Hablamos de un complejo arqueológico monumental y muy atractivo para el turismo, pero, pese a su gran importancia, aún no recibe la atención que merece.
Según el docente y escritor Akim Carrasco Céspedes, los restos arqueológicos del distrito de Tantamayo en la provincia de Huamalíes, conocidos como los Rascacielos de América, en particular del Complejo Arqueológico de Piruro, está en un completo abandono; al punto, que algunas partes están sostenidas con madera a punto de colapsar.
“Piruro tiene un proyecto de restauración desde el año 2014, la gestión de Rubén Alva, empezó con el proyecto y ya estaba en la etapa de finalización, pero a los gobernadores siguientes no les interesa estos restos arqueológicos, pese a que ya se había aprobado un presupuesto de 12 millones de soles”, señala Carrasco Céspedes.
Agrega que dicho proyecto está encarpetado en la actualidad, cuando con su viabilización promoverían el desarrollo a la margen derecha del río Marañón, además de otros pueblos olvidados.
Las fotografías registradas por el docente muestran la lamentable situación en las que se encuentran estos vestigios. Esperemos que los sectores Turismo y Cultura puedan desviar su mirada hacia Tantamayo y gestionar la puesta en valor de este patrimonio cultural.
PIRURO. Piruro Cultura de Tantamayo, mal llamado Yarowilca, se encuentra a 3895 m s. n. m., en la cabecera del pueblo de Coyllarbamba, distrito de Tantamayo, provincia Huamalíes, Huánuco.
Consta de dos ciudadelas próximas: Piruro I y Piruro II. La característica predominante son los edificios de hasta cinco niveles dispuestos en círculo y una sola muralla defensiva, por lo cual se considera que no fueron concebidas como fortines de guerra sino para fines ceremoniales y funerarios.
Los imponentes edificios de Piruro, cuya época de esplendor se sitúa en el Intermedio Tardío (1000 a 1400 años d. C.) son conocidos como los «Rascacielos de Tantamayo». Lo nombró por primera vez el reconocido obispo Rubén Berroa en el año de 1910, cuando visitó el margen derecho del río Marañón y su paso hacia el Valle de Monzón.
Esta zona arqueológica fue saqueada por el supuesto antropólogo Bertrand Flornoy entre 1952 y 1975.
Las primeras excavaciones las realizó el arqueólogo francés Louis Girault entre 1968 y 1970.
Estudios realizados en los años 80 por Elizabeth Bonnier y Catherine Rozenberg revelaron que en el estrato más antiguo de Piruru hay restos de un estilo arquitectónico similar al del periodo Kotosh-Mito (2500 a 2000 años a.C.), es decir del precerámico, lo cual significaría que los primeros habitantes de Tantamayo habrían tenido su asiento original en el mismo Tantaamayo.
Etimológicamente el nombre proviene de la palabra quechua «Piruru» que significa «tortera» (pieza de cerámica, madera, piedra o hueso que se coloca como tope en el huso). Como también espiralado, según se muestra en uno de los muros una litografía.
Lo que impresiona al visitante son los edificios que se conocen como los “Rascacielos de América”, edificaciones verticales, probablemente, los más antiguos del mundo, cuyas características asombran, puesto que presentan hasta escaleras de caracol.