
El anunciado desalojo de más de 200 familias posesionarias en El Totoral de Huachog, en Colpa Baja, se suspendió por decisión de la jueza Juana Cercedo Falcón, titular del Segundo Juzgado Civil de Huánuco. Al inicio de la diligencia, agentes de la Policía se vieron obligados a usar bombas lacrimógenas para dispersar a los invasores que mostraron resistencia, sin embargo, lograron calmar la tensa situación con el diálogo.
Se conoció que las autoridades que participaban del desalojo encabezados por la magistrada Cercedo retrocedieron luego que entrar en duda por un pequeño detalle: sería la delimitación del predio en disputa.
La controversia terminó aplazando la fecha de desalojo, al menos por 15 días. Mientras dure este proceso, el Gobierno Regional de Huánuco (GRH), tendrá que elaborar un informe de levantamiento topográfico.
A esto se suma otra argucia legal de la defensa de los posesionarios. El abogado Ángel Lazo, defensor de los invasores, aseguró que las autoridades pudieron corroborar que, las más de 100 viviendas que se edificaron en la zona conocida como El Totoral, no están en suelo de áreas protegidas.
“Por la salud del proceso y, creo que es lo correcto, que se determine el área exacta donde está, no lo que dice el papel en los registros púbicos…que vengan los ingenieros y hagan un levantamiento topográfico. Es justamente, el estudio que debió hacerse desde un principio”, precisó Lazo.
“Después de eso, de acuerdo a lo que dice el informe si pertenece o no al gobierno regional, se va a suspender el desalojo de acá en adelante. Mientras dure el peritaje de 15 días, eso nos dará tiempo para terminar el trámite que ha quedado pendiente respecto a la donación”, resaltó el abogado.
La que sí no que quiso dar declaraciones a la prensa fue la jueza Cercedo. Al dirigirse a las las familias, dijo: “¡Se suspende el desalojo!”.
A la par, un vecino de El Totoral, mostró su felicidad por la determinación. “Esto nos da un respiro, pero nada está dicho. Desde aquí, le pido al gobernador Antonio Pulgar, que ponga la mano al corazón y nos done este terreno. Además, quiero aclarar que no somos invasores, todo lo contrario, somos los verdaderos cuidadores de estos humedales”, suplicó el poblador de apellido Penadillo.
Sin embargo, no todo fue color de rosa. Dos familias (Leandro y Chogas), fueron desalojadas en medio de llantos, suplicas y gritos. Al parecer sus casas estaban en un área privada.