Autoestima o valoración de uno mismo

Por: Víctor Raúl Osorio Alania*

«Todos tenemos una prenda valiosa o joya de mucho valor que nos acompaña desde la concepción de la vida hasta los últimos estertores de nuestras neuronas. ¡Viva la autoestima o valoración de uno mismo!», VROA.

RELATO

La ratona pretenciosa (cuento fabulado). El ratón y la ratona estaban a punto de contraer matrimonio. Todo estaba listo para el día prefijado, no obstante, la ratona empezó a dudar:

¿Tendré seguridad y seré feliz viviendo con alguno de mi especie? Se quejaba de ser tal, se lamentaba no tener figura humana, su hada madrina se compadeció y la transformó en una niña hermosa. Tan pronto como obtuvo figura humana comunicó a su padre el deseo de casarse con el ser más poderoso del universo, y el padre preguntó a su hija: ¿Quién es el ser más poderoso?

La hija respondió: El sol es el ser más poderoso. El padre ratón preparó empeñoso su nave espacial y especial, pronto viajó hacia el sol y suplicó se case con su hija, empero el astro rey dijo: Vuestra hija es hermosa, cuánto quisiera casarme con ella, pero no soy el ser más poderoso.

El padre inquirió sorprendido. Entonces, ¿quién es el ser más poderoso?

Las nubes, diría el sol.

¿Por qué? insistió don ratón. Porque cuando quieren me cubren, así impiden la proyección de mis rayos, concluyó la estrella amarilla.

El papaíto quería complacer a su joven hija, sin pérdida de tiempo tomó el camino que lleva al reino de los nublos. Apu de las nubes o copos de algodón tú que eres el ser más poderoso del universo, te pido, ¡por favor!, te cases con mi hija.

Tu hija es incomparable en belleza, se lo digo de corazón, aunque lamento decirle que no soy tan poderoso como le informaron, acotó el apu de los celajes.

¡Carambas!, ¿acaso hay un ser más poderoso que usted?, insistió el progenitor.

¡Si! Wayra-viento me supera en fuerza, admitió el apu de las nubes, agregando luego, en el momento menos previsto me lleva de un lado para otro, me sacude, me agita, llevándome de arriba hacia abajo o viceversa, de izquierda a derecha o al revés.

La ratona se turbaba por la demora del progenitor. Ahora, él había sacado “boletos” para ir en busca del viento. Al igual que en ocasiones anteriores, ocurrió –más o menos– el siguiente diálogo. Wayra-viento no podrás negarme que eres el ser más poderoso, por lo mismo, aquí estoy de rodillas ante tu grandeza, levanto las manos y suplico para que matrimonies a mi hija.

En honor a la verdad, siempre he soñado con tomar a vuestra hija para mi compañera… estaba diciendo el apu de los vientos.

Cuando el padre creía haber encontrado al ser poderoso, la respuesta negativa del viento lo dejó pasmado. Sin embargo, a fin de que no pierdas la fe de tener hijo político, podrías casarla con Waqurunchu, Waywash, Waytapallana o Salkantay que son montañas ecológicas, miradores naturales, transmiten identidad, vencen con facilidad a mi menuda fuerza, finalizó el apu de los vientos.

Remontando energías, degustando al paso cancha y queso; luego, corriendo, saltando, llegó ante los pies de una de las figuras níveas (usted aquilatado lector elija la montaña más colindante a su realidad): ¡Suntuosa montaña de esta parte del camino he sufrido demasiado, no me niegues, cásate con mi hija!

Como progenitor eres ambicioso y humilde a la vez, lamento confirmarte que el ser más poderoso del universo no soy yo…

¿Cómo? ¡Acabo de informarme que vences al sol, al apu de las nubes, al apu de los vientos!, enfadado habló el padre.

A ellos sí, pero no puedo con el ratón que socava mis raíces y corre a su libre albedrio por todo mí ser. Ahora mismo viene jugueteando con otros ratoncitos, casa a tu hija con él y tendrá felicidad y te dará prole invencible y muy reconocible, hubo íntimo suspiro del collado.

Retomó su aspecto original la ratona con el apoyo de su hada madrina, claro está. El padre ratón tuvo que disculparse ante la comunidad ratona, por haber dudado de su especie; exteriorizando también sus disculpas a los wamanis y a las pacarinas. Casó a su hija ratona con el ratón que había pedido la mano, tal para cual. Asistieron el sol, los apus de la nube y el viento, este último lucía poncho color habano.

Hasta el contorno de la montaña se dirigieron los contrayentes acompañados por toda la flora y fauna. El gato botero de siete vidas trasladó a los novios hasta el lugar indicado, en honor a la verdad, no hubo impedimento ni nada por el estilo. ¡Qué indo! ¡Un beso selló las nupcias!

AUSCULTANDO

¿La ratona soluciona su capricho existencial convirtiéndose en la niña más hermosa del universo? Sorpresa nos da la vida, la vida se puede tachonar con sorpresas. La ratona idealiza fuera de su contexto, menosprecia su ser. Hay intentos de harakiri (haraquiri), rectificándose a tiempo. Usando símil digo que el hombre requiere oportunidad para compartir su talento.

¿El padre ratón hizo bien en actuar como embajador de su hija para la obtención de su arrebato juvenil? Padres, tutores o educadores, en la dinámica vivencial, están llamados a “convivir” con el ciclo vital de los hijos. La romántica hija (en la flor de su primavera o en el atardecer de su esperanza), el hijo (proyección de genes), siempre requiere de padres líderes. La contrastación de hechos en todo tiempo y espacio permite descubrir y potenciar los rasgos inherentes a la autoestima. La mejor herencia que podemos transferir es la educación; ahora, si regalamos algún bien material, puede generar discordia, persecución, vituperio.

¿Las respuestas del sol, del apu de las nubes, del apu de los vientos, de la montaña evidencian debilidad? No indican debilidad ni queja; son sabios al reconocer que su munificencia tiene límite. Autoestima es el florilegio de virtudes y limitaciones. ¡Ah!, más aprendemos de virtudes y aciertos.

Según el relato, ¿el poder es patrimonio de alguien en particular? Todos tienen poder, muchas veces, no se aplica debidamente. En el tablero ajedrecístico de la sociedad, cada actor social cumple un rol protagónico. Todos somos importantes, nadie está de más, tampoco nadie es imprescindible.

*“El Puchkador de la Nieve”

 

REFERENCIA

Osorio, V. (2002). Espejo del alma (autoestima, identidad y liderazgo). Cerro de Pasco: “Puchkando” Editores y Red de Bibliotecas de Pasco.

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16.02.2024

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