Foto: AFP
El Gobierno de Ucrania confirmó que los daños registrados en su sede en Kiev fueron provocados por un misil balístico ruso tipo Iskander, en lo que se considera el mayor ataque aéreo desde el inicio de la invasión en febrero de 2022. El impacto ocurrió la madrugada del domingo 7 de septiembre, cuando Rusia lanzó una ofensiva masiva con más de 800 drones y 13 misiles sobre territorio ucraniano.
El proyectil alcanzó los pisos superiores del edificio donde se reúne el Gabinete de Ministros, ubicado en el distrito de Pechersk, en pleno centro de la capital. Aunque inicialmente se especuló que el daño fue causado por un dron derribado, autoridades ucranianas y diplomáticos europeos confirmaron que se trató de un misil Iskander que no detonó completamente, lo que evitó una destrucción total del inmueble.
La primera ministra Yulia Sviridenko y el presidente Volodímir Zelenski calificaron el ataque como una escalada grave y deliberada. “Por primera vez, el edificio gubernamental fue dañado por un ataque enemigo. Restauraremos los edificios, pero las vidas perdidas no se pueden recuperar”, expresó Sviridenko en redes sociales.
El ataque dejó al menos cinco muertos, entre ellos un bebé, y decenas de heridos en distintas regiones del país. Además del edificio gubernamental, fueron afectados varios bloques residenciales en Kiev y otras ciudades como Zaporiyia, Dnipropetrovsk y Sumi.
La embajadora de la Unión Europea en Ucrania, Katarina Mathernova, visitó el lugar del impacto y constató el “agujero enorme” dejado por el misil. “Solo porque el misil no detonó por completo, el edificio no quedó reducido a escombros”, declaró.
Tras el ataque, Ucrania solicitó a sus aliados internacionales nuevas sanciones contra Rusia y el fortalecimiento de sus sistemas de defensa aérea. El presidente Zelenski reiteró que “la verdadera diplomacia podría haber comenzado hace mucho tiempo” y pidió voluntad política para detener los ataques del Kremlin.







