Después de 31 años de haber sido asesinados por miembros del Ejército, la Fiscalía Supraprovincial Especializada en Derechos Humanos e Interculturalidad de Pasco y Huánuco dispuso la exhumación y recuperación de restos óseos que serían de dos hermanos de 9 y 17 años. La diligencia fue realizada por el Equipo Forense Especializado del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses en coordinación con la Dirección General de Búsquedas de Personas Desaparecidas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Huánuco.
Según la investigación fiscal, el 30 de enero de 1994 los hermanos Faustina (17) y Pedro (9) Romero Lino fueron asesinados en el caserío de Chontayacu, distrito de Rupa Rupa en la provincia de Leoncio Prado. Aquel día que quedó marcado para la familia, Crispín Romero viajó a Tingo María junto a su hijo de nombre Andrés y al retornar fue advertido que en el caserío estaban soldados, por lo que decidieron no regresar a su vivienda.
Al día siguiente regresó, pero no encontró a sus hijos y al indagar con sus vecinos, les dijeron que estaban detenidos en una vivienda contigua. Tras el retiro de los soldados, Crispín buscó a sus hijos, pero no los encontró hasta que les informaron que habían sido asesinados, pero antes su hija Faustina habría sido víctima de violación sexual.
Un mes después de su desaparición, el padre de familia encontró los cuerpos sin vida de sus hijos en la carretera que une Venenillo con Los Cedros, pese que estaba en avanzado estado de descomposición los reconoció por las prendas de vestir que usaban el día que los dejó en su casa, mientras él salió a Tingo María para comprar víveres.
Con apoyo de su hijo Andrés recogió los cadáveres y los enterró en su chacra, donde el 6 y 9 de mayo fueron exhumados como parte de la investigación que está a cargo de la fiscalía especializada. Los hermanos Romero Lino al igual que cientos de personas fueron víctimas de la violencia política que vivió el Perú desde el 1980 al 2000.







