Por: Fortunato Rodríguez y Masgo*
La noche cae, emprendemos viaje imaginariamente al mundo del misterio, nuestro paradero es el temible “Cerro Carpish”, localizado a 2,700 m.s.n.m. en el distrito de Chinchao, Huánuco se encuentra en la tupida y misteriosa montaña de añejos árboles y para los lugareños “el auquish (viejo) habita allá en el peñasco, no se le puede ver, porque vomita neblina, deja caer torrencial lluvia camina dentro del bosque de inmensos árboles, sale cuando tiene hambre para comer a las personas” expresa doña Josefa Rivera, refiriendo a Carpish.
“En las noches de luna llena se ve caminar por el camino empedrado, allá arriba por la quebrada a personas altos vestidos con túnicas de color marrón con franjas colorines, cargan sacos de cocas amarrados desde su cabeza, tienen pelo largo, tras de ellos acompañan mujeres de bajo estatura con trenzas, llevan sus mantas quipichados (amarrados) en la espalda, van en fila, son como diez a quince individuos, siempre están bajando, se les ve de espalda y en un instante desaparecen en tu vista, vieras como corre viento frio, la piel se pone como de gallina, no puedes caminar, cuando los ves, el corazón se agita, no te sale ninguna palabra, todo es silencio, yo los vi, son hombres grandes, desconocidos, parecen a los gentiles incas”, manifiesta don Teodoro, viejo agricultor de Chinchao.
Carpish es un bosque de neblina localizado en el distrito de Chinchao, provincia de Huánuco, está dentro de la montaña sagrada, cerca de Acomayo (capital distrital), en el pasado fue habitado por diversas etnias quechuas y amazónicas, quienes cultivaban la coca y el maíz, posterior llegaron los mitimaes del imperio incaico, se comunicaban a través de un camino real, construido a base de lajas de piedras, llegaba hasta la ciudadela de Huanacaure, se encuentra en la parte alta de la montaña, desde donde se observa todo el valle de Cayumba y Pachitea, es un reducto militar y habitacional construido a base de piedras y barro, edificado por los pre incas e incas.
La montaña de Carpish, en el pasado y en el presente es de temer, constantemente es la atención de la noticia, por los diversos accidentes que se origina dentro de ella. Por ejemplo, allá por los años 90, la familia Zevallos de Churbamba, quienes habitaban en Aucayacu, eran mayordomos de los negritos, en el mes de enero, invitaron a su vecinos y amigos, hicieron una caravana de 3 vehículos, viajaban alrededor de 25 personas, todos con la ilusión de disfrutar la tradición de la danza costumbrista de Huánuco, ya en la subida de Carpish se precipito una torrencial lluvia en medio de truenos y relámpagos, eran horas de la mañana casi se escureció por la densa neblina, en momentos que transitaban despacio cayo un inmenso huayco de lodo y piedras, en el instante sepulto a los 3 carros, ninguno de los 25 pasajeros se salvó, todos murieron, quedaron enterrados, el rescate de los cadáveres fue penoso, día y noche trabajaron en busca de los fallecidos.
“En una oportunidad, me fui a la montaña para traer leña para mi horno de pan, yo tenía una panadería en Paucarbambilla, ya de regreso en horas de la noche me sentía cansado; además, conducía mi camión Dodge 500, me estacione cerca al túnel, ya no podía más, el sueño me vencía, me acompañaba mi cuñado Alberto, cerca de la media noche sentí que se movía y se balanceaba el carro, esto nos despertó a los dos, miramos a los costados y no había nadie, de pronto sentimos levantar al camión, vi claramente estar sobre la carretera, no sé cómo volvimos a estar sobre el camino; con la misma, arranque el motor y pise el acelerador a fondo, bajamos a toda velocidad hasta llegar a Acomayo, nos estacionamos en una casita donde vendía café caliente y le contamos a la dueña, quien nos confirmó la existencia de almas de mala muerte, están penando y buscando a nuevas víctimas, para seguir su camino al descanso eterno”, nos narró Wilder, un viejo amigo, quien fue protagonista de esta experiencia.
