La noche del sábado 25 de octubre, el espacio de Don Digno Restobar se transformó en una casa de palabras, afectos y resonancias para celebrar la muestra poética Esa casa existe, compilada por el poeta y gestor cultural Carlos Rivera, fundador de Casa Astarté en la ciudad de Lima.
El encuentro reunió a una comunidad de lectores, artistas y amigos que compartieron el gozo de la palabra viva. La poeta y comunicadora Sadith Vela Collazos abrió la velada con un mensaje de bienvenida, expresando que la poesía, el arte y la música son caminos de creación y esperanza frente a la destrucción, recordando que todos los seres humanos llevamos un canto interior capaz de reunir y renovar el espíritu.
Luego, los comentarios de Samuel Cárdich Ampudia y Gloria Dávila Espinoza iluminaron el sentido profundo de esta antología, que reúne voces diversas bajo el gesto común de la creación y el diálogo.
El compilador Carlos Rivera recordó que Esa casa existe nació como un espacio de encuentro entre poetas, lectores y memoria; un hogar que se construye con versos y se sostiene en la fraternidad poética. “Hay dos razones por las que estamos aquí —dijo Rivera—. La primera, porque una de las 28 poetas de la antología es Sadith Vela, hija ilustre de Huánuco; y la segunda, porque también soy hijo de un huanuqueño. Mi padre, a quien perdí hace unos meses, era de Baños.”
El recital trajo la fuerza y la sensibilidad de los poetas Sadith Vela, Álex Mejía, Yuliana Tucto, Diófer Vásquez y Ángela Mávila, quienes dieron voz a los textos de la antología y compartieron también poemas de su propia autoría.
La niña Sofía Bazán Bravo (9) ofreció un emotivo recital que conmovió al público, y la música de Joswen Figueroa, director de la banda Los Chupachos, envolvió la noche en un aire festivo y afectuoso.
El destacado poeta y escritor Samuel Cárdich expresó su satisfacción por la aparición de la antología Esa casa existe, una publicación que —según señaló— “rinde homenaje a la poesía de los jóvenes y rescata voces que suelen ser silenciadas o invisibilizadas por los círculos literarios dominantes”.
Cárdich subrayó la dificultad y el mérito de reunir en una sola obra a 28 autores, desde Christian Jamiro Zénder hasta la poeta huanuqueña Sadith Vela Collazos, con registros temáticos y estilísticos diversos. Destacó, además, la buena edición y el propósito difusor del proyecto impulsado por Casa Astarté, así como la coherencia y limpieza del discurso poético de la mayoría de los textos, en los que predominan las reflexiones existenciales y filosóficas.
Finalmente, resaltó el homenaje póstumo a la poeta Carol Ángeles, joven promesa de las letras, con un poema incluido en la antología.
Por su parte, la poeta, escritora y maestra universitaria Gloria Dávila Espinoza ofreció una lectura profunda y sensible de la obra. En su intervención, destacó que una compilación poética no es un acto simple, sino un ejercicio filosófico que reconoce la diversidad de voces y el pulso vital de la creación.
Dávila subrayó el valor del trabajo realizado por Carlos Rivera, a quien describió como “un compilador empático que, desde Casa Astarté, no busca resaltar su nombre, sino dar luz a otros poetas”. “Desde la poiesis hasta la poética —dijo—, esta antología florece en un mundo que a veces parece haber abandonado la poesía.”
La escritora analizó poemas de David de Soto, Gloria Alvítres, José Gabriel Cabrera, María Eneyda Romero y Yana Wayta, resaltando en cada uno la fuerza simbólica de las imágenes, la profundidad emocional y la búsqueda de identidad y sentido. Para Dávila, la poesía, más que un género literario, es una experiencia transformadora:
“La poesía te sustrae del espacio concreto, te devuelve a la nada, te hace piedra, te hace fuego, te hace todo. Y ese todo, a veces, también es la nada.”
Su lectura cerró con una reflexión sobre el poder de la palabra poética como respuesta frente a la decadencia y el dolor del mundo, reafirmando que Esa casa existe es un testimonio de resistencia, belleza y creación colectiva.
