de sus familiares.
La noticia camino como reguera de pólvora, llegando hasta el puerto Madre Mia, donde los Ayalas esperaban a los músicos, quienes no llegaron. Al tener conocimiento de este lamentable hecho, se suspendió las vísperas, solo se festejó el día central, 25 de diciembre, ya no hubo orquesta solo un equipo de sonido, la fiesta estuvo triste por los hechos ocurridos. Una vez mas Carpish atrapo con la muerte a 10 pasajeros.
Otro hecho que ha teñido de sangre el temible sector de Carpish fue el 25 de diciembre del 2023, donde perecieron dos niños, uno de seis meses y otro de 9 años, y seis personas resultaron heridos, a consecuencia de la volcadura de un automóvil, que circulaba desde Huánuco con destino a Tingo María, el accidente de tránsito se suscitó a las 17.30 horas, en el kilómetro 49. Gracias a la pronta acción de rescate de los transportistas y transeúntes lograron rescatar a la afectados, quienes fueron auxiliados luego trasladados hasta Acomayo. Otro hecho que enluta a dos familias en plena fiestas navideñas.
Marcial Lorenzo, un comunero de la zona manifestó: Una noche yo estaba caminando por el camino real (empedrado), ya en la altura de la quebrada, en la parte alta, pude escuchar el sonido de un arpa y violín que entonaban un huayno, también risas y conversaciones con voz ronca que no se podía entender con claridad, me acerque había una fogata alrededor sentados gente adulta, todos con sacos o chompas, estaban con el rostro agachados y despeinados, sentí de inmediato temor, mi cuerpo ya no me obedecía, me senté en una piedra y me quede dormido, cuando me levante era ya de amanecida, hacia demasiado frio, mi garganta estaba totalmente seco, estaba en una paraje totalmente desconocido, fuera del camino, el paisaje bonito lleno de flores plantas y árboles, las avecillas hacían piruetas en el aire, vi mariposas grandes y raras, de donde sea saque fuerza pude caminar, me abrí camino jalando las hierbas, luego de dos horas creo encontré el sendero de piedras; la verdad, no se como llegue a ese lugar, creo fue un encanto del diablo que me quiso llevar, gracias a Dios estoy vivo dije, me persigne y seguí caminando, pero ya de retorno, no continue con mi destino, dijo don Marcialito.
El 25 de febrero de 1994, la compañía Expreso Aéreo, brindaba servicio de transporte de pasajeros y carga en la zona amazónica del Perú, levanto ascenso desde Tingo María con destino a Lima, el vuelo era nacional procedente de la ciudad de Juanjuí con escala en Tocache y Tingo María, transportaba a 29 pasajeros y tres pilotos, (dos rusos y Martin Perochena de origen peruano, hijo del propietario de la empresa aérea), en total 31 personas en la nave. A los pocos minutos de haber despejado el avión de la ciudad tíngales, ya en el bosque natural de Carpish, específicamente en el cerro “Tres Alcantarillas”, una de las alas roso, explosionando el avión ruso, fabricado en 1976, perecieron al instante los pasajeros, cuyos cuerpos fueron hallados luego de 10 días de búsqueda por los rescatistas de la zona, la policía más personal de la Fuerza Aérea del Perú, la nave fue localizado el 5 de marzo, totalmente destruido, la causa pareciera fue el desconocimiento de los pilotos rusos con la altitud del temible Carpish.
En la lista de los fallecidos figuraba un empresario huanuqueño dedicado a la comercialización de vehículos en Tingo María, la leyenda negra manifiesta que portaba un maletín lleno de miles de dólares, jamás se pudo localizar, muchos intentaron encontrar, pero la suerte no los acompaño, porque nunca encontraron.
En una oportunidad, allá por el año 2010, en una conversación tuve con don Gerardo Taboada Rodríguez, hijo de don Pablo Taboada Pascal, propietario de la hacienda “Cruz Pata”, localizado precisamente por el monte de Carpish, me revelo aspectos importantes, que sucedía dentro de su propiedad ya mencionada; por ejemplo, cuando apenas había contraído nupcias con su esposa, se fueron a vivir a la hacienda, de esa manera trabajar dentro de ella, una de esas mañanas estaban sentados sobre la cama del dormitorio; de pronto, vio volar hacia ellos el peine, tal como si una persona les hubiera arrojado, fue algo misterioso.
Cierto día, estaban limpiando la maleza parte del terreno agrícola, solo estaban dos operarios y el, nadie más, el resto era silencio, de pronto se escuchó una conversación con voz ronca, hablaban en quechua, luego se pusieron a caminar sobre un piso entablado; pero si no había piso de madera por ahí, esto nos atemorizo, tuvimos que regresar a la hacienda.
Como es tu conocimiento me dijo don Gerardo, en la zona de Carpish vivieron los gentiles de los incas, porque se ve las ruinas de sus viviendas y sus corrales, muchos hacendados y comuneros pircaron sus casas o pusieron como cimiento las piedras de esas ruinas. Ya al pasar el tiempo, varias personas vieron apariciones de los incas en sus casas o por donde estaban las piedras. Se dice, todo los enceres de los gentiles (Chupachos o incas) atrae a esos finados caminan donde están sus cosas, eso siempre se ha dado aquí en Carpish me revelo don Gerardo Taboada.
Realmente un velo de misterio cubre a Carpish, desde remotos años; es decir de los Chupachos, Panatahuas, Incas y luego los colonos sucedieron episodios paranormales como hechos trágicos; esto contribuye a la creación de leyendas, mitos y cuentos que se relatan en la zona.
*Escritor, economista y abogado. E-mail: rodriguezmasgo@gmail.com, Cel: 964759237. Fotos: D.R. referencial.






