El concierto central será desde las 6:00 p.m. en el auditorio del Museo Regional Leoncio Prado Gutiérrez
Por: Jorge Chávez Hurtado
En el corazón del valle del Huallaga, entre montañas que guardan ríos e historias que susurran ancestrales versos, los amantes de la música huanuqueña se preparan para unir sus almas en una celebración que va más allá de la mera música: la vigésima tercera edición del Día de la Canción Huanuqueña se alza como un canto a la identidad, a la poesía que se eleva en melodías que acarician el alma.
Será una danza de notas entrelazadas, un tributo a las cachuas, chimayches, valses, harawis, yaravíes y a las rítmicas y armoniosas mulizas que, por vigésimo tercer año consecutivo, tejerán su hechizo en el lienzo sonoro de nuestra cultura milenaria. En esta tierra, la música no solo se escucha, se siente, se vive. Es el latido que une corazones y despierta memorias, una hermosa esencia que nos regala la identidad cultural, la impronta de un pueblo que canta y baila su propia historia.
Cada acorde, cada estrofa de canciones como «Huanuqueño soy», “No lo digas”, “Un rinconcito para mi amor”, “Alma”, “Amor Pañaco”, «La Pistola», “Soy un Pillco Mozo”, “Colegiala”, «Jala y Tira», o «Linda huanuqueña» se convierten en pinceladas de una pintura viva que recrea los paisajes, los amores y las nostalgias de esta tierra . Y aunque para sentir la música huanuqueña no es necesario haber nacido bajo su cielo, es aquí donde cada nota adquiere su significado más profundo, donde resonamos con versos como «Bajo el cielo huanuqueño creí terminar mi llanto».
Las canciones son un tributo a la vida cotidiana, a las mujeres que embellecen el mundo con su presencia, a los amores que se despiden entre lágrimas y flores. Son puentes que conectan románticos pueblos como Ambo y Panao, testimonios del bello Tingo María, testimonios de un Huánuco Primaveral que se erige en cada compás.
El 30 de noviembre, honramos a dos gigantes de la música huanuqueña, nacidos en esta fecha, cuyos legados han tejido los hilos sonoros de nuestra historia: Andrés Fernández Garrido (1920), fundador de La Peña Artística Huanuqueña, y Nicolás Miller Figueroa (1927), director de la banda Los Pillco Mozos de Huánuco. Sus melodías resuenan como himnos que unen generaciones, marcando el compás de esta tierra de ensueño.
La vigésima tercera edición de este día tan especial será una invitación a sumergirse en el pasado y el presente de la música huanuqueña. Desde el auditorio del Museo Regional Leoncio Prado Gutiérrez, autores, compositores e intérpretes se unirán en una sinfonía de emociones, abriendo las puertas de este tesoro cultural a todos los corazones dispuestos a vibrar al unísono.
Porque la música es el idioma de la emoción, la relación que trasciende las barreras del tiempo y el espacio. En Huánuco, estas canciones no son simples notas, son la esencia misma de un pueblo, un grito colectivo que clama al unísono y con un solo sentimiento: ¡Viva el Día de la Canción Huanuqueña!
ALMA
Autor: Gumersindo Atencia
Música: Arturo Caldas y Caballero
¿Alma por qué la quieres
tanto, tanto que mueres?
Sufres sin esperanza
porque ingrata te dejó.
Dicen que con el tiempo
todo, todo se olvida,
pero su amor te hiere
cada día más y más.
Sin importarle tus penas
con tu dolor marchó,
quiera el destino
no sufra como has
sufrido tú.
Siempre brindaste ternura
¿luego por qué se fue?
Nada valieron tus ruegos,
nada tu dulce amor. (Bis)
FUGA
Huayno, huayno fiesta de amor,
noble corazón del gran Perú;
triste, triste con gran valor
lloras con dolor lleno de fe.
Grande, alegre con gran pasión
cantas al amor que ya se fue
triste, lloras tu decepción
por la cruel mujer que te dejó.