El vals que venera: Ubaldo Fernández y el Señor de Burgos, un tributo que enciende el alma huanuqueña

Por: Jorge Chávez Hurtado

Cada año, el corazón de Huánuco palpita al unísono con la fe y la devoción hacia el Señor de Burgos, en una procesión que trasciende el tiempo y el espacio. Desde las primeras luces de la mañana, miles de huanuqueños llenan las calles, instituciones y hogares con adornos y alfombras floridas, transformando la ciudad en un manto de colores que anuncia la llegada del venerado Cristo crucificado. Esta imagen, que en la procesión es una réplica fiel de la original, se desplaza como un rey por las arterias de su ciudad, un símbolo viviente de fe que, según cuenta la historia, llegó a Huánuco desde España en los albores de la época. colonial, convirtiéndose en un faro espiritual y en el «Rey Celestial» de la ciudad.

Las calles, los jirones y plazas de Huánuco, Amarilis y Pillco Marca, decoradas para recibirlo, lucen con esa reverencia intangible que sólo una tradición profunda puede inspirar. Familias enteras, instituciones educativas y autoridades pausan sus trabajos para rendir homenaje a su paso. Hay lágrimas, súplicas y gratitud en cada rostro; en cada uno se esconde una historia de esperanza, de protección o de agradecimiento. Es el espíritu religioso que se ha ido sembrando de generación en generación, aquel que convierte a esta tierra en un santuario de fe viviente.

 

Un vals para el Señor: el legado de Ubaldo Fernández Fiestas

 Entre los sonidos que envuelven esta solemne procesión, resuena un género musical que Huánuco ha hecho suyo, el vals con aroma a su tierra. Ubaldo Fernández Fiestas, un compositor nacido en las costas de Lambayeque, pero con el alma arraigada en Huánuco, legó hermosos versos y melodías que han cantado a la belleza de la ciudad y la devoción del pueblo. En su vals dedicado al Señor de Burgos, su voz parece fundirse con el viento de la cordillera, pidiendo “para Huánuco tu bendición”. Es una súplica melódica que honra no sólo la imagen venerada, sino a todo el pueblo que, con fervor, encomienda su fe en ese rey crucificado.

Fernández no se detuvo en un único homenaje. En su vasta obra, el Señor de Puelles también tiene un lugar de honor, compartiendo este espacio musical y espiritual. A través de sus composiciones, la devoción toma una forma tangible, una música que no sólo se escucha, sino que se siente, que acompaña el andar de quienes sostienen, con manos temblorosas y corazones firmes, la imagen del Señor de Burgos.

 

De la antigua San Agustín a la Catedral: un legado de fe y milagros

 La historia de esta imagen santa está tejida con episodios de traslado y preservación, como si el mismo Señor de Burgos reclamara su lugar en la Catedral de Huánuco, su morada definitiva. Desde los antiguos muros de la iglesia de San Agustín hasta su llegada a la Catedral en 1930, este Cristo ha sido testigo de la vida y esperanza del pueblo huanuqueño. La leyenda dice que, bajo una lluvia inusitada, la imagen fue transportada al templo mayor por el jardinero Aquino y otros devotos. Más tarde, fue custodiada temporalmente en la iglesia de Cristo Rey durante la renovación de la Catedral, donde actualmente reina desde su trono de mármol, como un guardián silencioso y todopoderoso.

Esta peregrinación anual es un tributo vivo que recuerda cómo la fe ha logrado sostener a una ciudad y mantener su identidad cultural, religiosa y musical. El Señor de Burgos, a su paso, deja una estela de bendiciones y esperanza, una presencia que ilumina Huánuco y renueva el espíritu de cada fiel. En su retorno a la Catedral, entre cánticos y oraciones, la ciudad entera respira con un poco más de paz, sabiendo que su guardián eterno vuelve a su trono, desde donde seguirá protegiendo y bendiciendo a su amado pueblo.

 

HOMENAJE AL REY DE HUÁNUCO
(Vals)
Autor: Ubaldo Fernández Fiestas
Cantan: Alberto Caldas y Armando Cabanillas

Entre perfumes de incienso,
lirios, rosas y claveles,
la voz y el eco en armonía
evocan para ti esta melodía.

Bajo tu cielo sereno
quiero tejer con hilos de plata
un verso a ti, Señor de Burgos,
en tu día esta canción. (Bis)

Ya se oye, en dulce filigrana,
de los pajarillos su trinar,
el mensaje al Rey de Huánuco,
en coro los ángeles cantar.

Tu imagen milagrosa engalana;
con su rocío florecerá el mañana.
Una cruz celestial a ti, Señor de Burgos,
te ilumina en tu santo altar.

Con los arpegios de mi guitarra
nace mi inspiración;
desde el alma, esta canción
a ti, Señor divino, mi corazón,
a ti, Señor divino, mi corazón. (Bis)

¡Señor de Burgos, te pido para Huánuco
tu bendición!

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