Por: Fortunato Rodríguez y Masgo
El frio lento camina entre las estrechas y románticas callecitas de mi histórico Huánuco, la noche de noviembre esta entre nosotros, el cielo anublado amenaza desatar una estrepitosa lluvia, desde la cumbre del jirca Paucarbamba dispara ráfagas de relámpagos, mientras su vecino el auquish (viejo) Rondos desata su ira con truenos y rayos haciendo retumbar las viejas paredes de las añejas casas, los huanuqueños “corretean” por aquí y por allá en busca de un techo capaz de soportar, quizás sea lluvia “loca” para la tranquilidad de los vecinos; mientras, los “chiuchis” (niños) ya están debajo de la frazada, porque el ambiente da “achachaw” ( miedo).
Los vecinos de la Alameda se persignan y oran a taita Puelles, para que no se venga el huayco de la quebrada. De igual forma, los de Llicua prenden su velita para diosito San Cristóbal les proteja de “wayku” (aluvión de piedra y lodo), mientras “muquicho” (chiquito) Falcon esta “pircando” su orilla para protegerse del torrentoso rio Huallaga, esta “acarreando” piedritas, perdón “piedrones”, ayudado de su personal de Marabamba.
De pronto, se desencadena una torrencial lluvia, a los segundos las calles se inundan como riachuelo, la sirena de la Compañía de Bomberos llama a sus efectivos para ir a socorrer a una familia de la inundación. Gracias a Dios solo duró 30 minutos y ya paso; se fue a la montaña la lluvia “loca”. A los minutos llega la calma, muchos dan inicio a la tertulia nocturna, en especial en la morada de los Vélez de Villa Figueroa, una familia tradicional huanuqueña reunidos en la Casona de la tía Gladicha, sito en el jirón General Prado a escasos metros de la histórica plaza de armas de nuestro Huánuco querido, en la mesa esta servido el ponche huanuqueño con su “punto” de shacta para retener el frio, acompaña la noche cigarrito inca.
La conversación de los Figueroa es amena, porque está lleno de memorias y cada uno de los hermanos extrae del baúl de los recuerdos algunos hechos que vale recapitular, Estiever con cariño Tievo, hermano mayor de los Figueroa Gutarra expresa: “El día del aniversario de nuestra tierra 15 de agosto pasado se apareció Pullico a las 10 de la mañana en el cielo huanuqueño, piloteando su avión de combate; tras él, como seis naves, todos eran de guerra de la Fuerza Aérea del Perú. Pullico hacía bailar su nave en el aire, como estaría bailando negritos y para despedirse desfilaron en fila de dos, muchos niños miraban asombrados y decían ¡maravilloso! De esa manera nuestro hermano, general FAP Pullico se presentaba un año más, para rendir homenaje a su Huánuco querido”.
Pullico para su familia y amigos, él es general de la FAP APOLINARIO FIGUEROA GUTARRA, nació en el histórico Huácar (Ambo-Huánuco), sus padres fueron Vicente Figueroa y Matilde Gutarra Ayllón, estudio en el Colegio Leoncio Prado (Leonciopradino), culminando sus estudios de secundaria ingreso a la Escuela de Oficiales de la Fuerza Aérea del Perú, logrando alcanzar el máximo grado de Mayor General, la aspiración máxima que todo oficial en actividad aspira.
Para la memoria de los peruanos y el beneplácito de los huanuqueños, el 26 de mayo del 2021, el Mayor General FAP Figueroa Gutarra entregó como custodia al Museo Aeronáutico del Perú material histórico militar incautado por su persona en el «Conflicto del falso Paquisha-1981»; cuyo valor es, fomentar en la juventud la identidad de la Fuerza Aérea del Perú en la defensa nacional. Cabe evocar, el material confiscado es una bazuca ecuatoriana; con el cual, atacaba el enemigo a nuestros helicópteros; el mismo, fue requisado por Apolinario Figueroa cuando era coronel FAP, jefe de la defensa aérea peruana, en el teatro de operaciones. De esa manera, se brinda reconocimiento a todos los valerosos soldados peruanos, quienes participaron activamente en la defensa de nuestro territorio en el conflicto con Ecuador en 1981 “Falso Paquisha”.
El general Pullico, cada año llega religiosamente a su tierra natal, para participar como fiel devoto en la fiesta patronal de San Miguel Arcángel, patrón de su querido Huácar, que se celebra los días 28,29 y 30 de setiembre.
Apolinario Figueroa, como buen huanuqueño es amante del locro de gallina criado en la huerta huacarina, pachamanca, chicharrones de chancho con café de huerta, acompañado de mote pelado con pan de piso; cuando se trata de tomar, prefiere su shacta “purito aguardiente” del Fundo Chasqui (Ambo) de los hermanos Gargurevich Caballero; siempre, bailando su huayno huanuqueño al compás de la banda de músicos “Los Pillco Mozos” de Nico Miller, zapatea cantando «Cuando salí de mi tierra de nadie me despedí huanuqueña, sólo las flores del campo, sólo las flores del campo lloraron sangre por mí huanuqueña”.
La familia Figueroa Gutarra, son los hermanos Jishuco, Vishi, Gema, Tievo, Pullico, Huacho, Mati y Gladicha, auténticos huanuqueños conservadores de nuestra cultura e identidad transmitido hacia sus descendientes, quienes siguen la misma línea huanuqueña. Hoy, reunidos todos para celebrar la santa liturgia al Cristo de la Exaltación, venerado por la familia, quienes preservan la costumbre de sus antepasados, como custodio está el distinguido y estimado profesor Eduardo, con cariño Huacho, quien preparaó la fiesta con banda de músicos, orquesta tradicional, pachamanca y locro de gallina para todos los asistentes, quienes regresan con “yapita” para su “calentado”, el tradicional acontecimiento se desarrolla en el majestuoso “Rincón Huanuqueño” de don Pantalón Figueroa, papá de Payuco, a orillas del romántico rio Higueras, “a ladito” de La Laguna, más “allá cito” del Cementerio “Augusto Figueroa”. Es decir, todo en familia.







