Bajo el cielo huanuqueño: un adiós a Gumersindo Atencia, el alma de nuestra música

Por: Jorge Chávez Hurtado

Los cerros de San Cristóbal, Paucarbamba y Rondos parecen entonar una melodía solemne, un eco de nostalgia que recorre el gran valle del Pillco mientras despedimos al maestro Gumersindo Atencia Ramírez. El lunes 7 de octubre, a las 9:25 de la noche, dejó este mundo. En sus últimos instantes, rodeado de sus seres queridos en el lecho de su hogar, su profunda mirada se posó en ellos, como un último gesto de amor eterno. Unas lágrimas, suaves y lentas, rodaron por su mejilla, y con ese silencioso adiós, exhaló su último aliento, dejando su espíritu flotando en el aire, como una nota que nunca se extingue.

Nacido el 24 de julio de 1931 en la hacienda de Taullín, hoy centro poblado de La Libertad, región Huánuco, Gumersindo Atencia Ramírez llegó al mundo en un rincón de montañas y lagunas, camino al Pichgacocha. Aquel paisaje, con sus cinco lagunas, tal vez inspiró el espíritu creativo de quien se convertiría en una de las figuras más influyentes en la preservación y promoción de la identidad musical huanuqueña.

Su formación académica y artística se consolidó en el Instituto Superior de Música Daniel Alomía Robles, donde obtuvo el título de Docente en Educación Musical, y desde donde comenzó a forjar un camino lleno de aportes al desarrollo de la música huanuqueña. El profesor Atencia, además, ostentaba el título de Instrumentista de Guitarra Clásica, conferido por el Conservatorio Nacional de Música, y fue un gestor incansable del desarrollo cultural de su región y del país.

La obra de Atencia se destacó tanto por la profundidad de su conocimiento de los estilos tradicionales como por su capacidad pedagógica. Conocía y dominaba géneros como el huayno, las mulizas, los valses, el harawi, el yaraví, la cachua y el chimayche, siendo también un versátil creador y arreglista. En su haber, se cuentan más de 50 composiciones, entre las que destacan huaynos como Adiós Cariño, Sueño de Amor, ¡Qué tal familia! Democracia, Niñashay, Hoja Sagrada, Cenizas, Distancia, Acuarelas Huanuqueñas, Sumaq Cholo, Mujer, Sangre Peruana, Cariño de Amor, Miss Mundo, G y M Internacional, Acuarelas Huanuqueñas y muchos más. Su versatilidad lo llevó a componer himnos para instituciones y ciudades del Perú, sumando catorce himnos ganadores en diversos concursos, entre ellos los himnos de Huancayo, Chanchamayo, y la Universidad Nacional del Centro del Perú.

En 1949, cofundó el Centro Literario Musical Enrique L. Vega, dando inicio a una carrera creativa que nunca cesaría. En 1970, fundó el conjunto Centro Musical Melodía Huanuqueña y, en coordinación con el Dr. Manuel Sara Ratto y el extinto maestro Andrés Fernández Garrido, fundó el Centro Musical Huánuco, instituciones que sembraron en muchos jóvenes el amor por la música y la cultura de su tierra. Atencia Ramírez fue, además, el principal gestor del traslado de los restos de Daniel Alomía Robles a Huánuco y promovió la construcción de su cripta, un homenaje tangible a uno de los más grandes compositores del Perú.

Estuvo casado con la distinguida señora Julia Serafina Chávez Mori, oriunda de Rioja, en la región San Martín. En ella, una mujer de espíritu servicial y alegre, encontró una hija política, Yadira. Además, de su primer matrimonio con la extinta profesora Lidia Bernal Majino, tuvo cuatro hijos: Sharon, Gumer, Sandra y Germán.

Impulsó la recuperación del local del Club Central en beneficio del futuro Centro Cultural Huánuco. En su prolífica carrera, también publicó la Antología de la Música Tradicional Huanuqueña.

El maestro Gumersindo Atencia Ramírez no solo fue un compositor, sino un formador de generaciones. Su labor como docente en el Instituto Daniel Alomía Robles fue vital para la formación de nuevos músicos.

Los reconocimientos no tardaron en llegar. En abril de este año, el Congreso de la República lo condecoró por su trayectoria profesional, y recibió la Medalla de Honor de la Universidad Nacional Hermilio Valdizán en 2014. Asimismo, la Defensoría del Pueblo le otorgó un diploma de reconocimiento en agosto, durante el 484 aniversario de Huánuco, por su invaluable contribución al desarrollo y afianzamiento de la identidad cultural.

En mayo de este año 2024, el maestro Gumersindo Atencia Ramírez nos deleitó con un último acto de su incansable creatividad musical. Junto a su conjunto Centro Musical Melodía Huanuqueña, presentó su más reciente producción discográfica, titulada Bajo el Cielo Huanuqueño.

El Ministerio de Cultura, reconociendo su incansable labor, le otorgó el título de Personalidad Meritoria de la Cultura, un justo homenaje para un hombre que dedicó su vida al arte y la educación.

Cada rincón de Huánuco, cada melodía que evoca su nombre, se convierte ahora en un recordatorio desgarrador de que hemos perdido no solo a un gran artista, sino a un maestro, un mentor y un pilar de la cultura. Las lágrimas que brotan al recordar su sonrisa y su guitarra son el testimonio del amor y la admiración que su legado inspira. En cada nota que se alza al viento, Gumersindo Atencia Ramírez vive, y su memoria perdurará en el corazón de su tierra, donde su música seguirá tocando las almas, incluso en la tristeza de su despedida.

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