31 de enero de 2021: el adiós al maestro Abelino, la permanencia del legado

Por: Jorge Chávez Hurtado

Entre las ondulantes estribaciones andinas que resguardan la esencia cultural de Huánuco, el viento entona crónicas de un hombre que emprendió su travesía eterna hace tres años. En este tercer aniversario del adiós al maestro bilingüe Abelino Chávez Dueñas, desde esta página rendimos homenaje con profundo respeto a su inestimable legado cultural, un verdadero faro de sabiduría que se alzó desde las entrañas más íntimas del Huánuco profundo.

Nació el 10 de noviembre de 1940, bajo la sombra de las cordilleras de Yerupajá y Jirishanca, como hijo de Heraclio Chávez Cabello y Cirila Dueñas Medina. Su legado se arraiga en Baños, provincia de Lauricocha, donde absorbió la esencia de un territorio rico en vivencias y conexiones con la naturaleza.

Abelino, más que un escritor y compositor, fue un tejedor de la identidad huanuqueña. Su producción intelectual y musical abarcó canciones entrañables como «Mi caballito», «Carretera de mi pueblo», y «Llorando andarás», obras que resuenan en los corazones de quienes aman la riqueza sonora andina de Huánuco.

Con una familia que lleva el sello de su legado, Abelino fue padre de siete hijos: Ludwing, Doris, Ángel, Jorge, Flor de Dula, Olga y Abelina. Además, extendió sus conexiones más allá de los lazos familiares y empresariales. Como miembro activo de la Asociación de Residentes Bañosinos en Huánuco, contribuyó a fortalecer los lazos comunitarios y a preservar la herencia de su querido Baños.

Su trayectoria no solo se tejió en las aulas y los círculos culturales, sino también en el tejido empresarial de Huánuco. Al frente de su bar picantería «El eslabón perdido», ubicado en la cuadra cinco del jirón San Martín, demostró ser no solo un maestro de las letras sino también un emprendedor audaz. Su establecimiento no solo satisfizo apetitos, sino que se convirtió en un punto de encuentro donde las palabras fluían tan naturalmente como los sabores.

En el inolvidable recorrido de su vida, Abelino compartió amistad con el recordado periodista Marino Meza Rosales. Dos mentes inquietas que convergieron en la pasión por contar historias y preservar la esencia de Huánuco. Sus encuentros, seguramente, fueron una amalgama de risas, reflexiones y anécdotas que ahora reposan en el archivo intangible de la memoria local.

Su pluma abrazó la diversidad, explorando desde diccionarios hasta ensayos sobre el idioma quechua, el folclore y la narrativa andina. Graduado como docente en Historia y Geografía en la Universidad Hermilio Valdizán, dejó una impronta imborrable en la Zonal de Educación de Junín y de la Dirección Regional de Educación de Huánuco.

El maestro Chávez Dueñas, bilingüe y multicultural, comprendió la complejidad del alma andina al fusionar dos tradiciones culturales. Sus obras, como «El legendario Melchor Albornoz y otros personajes de la zona andina», son crónicas que dan vida a la historia, enriqueciendo con valentía las páginas de su amado Huánuco profundo.

Su amor por la lengua materna, el quechua, fue un himno que resonó en sus diccionarios como «Aku Yachakushun» y manuales como «Yachacuy Kichwata». Su contribución trascendió las páginas impresas y se materializó en la fundación del distrito de Pillco Marca y en el Diccionario Quechua – Castellano, Runashimi RImay Ashina. En los últimos años de su vida, fue miembro de la Academia Quechua Huánuco, dejando huellas en la concreción de proyectos que fortalecieron nuestra identidad cultural.

El 31 de enero de 2021, Abelino Chávez Dueñas partió hacia los cielos eternos, dejando un vacío que solo sus melodías y palabras pueden llenar. Sus restos descansan en paz en el cementerio Divino Descanso.

Hoy, al recordar al fecundo escritor y compositor, no solo honramos su memoria, sino que también renovamos el compromiso de preservar y difundir la riqueza cultural que Abelino Chávez Dueñas dedicó su vida a defender. En cada acorde, en cada verso, resuena la voz eterna de un hombre que vino de lo más profundo del Huánuco andino para regalarnos la joya inmarcesible de su invaluable legado.

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