Huaychao: agüita de Mishkipuquio

Por Víctor Raúl Osorio Alania*

Dehesa luna, virtuosa, / sosiega tras una moza, aquella grácil sonrisa / comienza sobre la brisa, única estrella amarilla / asoma y besa la villa; tu figura juvenil / salta bajo el cielo añil. ¿La misteriosa neblina / pide un poco de insulina? Germina princesa mía, / escucha, brilla, confía.

El chubasco entre jardines / siembra oxígeno en jazmines, una esmeralda colina / vio gorra, guante y chalina, cae precisa nevada, / teje su propia mantada.  Lindas palabras de afecto / generan este proyecto. Mishkipuquio, agua tranquila, / coge mis versos y lo hila. ¡Colectividad de Huaychao / escribe y trova achalao!

Descripción de Huaychao

Posterior al introito hagamos viaje hacia el suroeste y a nueve km de Huayllay, donde ubicamos a la Comunidad Campesina y el Centro Poblado San Agustín de Huaychao, reconocido como pueblo indígena en 1604. Su nombre responde al canto de un ave (silbido) y también significa aywalaraq o hasta luego.

Los vestigios de la fundición Esperanza, lugar donde se fundía plata de la mina Islay, recuerda a su propietario Julio Meza González, quien también fue propietario de terrenos pastizales, hoy usufructuado por la comunidad campesina.

De la época colonial, desde 1604 para ser exactos, perdura el templo católico, de ese modo, junto al santuario de Ninaqaqa (1580-1610) serían los más antiguos dentro de la región Pasco. También ubicamos tres capillas: Gayan Capilla (sureste), Cruz Pata (noreste) y Pogo Piti (sureste).

Del 27 al 31 de agosto es la fiesta patronal de Huaychao. Taytanchi San Agustín es reverenciado cada 28 de agosto bajo el auspicio del Club «Centro Social Palmeiras» (fundado el 6 de abril de 1966) con el baile “La Chunguinada” y en los últimos años por el Auquish Danza (Baile Viejo); mientras que a mamanchi Santa Rosa redimen cada 30 de agosto gracias a la fe del Club Centro Social Cultural y Deportivo “Santa Rosa” (instituido el  1 de mayo de 1952), en este caso, “La Chunguinada” tiene ribetes de alegoría y conserva aún las figuras y mudanzas del minué, baile francés que practicaban los propietarios de la mina Huarón (François Aubry está considerado como primer explorador).

El Wanko, danza autóctona de Huaychao, es infaltable en los cinco días festivos. El Wanko sale de Gayan Capilla, bailan cuatro varones acompañados por un músico que ejecuta una quena hecha de carrizo y un tamborcito pequeño. Cada danzante lleva en la cabeza un pañuelo, gorro de puro cascabeles y espejo; poncho de castilla, calzoneta de cordellate, en la rodilla vibra un cascabel, en la mano portan mazo (denominado el puto) y palo.

Los danzantes del Wanko actúan gracias a la filantropía de los cuatro vocales de la junta directiva de la Comunidad, cada quien adopta un danzante, mientras tanto, el músico cuenta con la subvención del fiscal de la Comunidad.

Usualmente, en las fiestas del distrito de Huayllay (Huaychao es uno de ellos) degustan lawapo (mote con carne asada) y ponche en el desayuno. El almuerzo festivo supera lo opíparo con picante de cuy, patasca y otros. La chicha de jora serena la digestión posterior al almuerzo, para contrarrestar el frío pida con toda confianza el infaltable caliche preparado con hierbas medicinales y aromáticas.

La amistad de huaychinos y huaychinas tiene paridad con la miel de abeja y con el agua potabilizada de Mishkipuquio (manantial dulce), y eso no es todo, Huaychao está coronado por varias lagunas: Jana Pauyaq (arriba), Ura Pauyaq (abajo), Shegue, Laxacocha, Carhuacocha, Huaroncocha.

Se asevera que la faceta espiritual de un pueblo está rela­cionado a los relatos. “El cajón movedizo” (cuento) discurre bajo lo espectral y deja con los crespos hechos a los escuchas. Pío Luis Rapri, cuenta: «Era un cajón de madera, forrado en el interior con aluminio, le denominaban ATABUL, media dos metros por uno y medio. En días festivos, el tayta cura oficiaba la misa colocando el cáliz y los objetos necesarios sobre el objeto rectangular. “El cajón movedizo” iba en busca de las personas enfermas o convalecientes para quitarles el espíritu, pasado algunos días fallecían las víctimas. Esto causaba mucho temor en las estan­cias», suspira don Pío Luis, hombre de palabra serena.

Estos parajes tienen muestras de convivencia entre el ser humano y la fauna de la región puna, por ello, los ovinos balan, los vacunos braman y resalta el galanteo de los pacos (alpa­cunos).

Wankupa o fiambre está preparado sobre la base de shashicancha (maíz tostado con yeso), queso, picante de cushuro (Nostoc sphaericum), chalwa y papa sancochada. Dichosa wankupa trajina con los estudiantes.

Destellos pertinentes

Shashi o yeso abunda en las orillas del río Trapiche, situado al pie del caserío de Condorcayán.

Las faenas comunales o familiares tienen éxito aún porque aplican la minka o reciprocidad, acción relevante en los Andes centrales.

Créase en 1932 la Escuela Primaria Provisional por Ley N° 8124, Julio Marcelo Solano (agente municipal), Prof. Alejandrina Proaño (directora).

El 4 de diciembre de 1933 registran oficialmente la inscripción de la Comunidad Indígena de Huaychao.

La Escuela Elemental de Varones N° 5003 data del 26 de noviembre de 1947, siendo preceptor Zacarías Córdova Casas, en tanto, la Escuela de Mujeres N° 4849 recae en la preceptora Julia Ames Aldana.

¡Goooool! Pudo escucharse por primera vez el 29 de agosto de 1976 en el Estadio Comunal “Los Andes”, apadrinado por el Ing. Manuel Torres Lazarte, superintendente de la Cía. Minera Huarón.

Los naturales del pueblo de Huayllay son llamados mankallutas, porque destacan como buenos fabricantes de las ollas de barro, para su elaboración recogen greda (arcilla arenosa) en La Cruzada y otros lugares.

Challwarrogros dicen a parinos y huaychinos por su inclinación a la sopa de chalwa, mientras tanto, los aldeanos de Los Andes de Pucará degustan muertacaldo (sancochado de carne recuperada).

Hasta la vista

Huaychinos sigan bailando y cantando esos temas popularísi­mos: “A ti huaychina” y “Bajo el Cerro San Cristóbal mi Colegio”.

Esta crónica me arranca lágrimas de alegría, queda plasmada luego de visitar San Agus­tín de Huaychao, doy gracias por las confesiones de Pío Luis Rapri, Ludicino Hermías Cerrón Espejo, Edmundo Mateo Carhuachin, Betty Luis Pablo, sobre todo mi reconocimiento a Jesús Elías Navarro Solano y a su señor padre Eleuterio Navarro.

Paladeamos agüita de Mishkipuquio, he ahí la explicación del por qué evitan actuar a tontas y a locas. Gozamos la tenacidad aldeana, pude sentir a lejos.

¡A los apus y la Pachamama dejo la grandeza colectiva de Huaychao!

*“El Puchkador de la Nieve”

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