Dejó Tingo María para estudiar una carrera profesional en Lima, becado por Pronabec
Entre los 3,040 seleccionados como ganadores del segundo momento de la Beca 18-2023, Julio Rolando Magaño Vásquez (17) alcanzó un destacado tercer puesto en la modalidad Huallaga.
Lejos de su tierra natal en Tingo María, en la región de Huánuco, el joven talento cursa la carrera de Mecatrónica Industrial en el Servicio Nacional de Adiestramiento en Trabajo Industrial (Senati), en San Martín de Porres, con todos los costos académicos y de manutención cubiertos por el Estado peruano.
A pesar de que lleva dos meses viviendo solo en la capital, aún no se acostumbra por completo a su nueva vida. “Cuando llegué a Lima fue un poco chocante porque es una cultura diferente, ver buses, edificios grandes, el cambio del clima, todo era nuevo. Pasó como un mes para poder adaptarme”.
El cachimbo Senatino recuerda vívidamente el momento en que se enteró que había ganado la beca que solventará sus gastos durante toda su carrera. Aunque estaba lejos de casa y su familia, ver su nombre como seleccionado le hizo sentir tan cerca de ellos.
“Salté de alegría, quise gritar y bailar, pero eran las 9 de la noche y no podía hacer eso porque mis vecinos se podían molestar. Entonces llamé a mi mamá y le conté que obtuve la beca, ella se alegró junto a mi familia. Quizá no habré tenido un abrazo, pero sus felicitaciones me llenaron de ánimo”, compartió.
Julio dedicó este logro a su madre, quien tuvo que criarlo solo, y a su comunidad en el caserío San Isidro, en el distrito de Hermilio Valdizán, provincia de Leoncio Prado, donde se encuentra la motivación de sus futuros proyectos.
“Mi familia se dedica a la cosecha y siembra de café en sus chacras, por eso tengo el proyecto a largo plazo, en unos años, de fundar mi propia cooperativa en mi comunidad, que es una zona cafetalera. Quiero poner en valor e industrializar el café para que pueda exportarse”, precisó.
Asegura que el café de su comunidad es de gran calidad, solo falta una adecuada gestión; por ello, también tiene planeado continuar sus estudios en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
«Mejor vivir por amor y nunca por obligación» es la frase que el becario huanuqueño repite cada vez que piensa en los más de 470 km de distancia que lo separan de su familia, pues sabe que regresará como un profesional, gracias a esta oportunidad que le brinda Pronabec.