
Una mujer quien desde hace quince años vive con diabetes e hipertensión, se contagió con la variante delta de la Covid-19, pero gracias a que en el mes de mayo recibió las dos dosis de la vacuna AstraZeneca no agravó su salud.
Rita Bravo Figueroa de 66 años, madre y abuela, además ferviente devota del Señor de Burgos, se ha convertido en creyente de la vacuna contra la Covid-19, porque gracias a ella pudo salir con vida del Centro de Aislamiento Temporal de Amarilis, donde permaneció veinte días sin llegar a una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
“Tengo una larga lucha contra la diabetes y esperaba con fe a que llegara pronto la vacuna a mi región, para vacunarme y así proteger a mi familia”, refirió Rita. “He puesto todo de mi parte porque quería ver crecer a mis nietos, de pronto mi azúcar subió como la espuma y no reconocía a nadie, me dio mucho miedo, pero con fortuna llegué a tiempo al hospital” relató.
“Cuando estaba internada nunca me dijeron que tenía la variante Delta, tal vez para que no me afecte emocionalmente, luego me enteré y me alegré de haberme vacunado a tiempo, porque tal vez no estaría para contarlo”, narró con emoción.
En el Centro de Aislamiento Temporal de Amarilis, la doctora María Salazar Borja, refiere que la paciente ingresó con dificultad respiratoria. “Tuvimos que hacerle un tratamiento con oxígeno y controlar de inmediato la glucosa, afortunadamente fue mejorando su saturación y pudo salir adelante”, señaló.
Reiteró que con una dosis no se llega a la inmunidad y que ya se demostró que hasta el momento la mejor arma para combatir la Covid-19 es la vacunación.