Este martes 2 de septiembre comenzó en Brasilia la fase final del juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro, acusado de orquestar un intento de golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022 frente a Luiz Inácio Lula da Silva. El proceso, que se desarrolla en la Primera Sala del Supremo Tribunal Federal (STF), se extenderá hasta el 12 de septiembre y ha captado la atención nacional e internacional por sus implicancias políticas y jurídicas.
Bolsonaro, de 70 años, enfrenta cargos por cinco delitos graves contra el orden democrático, entre ellos tentativa de abolición violenta del Estado de derecho, organización criminal armada y daño al patrimonio público protegido. Junto a él, también son procesados siete excolaboradores, incluidos generales y exministros de su administración.
La acusación, liderada por el fiscal general Paulo Gonet, se basa en una denuncia de 272 páginas que incluye testimonios, documentos, audios y la confesión de Mauro Cid, exayudante de Bolsonaro. Entre los elementos más reveladores figura la existencia de un decreto que contemplaba declarar estado de sitio, revertir el resultado electoral y detener a autoridades, incluso del propio STF.
Bolsonaro no asistirá presencialmente a las audiencias por razones de salud y permanece bajo arresto domiciliario desde agosto, con una tobillera electrónica. El juez instructor del caso, Alexandre de Moraes, ha ordenado reforzar la seguridad en torno a su residencia ante el riesgo de fuga.
La expectativa por la sentencia es alta. Si es condenado, Bolsonaro podría enfrentar hasta 43 años de prisión. Aunque la sentencia no será automática, ya que aún puede presentar recursos ante el mismo tribunal, este juicio marca un precedente histórico: es la primera vez que un expresidente brasileño enfrenta un proceso judicial por intento de golpe de Estado.
El caso ha generado tensiones diplomáticas, especialmente con Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump ha calificado el proceso como una “caza de brujas” y ha impuesto aranceles del 50 % a productos brasileños en señal de protesta.






