
El 31 de diciembre de cada año cuando llega las 11:59 de la noche las familias empiezan a desearse un “feliz año nuevo”. En realidad, es un convencionalismo, porque la vida continúa y no hay un cambio sustancial entre un 31 de diciembre y un 1 de enero.
Pero, en la actual coyuntura, ¿podemos decir que el 2020 finaliza hoy 31 de diciembre mientras transcurre una pandemia global? ¿O es la pandemia la que determina que este 2020 continúa?
El 2020 ha sido un año trágico para millones en todo el mundo. Fue brutal, de ruptura, agotadora. Será recordado como un año penoso y marcado por una alta tasa de mortalidad.
Cuando fue declarada la emergencia sanitaria para frenar el nuevo coronavirus, en nuestro país y por ende en Huánuco; pensábamos que con unos pocos días de confinamiento serían suficientes para matar al virus; pero ya pasaron nueves meses y aún desconocemos cuándo podremos quitarnos la mascarilla.
Se hace largo. Con una nueva ola de contagios y otra vez la amenaza de padecer la falta de espacios para hospitalización y todo lo que tiene que ver con nuestro debilitado sistema de salud. Ayer, el Gobierno dispuso nuevas medidas, entre ellos adelantar el horario del toque de queda en varias regiones, entre ellas Huánuco, con el fin de contener los nuevos contagios.
Aún nos resta por recorrer un sinuoso camino sobre el que ignoramos desde las etapas intermedias hasta el lugar donde queda la meta. Hasta ahora, solo hemos alcanzado a descubrir que el coronavirus actúa como un potente acelerador, un virus mortal al que se le debe añadir la capacidad para alterar el ritmo con el que acompasábamos la vida.
El tiempo ha avanzado velozmente en dos o tres años, encontrándonos con un futuro al que no se le ha concedido el imprescindible periodo de maduración. No solo hemos adquirido una compartida destreza digital, sino que también hemos observado como en este 2020 se ha adelantado la transformación, y hasta la fecha de defunción, de docenas de actividades y negocios.
Podríamos hablar que este año también fue momento de una aguda crisis política en medio de la pandemia, llegando a tener hasta tres presidentes en una semana; o que la reacción de la juventud fue una sorpresa para defender la democracia y la institucionalidad; o que Alianza Lima, se fue a la segunda división del fútbol profesional luego de más de 80 años; pero es la pandemia que no ocupa todos los días, desde marzo.
También podríamos resaltar que los actos de corrupción no pararon, los actores no se amilanaron ni por el amenazante virus; o que el acceso a las clases a distancia no pudieron ser concretadas para miles de niños de zonas alejadas debido a la carencia de dispositivos, acceso a internet y servicio de electricidad; o que no fue un año fácil para la mayoría, porque nos trajo pobreza y una recesión inducida para confinar a la población que ha causado estragos y que no serán remontados hasta algunos años; pero dado que la prioridad es poner a buen recaudo la salud de la población, tenemos que seguir invocando que las nuevas obligaciones con nosotros mismos y con los demás es ahora esencial: ser disciplinados y considerados.
La Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), promovida por la Agencia Efe y la Real Academia Española, eligió la palabra “confinamiento” como la palabra del 2020. Definido como ‘aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad’, este término ha marcado buena parte de los meses del año que ahora acaba y nos ha afectado a todos por igual.
El 2020 ha sido un año en que también aprendimos a apreciar la vida, a madurar, a ser menos frívolos y pensar en los demás. El año en que de alguna manera reorganizamos nuestros valores y afectos. La percepción a flor de piel es que el 2020 se extenderá hasta que se vacune e inmunice a una parte importante de la población. Pero, ya estamos mucho más preparados para enfrentar 2021 con fuerza renovada y grandes posibilidades. Ojalá sea un buen año, que regrese la salud y las esperanzas. En tanto, hay que brindar a la distancia, hasta que podamos fundirnos nuevamente en los calurosos abrazos.
¡Feliz Año Nuevo!