“Era febrero de la década de los 90, Vicente para sus amigos “Vishi”, dedicado al restaurante, desde Uchiza venia conduciendo su automóvil Toyota, acompañado de su esposa y dos de sus hijos, cuyo destino era Acomayo, viajaban para estar presente en la celebración de la fiesta de carnavales, ya en horas de la tarde lamentablemente no había pase en Carpish, porque había caído un huayco, se estacionaron a un costado de la carretera conjuntamente con los demás vehículos, ya en la madrugada nuevamente se precipito la lluvia y con ella venia un pequeño huayco, al ver esto Vishi, su esposa y sus hijos salieron del auto, comenzaron a correr, en un instante cayo un huayco enorme, sepultando a la familia integra, al momento desaparecieron, como si la tierra les hubiera tragado, al día siguiente en horas de la tarde fueron rescatados los 4 fallecidos, quienes nunca llegaron a la fiesta de carnavales, porque Carpish se les trago”, dijo Mañuco, viejo chofer de la zona.
“Tuve que viajar a Tingo María por motivos de trabajo, era junio a inicios del año dos mil, era 9 de la noche que cruzamos el túnel, ya en la bajada vimos los 4 pasajeros, más el chofer una luz verde casi al frente; pronto, ya estaba en nuestra encima, era como una nave grande redondo, tamaño del medio estadio, alrededor lleno de luz de colores, paso sobre nosotros a una altura de mil metros, el automóvil se quedó paralizado, el motor no funcionaba, se apagaron las luces, quedamos en completo silencio, el toca casete estaba mudo, no se escuchaba ningún ruido, ni los murciélagos volaban, hasta los sapos se escondieron, todo fue rápido, luego la nave desapareció a una velocidad increíble, nosotros nos miramos aterrados lo que vimos, ninguna palabra se dijo, el conductor nuevamente arranco el automóvil, ya abajo reaccionamos, todos asombrados por lo que vimos, seguro era un platillo volador, solo Dios sabe que era, yo sé que nadie nos va a creer; eso no me interesa, solo queda en mi memoria lo que vi, lo que sentí aquella noche”, expreso Tony, un curtido empresario dedicado a la venta de productos de primera necesidad al por mayor, quien hoy bordea los 60 años de edad.
Hace poco, el 24 de noviembre del 2019, un bus de “Turismo Central”, donde viajaron 30 pasajeros desde Huancayo con destino a Pucallpa, se desbarranco a un precipicio de 300 metros de profundidad, casi llegando al túnel de Carpish, perecieron 6 personas y quedaron heridos más de 20 personas. La causa fue la espesa neblina y la torrencial lluvia; el cual, no permitió al piloto una clara visión de la carretera, generando una mala maniobra y cayendo al abismo.
Otro ómnibus de “Turismo Central” cayo al barranco de la montaña de Carpish, fallecieron 6 y quedaron heridos 24 personas, esto sucedió a las dos de la madrugada del 31 de marzo del año 2020, la causa fue una mala maniobra del conductor del bus, quien se pasó una curva precipitándose a un abismo de 500 metros cerca al túnel de Carpish.
Es necesario mencionar, otros hechos trágicos ocurridos, son los accidentes ocasionados por los conductores de las motocicletas, muchos de ellos perecen juntamente con sus acompañantes, unos por la excesiva velocidad que se precipitan al abismo o se despistan, otros se pasan la curvas. también, por el nerviosismo del conductor terminan debajo de las llantas de los camiones. Por ejemplo, los jóvenes Vince Mcoy Mayer Quispe Nava (19) y Camila Jael Contreras Ríos (20) perecieron al despistarse la moto lineal en la que se transportaban de Huánuco a Tingo María, luego fueron atropellados por un ómnibus de la empresa Jara, en la montaña de Carpish, esto sucedió a mediodía del mes de marzo del presente año.
Realmente es aterrador, cuando se habla de Carpish, por los hechos trágicos ocurridos en la citada zona; también, tiene interesantes temas reveladoras y es necesario de transmitir para el conocimiento público, pronto continuaremos…
* Escritor, economista y abogado, correo electrónico: rodriguezmasgo@gmail.com Celular 964759237. Foto: D.R. referencial.






