
Huánuco se convirtió en el epicentro de la devoción y la identidad cultural durante la Semana Santa, con celebraciones que trascendieron lo religioso para convertirse en un símbolo de unidad y esperanza.
En Churubamba, se llevó a cabo el viacrucis más extremo del Perú, una representación que revive el camino de Cristo con una intensidad única, congregando a miles de personas en un acto de profunda espiritualidad.
La localidad de Tomayquichua también fue testigo de esta emotiva escenificación, donde cientos de almas presenciaron con respeto y emoción la representación de la vida, pasión y muerte de Jesús. Más que una tradición, este evento fortaleció el espíritu de la comunidad y fomentó la reflexión y la hermandad entre los asistentes.
En la emblemática Ermita Las Pampas, bajo la guía del Padre Oswaldo Rodríguez, pionero en estas escenificaciones, se recorrió la recreación del Vía Crucis con imágenes de tamaño real, que invitó a la introspección y el encuentro espiritual.
En Amarilis, las calles y plazas fueron escenario de una verdadera fiesta religiosa y cultural. Desde la peregrinación hasta el Cerro San Cristóbal hasta la escenificación del Vía Crucis en Malconga, cada actividad dejó una huella en el corazón de los fieles.
Llata también se sumó a las celebraciones con una representación multitudinaria que reunió a cientos de visitantes y devotos. Desde tempranas horas, la feligresía acompañó el recorrido que recuerda las últimas horas de Jesucristo, con la participación de jóvenes actores de la Municipalidad Provincial de Huamalíes y la Parroquia Espíritu Santo. Este evento, organizado por ambas instituciones, reforzó el sentido de comunidad y espiritualidad en la provincia.
Otras localidades como Huácar no quedaron atrás, llevando a cabo representaciones llenas de fervor y entrega.
La Semana Santa en Huánuco demostró, una vez más, que la fe sigue viva en cada rincón, uniendo a generaciones y fortaleciendo los lazos de hermandad entre los fieles.