A pesar de vivir en pleno siglo XXI, en países como Afganistán, las mujeres enfrentan restricciones severas. Además de estar prohibidas de asistir a escuelas y universidades, trabajar, y elegir su vestimenta, ahora se les ha impuesto una nueva prohibición: no pueden hablar en público ni mostrar su rostro en espacios públicos. Esta normativa no solo restringe la interacción social de las mujeres, sino que también afecta los medios de comunicación, prohibiéndoles aparecer en noticieros, películas y programas de radio.
Esta ley, aprobada por Hibatullah Akhundzada, líder del régimen talibán, considera la voz femenina como una forma de «tentación», basándose en una interpretación extremista de la ley islámica, específicamente de la escuela Hanafi. Según esta visión, la voz de las mujeres debe limitarse al ámbito privado, prohibiéndoles cantar, recitar o incluso leer en voz alta en lugares públicos. Esta medida es parte de un conjunto de leyes diseñadas para restringir las libertades personales y reducir la presencia de las mujeres en la vida pública.
El nuevo decreto refuerza la perspectiva fundamentalista de los talibanes sobre la sharia, donde la voz de una mujer es vista como algo que podría inducir a los hombres a la tentación. Esta interpretación se acompaña de otras restricciones, como el uso obligatorio del velo (hiyab) y estrictas limitaciones en la movilidad de las mujeres. La ley fue publicada en un documento oficial que consta de más de 100 páginas y 35 artículos.
Estas medidas, dirigidas principalmente contra las mujeres, exigen que cubran su rostro y cuerpo para evitar «provocar tentación», y prohíben el uso de ropa ajustada, cosméticos o perfume, con el objetivo de evitar que imiten «los estilos de vestir de mujeres no musulmanas».